sábado, 31 de diciembre de 2011

Fin de año

"Contigo me siento a salvo",

me susurra mi amor

y el inmenso mundo,

en primera línea de fuego,

parece detener su giro,

eterno e inviolable.



Asumo el reto de vivir,

tercamente, y el nuevo año

recién llega te nombra,

rumia su hastío

y yo, tan Ulises en Ogigia,

hago propósito de mejorar

en días venideros

porque nunca es tarde

y te extraño si me faltas.



Vivimos con miedo, aterrados,

con tu misiva a mi cita

tan diciembre,

y lanzo al aire mil preguntas

trastabillándome,

por estas calles que me recuerdan

a las que suelo habitar

últimamente.



"Me siento a salvo", dices

pasajera y urgente,

mientras pido que se aplaque la crisis,

que nos incendien los días

como naves ardiendo, renovadas y azules,

más allá de Orión.



Atónitamente abiertos

procuramos sonreir

a la ciudad que no quiere sonreirnos.

Y entonces, me apresuro despacio,

contigo, luciérnaga inquieta. Nunca es tarde.

viernes, 30 de diciembre de 2011

No todo está perdido

(18:15) En el café La Corte con tu sonrisa en mis sienes y cuidando mis palabras. Empiezo la lectura del Diario (Estados Unidos, 1946), de André Maurois, e Historias de cronopios y de famas, de Julio Cortázar. Del primero subrayo unas líneas de nieve que se atribuyen a Patton, y me resultan interesantes: "Si alguna vez os encontráis en situación muy apurada haced cualquier cosa, lo que se os ocurra. Cuanto más insensata sea vuestra decisión, mayor sorpresa causará sobre el enemigo, y la sorpresa es la que gana las batallas. Así, recordad este axioma: En el peligro, la acción". Y del segundo, una máxima perteneciente a "Manual de instrucciones", que da en mi vista, pacífica y obsesiva: "Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido". No todo está perdido me digo yo ahora en este año que termina, lleno de preguntas y respuestas, de nostalgias sin piedad. Sé que el futuro sigue siendo quedar para mañana. Y todo es decisivo. Recuerdo entonces unos versos del poeta: "Que se acabe la crisis, / república, salud y el amor de los tuyos, / mañana no será lo que Dios quiera, / este año es el nuestro y es valiente, / atreverse a nacer con la que está cayendo, / hoy me acuerdo de ti". Nunca es tarde para abrir las alas si me acuerdo de ti y remonto el vuelo.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Bienvenido, mundo

"Este mundo es absurdo, suele decirse. No. Este mundo es; no puede decirse otra cosa de él" (André Maurois).

El idioma

Si estoy aislado, solitario,
uno de mis trayectos preferidos
es el idioma.
Trato de estudiar frases de carrerilla
y el pensamiento avanza de palabra en palabra,
paso a paso, sílaba a sílaba;
y soy el dueño de un milímetro de universo.
Vivo adrede, y repito:
Soy Adán.
Abrazo el optimismo.
Leo a León Felipe o a Antonio Machado
como quien dice.
Te ofreceré Astillero, amor,
que estamos a viernes y, quien no corre, vuela.
¿Es este rostro mi rostro?
Sé que el café está servido
y diciembre te ama.
Que tengas un buen día.

Reconozco que a veces, de repente,
el idioma, coqueto y despectivo,
emerge del olvido
y se introduce sin permiso
en la corteza de mi asombro.
Soy viernes -susurro nervioso-.
Tu abrazo sé que es diciembre
y, quien no corre, te ama.
¿Es este rostro mi amor?
Te ofreceré a León Felipe
o a Antonio Machado
como quien vuela.
Estamos a Adán.
El optimismo está servido, y leo el café.
Que tengas un buen Astillero.

A menudo persigo perdido -y encontrado-
la realidad de las palabras.
La sintaxis es similar
a la de siempre,
pero el vocabulario
se llena de polvo y de sombra,
y se sale al jardín
a estirarse las piernas.
Sí. Es el idioma azul,
el idioma que se reitera
como un beso, el idioma
que permanece como una presencia
que se ata al clavo
ardiendo del recuerdo.
Apaguemos la luz,
entornemos los ojos
y procuremos repasar.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

lunes, 26 de diciembre de 2011

Miedo

Feroz e inhumano, el miedo intenta

controlarnos el futuro y la vida,

cada jazmín que nos atraviesa.

Y quiere distraernos, en esta sociedad

atomizada, borrar ciertos rostros y cuerpos,

cada promesa de una huida,

las veces que nos vestirá la madrugada,

cada instante de paz y su equilibrio.



El miedo nos desune, duerme en los portales.

Trata de marcar las sonrisas

al girar el rostro, cambia la tinta de los bolígrafos,

la piel que brilla con su luz de invierno

y nos rescata del temporal,

tanta espera,

la memoria y la pasión que tú y yo habitamos,

en qué orden aparece.



Y, ya sabes, iré a la calle,

ahora que nos queda todo por hacer,

pensando en ti, en nuestro regreso,

sin que el miedo malherido

me señale, me atenace,

me queme dentro del pecho.



El miedo no arderá de por vida

entre mis dudas. Hoy es siempre.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Pronóstico

Cuestión de barba: / ¿Tengo o no que afeitarme?. / Rostro intrigado.

Yo, tan Ulises, / borracho e invencible, / ya ves, te miro.

Pequeña y dulce / la mujer que me ame / me dará aire.

La vida es sueño / pero un sueño febril / que dura un punto.

Por el idioma, / no hay duda, sobrevives. / Sílaba a sílaba.

Los días pasan / y queda congelado / nuestro viaje.

Grita y recuerda / que aún no se hace noche / en tu sonrisa.

Tiemblas en mí, / ardiente supernova, / dulce y feroz.

Día de sol / que no quiere marcharse / hoy a su hora.

Y sin embargo / puede cambiar un cuerpo / un nombre triste.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Futuro

El insomnio araña el silencio, o al revés, qué sé yo. Me levanto tarde, como un gato intranquilo, y sigo trabajando en la revisión de un poemario (casi de madurez, quién me lo iba a decir). El tiempo ronronea y somos otros, pero más alegres como quien dice. Es absorvente tu ausencia, las sílabas que componen tu nombre, pero mi ánimo no quiere ser invierno, aunque este deshielo cambie la tinta de mi bolígrafo. En un rato me iré a la calle, a buscar el estrépito de un frío efervescente en medio de esta incertidumbre financiera. Siguen cerrando cafés, esta vez el Cibeles y, como en las puertas de Tanhauser, yo te busco sin demora. Hoy es siempre todavía, me digo, mientras miro la puerta que conduce al máster, cerrada por vacaciones, y vuelvo entonces cabizbajo, con el desierto en mi piel, hacia la sombra que es la tarde de esta nochebuena de sábado. La Facultad de Magisterio es la aurora esperando nuestro regreso, imagino. Quién pudiera estar allí, en mi isla, como Jack Shepard en la suya, pero hoy el diario no hablaba de nosotros, que diría Sabina. Si no se reconoce el mundo en nuestros pasos nada sabe de amor, ya te lo dije. Volveremos soñando labios y libélulas, más ciertos, más reales y menos solos. Al fin y al cabo, Facultad disparatada, sabes la verdad, toda la verdad, pero algo más que la verdad. Tú eres el libro que nunca terminaremos, el amor más civilizado, la piedra que se resbala al pie de la montaña o el paso mal dado en la escala de un balcón. Nada está escrito. No hay por qué cometer los mismos errores. Y te recuerdo, ventana hacia el futuro, camino nunca andado.


jueves, 22 de diciembre de 2011

Esperando tu llegada

Son días intensos en los que, a pesar del desánimo y al borde de la vida, me atrevo a soñar con el color de tu sonrisa que es herramienta de futuro. Lo cierto es que sin ti, ya ves qué disparatado, todo transcurre con prisas, invadido por un rayo de nostalgia. Contigo, el estrépito de la ciudad es mágico y desmadejado. Te despediste pidiendo disculpas por la partida. Estos días son largos y tu ausencia grazna como un glaciar partido, llenándolo todo. Te has ido un instante y, a veces, me siento como un Peter Pan que grita tu nombre al otro lado de la calle. Escribo un poema mientras te espero (ése que no incluiré en el poemario). Tarareo alguna vieja canción. Tus susurros han de regresar, se decía el cantautor. Solo es que me muero por verte en exceso y se va resquebrajando mi tristeza con los nervios previos a nuestro encuentro tan otro año. La vida consiste en eso. Porque sé que volverás de tu viaje para ahuyentar a los miedos y reproches, para decirme que te gusta mi optimismo y recojer el libro que aún te debo, tú, que me recuerdas quién he sido, a dónde quiero llegar. Tú, que me das tu ánimo, esencia indispensable. Porque todo va a ir bien. Qué diablos. No puede ser de otra forma. Seremos otros y más alegres, con tu llegada terapéutica. El invierno sigue suspendido en el aire, oculto en su espejismo mientras, con un verso anclado en mi sien, me acuerdo de ti, febril y deseada. En esas estamos.

Fecundidad

Hoy me siento bien, un Balzac; estoy terminando esta línea.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Café

El Universo, sin duda, es hembra, se decía el viejo Umbral, y pienso yo ahora. Me espera Carmen, una chica entre las chicas, cuyo idioma es la dicha y la razón. Primores de lo cotidiano. Charlamos de esto y de lo otro, de gravedades emocionantes y alabeadas mientras me invita a un café, y me acerco a la Ítaca ansiada, buscando bombillas que nos alumbren. Queda todo por hacer aunque el tiempo es una joya excesivamente escasa. Pero hay quien dice que no todo está perdido. Aquí todo tiene remedio, "al otro lado de las cosas", que diría Rilke. Menos mi originalidad -imagino a veces-. Y está bien que así sea. Comienza un invierno que ya no hiere si la ciudad bosteza escuchando nuestra charla, que está entre dos paciencias. Mil gracias, amiga. Hay una edad en que el Universo es hembra y uno quiere poseerlo antes de morirse. Nos vemos pronto para pagarte esa que aún te debo, mientras el mundo juega a olvidar y la paz nos espera, desnuda y desarmada.

Ítaca en el British Bar

Cualquier sitio puede ser un lugar remoto, puede convertirse en Ítaca: París, Barcelona, Astillero... ciudades de nuestros adentros que lo son, en nosotros, por ser quienes han sido. También viajar es recordar a veces. Que todo sea igual, en fin, tan diferente todo. Eso es Ítaca, que es la escritura escribiéndose a sí misma, que es el escritor escribiendo sus ganas de escribir, como yo pinto ahora mis ganas de pintar. Lo más hermoso es siempre lo más inesperado. (¿Haiku?) Con pasajeros / miro la ventanilla, / y viajo solo. Ítaca puede estar en el British Bar del que habló Julio Llamazares, que es donde uno quisiera estar, con su viejo reloj de pared que preside la barra y en el que, milagrosamente, las agujas y el tiempo discurren al revés. "En el cais do Sodré, en Lisboa, hay un viejo café en que el tiempo no solo se ha detenido, sino que corre al revés. Mirando el reloj loco de Lisboa, el tiempo se me va de entre las manos y el pensamiento, ese reloj sin dueño, me lleva siempre lejos de allí". Siempre lejos de allí. Uno siempre está lejos ¿Lejos de dónde? No sé qué decirte; tal vez lejos de uno mismo, de todas las cosas que fue y de las que no será ya nunca. O sí. O qué sé yo. Puede que Ítaca se encuentre en las cosas que crees más necesarias, aquellas que te centran / descentran: la risa de alguien, ver dormir a la mujer que uno ama o planear una huida con ella, el brindis por el instante mientras la tarde cae, tu presencia que vibra en mi pecho soñando mundos mejores, hablarle a las olas ruidosas, agitadas. Quizá la suerte nos acompañe y quizá encontremos Ítaca algún día, ya verás. O no. Quizá viaje ya con nosotros, como el Bar British en el que nunca estuve (y a veces me acompaña), arrancándole las manecillas al reloj que nos mece, con ojos de pijama y luz de faro.



lunes, 19 de diciembre de 2011

Tu ausencia

Las doce y media. El día empieza bien, persiguiendo la cruz del sur. Le mando un sms a X: "Voy camino del Milán, ¿qué tal la musa más hermosa del planeta?" A lo que ésta (porque es mujer, con su olor de jazmín y de diciembre) me responde: "¿Vas al Milán?". Entre las rendijas de su sms interpreto que este mundo es un disparate total de totalidad. Digo "total de totalidad" porque los piropos ya no son lo que antes eran. Ya no ennoblecen a uno. Yo sé que viniendo de un poeta / poetastro es bastante pobre decir "la más hermosa del planeta". Pero en fin, uno tiene que alimentar sus defectos. No querría llegar a ser perfecto. No puedo por menos que empobrecer mis piropos para tener opciones subliminalmente. O quizá no. Lo dijo un positivista inglés, en el XIX: "Ser sentimental es asegurarse el éxito". Aunque no estoy muy seguro. Pero está bien, pudiera haber dicho: "Tu piel, luna creciente, brilla como lengua de glaciares, alumbrando la tarde de borrascas". O qué sé yo. Luego empiezo a divagar lo que soy. Yo soy el que se abre cada mañana, en un café estrecho, a parir una vida. No una vida cada día, sino siempre la misma. Yo soy el que hace balance de lo pendiente. Yo, con jazmín de olvido, ausencia que hiela, salgo al fin del café, ya muy tarde, habiendo vivido mucho, todos los días lo mismo, esa senda tuya que sabe a futuro. Yo, lleno de palpitaciones y de sueños. Literatura o vida. Es lo mismo. Vivo el día que pasa, el día que me pasa, vivo lo que me pasa, como un Baudelaire en pijama. Para terminar la jornada, mientras pienso con terquedad en los besos que aún debo, improviso, surgido quién sabe de dónde, un futuro sms para X: "Voy camino del Milán, ninfa de no sé qué mitología. No es que el mundo no tenga sentido con el desmayo de tu ausencia, sino que el sentido no tiene mundo".

domingo, 18 de diciembre de 2011

sábado, 17 de diciembre de 2011

Oxímoron

En este día en que mi memoria / pupila trae un pensamiento camuflado, nocturno o diurno; en este día profundamente dormido y mudo, al pie del espejismo, como si el mundo se hubiese parado en su tráfico implacable, como si se hubiera parado su tráfico, me viene una imagen próxima y pacífica, como inventada, soñada o creada / recreada: la supernova. Quizá con disfraz luminoso se pueden colar sinónimos de casi todo: verdad, rumor, transparencia. Quizá el futuro es quedar para mañana (lo que me salva "al otro lado de las cosas", que diría Rilke). Es la supernova de entonces, una de las que hablé en este diario, que viene de un mundo joven y da en mi vista, galaxia en espiral donde se rompe el espejo de las horas, que han sabido esperar en todas las esquinas. Una luz sigilosa, larga igual que lo perdido, forma parte de mí. Dichosa tú, supernova, que conservas razones para cuidar tu claridad en estos días convulsos, esos en los que cae la nieve. Yo sé que tu luz es uno de los míos y arde en mi pecho. "Yo, bebedor de Whisky, en tu beso conozco la ginebra", se dijo el poeta. Sé que las cosas van a ir bien (como siempre van) pues hay inviernos cálidos y oscuridades claras, por hacer el oxímoron. Nunca será tarde si hay un sol a la puerta de mi noche.

viernes, 16 de diciembre de 2011

La calma que vendrá

Este café en el que escribo. Yo, que siempre he sido dado a la dejadez, soy irracionalmente fiel a este café urgente, Imperio que siempre impera, para trabajar mis escritos, para leer, para estar conmigo en los adentros de mi vida. Salgo después a la calle con mi exilio voluntario, con el reloj adelantado, y el tiempo no me deja tiempo para poner el tiempo a tiempo, por decirlo con el autor. La lluvia ha llenado la ciudad. La ciudad, sí, está llena de lluvia. Pasear por la ciudad, en la mañana de diciembre, femenina y solemne, fresca y cálida -parece increíble-, invadido por el pirata del viento. Tengo una soledad razonable. Más razonable que yo, diría. De momento, sigo a tu recuerdo que es una miríada de luciérnagas, que ya no me huye, lo observo cuando se para a recordar recuerdos de futuro y, cuando camina, voy tras él. Digamos que las vidas no giran alrededor de una obsesión, sino de dos. Lo dice Umbral y aunque no lo dijera. Tu recuerdo en mi sien me salva las distancias. Me vienen entonces unos versos de don Luis García Montero: "Hace falta ser lluvia, / caer en los tejados y en las calles, / caer hasta que el aire ponga / ojos de cocodrilo / mientras muerde la tierra igual que una manzana, / caer sobre la tinta del periódico / y caer sobre ti / que no llevas paraguas, / que te llamas María y Almudena, / que piensas como abril / en hojas limpias bajo el sol de mayo". Abrígate, mi amor -allá donde estés-, no cojas frío. Ya sabes que a veces una piel cubre mis dudas. Después de la tormenta vendrá la calma. Y en ella nos encontraremos.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Supernova

Supe de tu existencia
mi ardiente supernova
en este otoño tan invierno,
mientras tú vestida de noche
me traías luz de faro
y de escaparate.

Pienso en ti, hecha horizonte,
mientras regreso a las calles
distraído, y vibras en mi pecho.
Somos Adán y Eva expulsados
del Edén y el espejismo.
Busco tu llama en cada zarza
que vence a la curva del olvido
y me salva del naufragio.

Apareciste, pequeña y somnolienta,
como luciérnaga inquieta
en estos días de hecatombe financiera,
en estos días en que los locos
buscan cartas de amor
en buzones distraídos.

No sé qué decirte.
El viaje nunca acaba.
Soy parte de tu ciudad
como soy el hombre que te busca,
porque nunca es tarde,
porque al llegar tú llegaron los refuerzos
y somos otros, pero no peores.

Supe de tu existencia
y cubrías mi futuro,
febril y deseada.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Sueños de un hombre

Días de ser hombre despierto de las doce y cuarto de la mañana (un medio ser de Ernesto Sabato o de Galeano). Días de ser hombre despierto, de obstinarse en vivir, de mi sentido y tu sensiblidad olvidadiza y prudente. Hoy, miércoles, escribo en La Corte, mientras diciembre ahuyenta las palabras frías del invierno, que no ha llegado, y el eje de mi narración es lírica como siempre acostumbra a ser. Son horas en que todo sabe a una hermosa muchacha que pasa tras la cristalera y se callan los soles. Días de pupila abierta y nuevas amistades. Días de senda y de futuro, de estrépito de andamios, de políticos que se ausentan, de un desastroso sistema financiero. Ser dos hombres en uno. El que escribe y el que siente. Entre sentir y expresar, ya lo sé, hay un abismo. Me consuelan tus veintitrés que están llenos de palabras (aunque tú no lo sepas). Me consuela la literatura. Me consuela cualquier charla que esté entre dos paciencias (no hay distancias). La verdad es que de hombre despierto (Sabato / Galeano) se está bien. Llego a casa con unos versos en la cabeza: "Puede oírse el amor junto a tu cuello. / La ciudad sumergida nos espera". Es tiempo de soñar y de cartas repartidas.

La palabra convulsa

Días de sueño en la cabeza, en este tiempo
que camina por las calles y neones
y adquiere otra luz distinta.
Yo te espero sabiendo que estoy vivo
y llegarás resplandeciente, abierta,
como una supernova.

Me apresuro despacio a tus pupilas
como un ala en vuelo, vuelvo a ti,
a veces me da por pensar
que soy el hombre que canta y te enamora
en esa aula-cueva involuntaria.

Ahora me viene tu nombre mismamente
y esta tarde en su sitio tan nosotros,
tan tú y yo soñando algún diciembre
me recuerda aquello que es vivir.

Difícil es tejer buenos poemas
pues somos una fila de huracanes
esperando el alba a lo Cernuda,
con la belleza primeriza de Rilke.

Sueño o no sueño. El mundo no es tan mundo
como parece, si te encuentras lejos.
Tu voz me dice que aún no es tarde.
No hay que buscar ya más. Por fin te encuentro.

martes, 13 de diciembre de 2011

Toda la vida es ahora

Toda la vida es ahora,
no mires pasar los días
como quien resiste heladas y dudas
del planeta que siempre habitas.
Basta de tristezas,
de criados desleales,
de ventanas alejándose
y heridas luminosas.

Toda la vida es ahora
cuando tu piel brilla
y el futuro se desliza
en el relámpago de tu risa.
Buscándote.

Toda la vida es ahora
a sabiendas
de que al borde del olvido
está el balcón, galaxia en espiral
donde todos los amantes
gritaron la ronquera de sus nombres.

Adoro tu rostro, y regresas
con la esperanza puesta
tan dulce, ferozmente
porque apareces en todos los planes,
porque todo en ti
encuentra un horizonte.

La gente, ya te lo dije,
nada sabe de amor
si no se reconoce en nuestros pasos,
camino nunca andado.

Nada está escrito.
Al fin y al cabo,
toda la vida es ahora.

Y, aunque el mundo se agriete,
todo empieza en ti. En tu regreso.

lunes, 12 de diciembre de 2011

V ó F

Salgo del exámen y a mí me llueve más que al resto, más incluso que a Verlaine (aunque no lo parezca). Al menos charlar con mis compañeras me da un poco de aliento vivo a los pulmones. V, F, V, F, el conductismo es lo mío. Digamos que las veinte primeras preguntas las puede uno tener bien. O no. O qué sé yo. El problema está en que a veces, ciertas veces, uno está asustado. Estar vivo quizá sea eso, estar asustado. Los miedos no son terribles. Lo malo es que el miedo a veces nos paraliza, nos impide tomar decisiones, participar de la realidad que vivimos y no eludir la responsabilidad que nos toca a la hora de transformarla. Eso es lo que me llevó a ser reservón (para mí una selva inexplorada), a dejar unas cuantas preguntas en blanco (tomado por el viento). Estos días uno está triste y urgente. No me gusta vivir con prisas. A veces lo hablo con mi entorno. Últimamente ando algo perdido, como decía el cantautor. Uno se mira hacia adentro y nunca se encuentra el alma ni nada que lo valga. Días de prisa en la cabeza. La gente vive anclada en su urgencia. Pero yo no. Yo no quiero las prisas. No son buenas cuerpo adentro. Escribo esto sobre el agua o sobre la arena, aunque estos días hay un Miguel Ángel Gómez que surge de las prisas, como digo / decía, con su miedo y su diciembre terco  entre la sienes (ése que será tuyo y mío). Llego a casa y me quedo haciendo balance entre mí mismo. Prisa o no prisa. Vendrán tiempos mejores, lo sé, y me traerán tus palabras que me salvan del naufragio, destellos de felicidad que se cruzarán por mi camino. Y me reconciliarán con el mundo. Como esta tarde.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Acuérdate de nosotros

A X, que incendia mi remedio con certezas.

En este diciembre, esta memoria sin duda

como casi siempre que te espero.

Los nervios de empezar un amor

que encharcan los pulmones,

y echarte de menos.



Esta memoria sensorial,

cámara fotográfica

que captura tu sonrisa

a través de mis sentidos.

En medio de esta crisis financiera

de repente pienso en ti

y la información es una promesa,

un balcón en lo alto

sin oscuras golondrinas,

un escaparate que refleja fiel

al hombre que te busca,

que soy yo.



El tiempo pasa y somos otros

habitando otros cuerpos,

pero no peores.



Somos quienes somos,

esta memoria conocida,

azul como un glaciar

que trae noticias de tu regreso,

mientras te digo que aquí estoy

para darte besos y rumbos nuevos,

reforzadores y conductas,

mi cruz del sur.



Ven. Acuérdate de nosotros.

Y vístete de horizonte. Lo mejor está por venir. Este

diciembre será tuyo y mío. Pues vivimos.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Tu regreso

En este invierno tan primavera te dejo como herencia mis versos, tu sonrisa que atraviesa nieblas y distancias y llega hasta mis sienes para amarme despacio. Por una vez recordemos las luciérnagas de mi frente y vistámonos de copas en la madrugada. El rostro de un hombre solitario contempla la promesa de tu encuentro, muchacha difícil. Vente, nunca es tarde aunque pesen los fracasos. Leo esto en La utopía skinneriana, de José Luis Prieto, y las palabras me traen tu nombre indefinido: "Cuando a un elemento concreto de conducta le sigue determinada consecuencia, es más probable que ocurra de nuevo, y una consecuencia que tiene el efecto de renovar esa conducta de que hablamos se denomina un reforzador". Vámonos, pequeña criatura, aún no es tarde. Cacemos nuestras almas como Nabokov cazaba mariposas. Nada está escrito, no hay por qué cometer los mismos errores. Obviamente estamos vivos, y seguimos sin brújula. Tú, reforzador en mi conducta. Yo, tan Ulises esperando oír tu canto, y este invierno tan primavera con la luz quemando las calles, como digo, que me llena de sueños y tareas. Yo la quise, y a veces ella también me quiso, se decía Neruda. Y todo empieza en ti. En tu regreso.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

La ráfaga en la que anido

Una ráfaga de futuro ha pasado por mi cuarto, y uno, ya, en cierto modo, vive de ráfagas. Sé que hay que creer en lo que uno va haciendo, tener fe en sí mismo, y en ese sentido creo que mis poemas (esos que no han visto aún la luz) cada vez se parecen más a mis poemas. Sigo con mis paraísos cotidianos, enfrentándome a lo vivido, o a nuevas ideas, historias, fantasmas que a uno le persiguen (no sé ya si son ocho o nueve). Continúo pensando en voz baja en el eco de tu piel, en tu sonrisa que trasciende, y no hace mal a nadie. Uno es tremendamente afortunado. La poesía eres tú. Escribo sobre todo lo que me emociona. Tengo alguna que otra inquietud y tu fragilidad que es tiempo ganado. No sé si se canta a lo que se ignora, yo canto, con mi equipaje abierto, a cuanto me rodea, a lo que me mira sin verme para que no se quede el sueño congelado. Empezamos nuevo libro y, faltaría más, está lleno de interrogantes. Os dejo uno de mis descartes, un boceto-homenaje a García Lorca, que se titula El crimen (espero que os guste).

EL CRIMEN
Duro crimen
letal y desvariante,
la inspiración.
Ha de cogerme trabajando
bajo el reloj de la mañana,
con esa luz que mata: Quieto ahí,
dice erguida e impasible.
Ha de asaltarme
de rodillas y por la espalda
como aquel escuadrón de sombras
al granadino
que fue valiente.
Duro crimen,
la inspiración.
Ha de nutrir mis ojos
y convocar al duende,
rapto que repta entre mis sienes.
Para vivir sin verme.


martes, 6 de diciembre de 2011

Te eché de menos

Te eché de menos

rezumando urgencia

y oscuras golondrinas.

Hoy amanecí febril

y sin ganas de amanecer.

Pero recordé con este corazón

y con las cosas buenas

que soy un privilegiado.

Vivimos tiempos difíciles y,

para quien no lo sepa,

esbozar una sonrisa

es suficiente para abandonar

al fracaso rocambolesco.



Te eché de menos y, ya ves,

mis ojos brillaron

con el calor de tu sms,

y el mundo era mundo,

un rumor de palabras prudentes.



Ahora traigo ideas nuevas,

un cúmulo de sensaciones

por asimilar,

el contexto de lo vivido

que me dice cuáles son las deudas

que silban por mis venas.



Te eché de menos muchas veces mucho

y, al cerrar los párpados,

yo quería ser yo, que diría

el poeta granadino García Lorca.



El ser humano es poliédrico

y nada sabe de amor

si no se reconoce en nuestros pasos,

ya te lo dije.

Creo en un mundo mejor, e inevitable.

¿Y para qué mentirnos? Creo en ti. En esas ando.

Duermes

lunes, 5 de diciembre de 2011

En otro amor

No es conveniente olvidarse de la lectura a la hora de comprender los nuevos caminos. Está visto que es difícil dejar de escribir, como lo es dejar de soñar despierto o de creer en la utopía. Pero en esas estamos. Leo, al despertarme, una frase de Gregorio Marañón que me acompaña el resto del día: "Todo hombre lleva en la sangre un fantasma de mujer, y viceversa". Se lo comento a mi amiga X, y ésta me responde: "¿Pero a ti qué más te da si tienes ocho o nueve novias?". Y es la primera noticia que tengo. Que yo sepa no tengo ninguna. En fin, toquemos madera. Pero de igual forma, quitándole importancia, ¿es grato tener ocho o nueve fantasmas pululando alrededor de uno, entre el extraño bullicio de la gente? Muy sano no debe de ser. Yo imagino que solo tengo uno debajo de mi piel que vuelve con eco, y solo yo lo sé. Pero es costumbre que, últimamente, la gente me adjudique novias y más novias, y es gracioso. Uno no es de tener novias, solo es de estar a lo suyo, de ser prudente y de pedir muy pocas cosas, como Pessoa: café o risas, simplemente. En ese sentido soy bastante rico, en sonrisas y café. Y seguiré siéndolo. Continúo sin trabajar en mi charla sobre La Celestina. La tengo hecha en mi mente, y eso me basta. Sé lo que voy a decir, cómo voy a empezar y a terminar. Sé qué cosas contaré (las que no se cuentan). Y sé de quién no voy a hablar. No hablaré ni de Pármeno, ni de Sempronio, ni de Celestina, ni de Pleberio, ni de Areúsa, ni de Elicia, ni de Lucrecia, ni de Alisa, ni de Tristán, ni de Sosia, ni de Centurio. Solo hablaré de Calisto o de Melibea que, ya por sí solos, abarcan muchas cosas. También de García Montero. Tras meditar sobre esto, escribo un poema de poeta maldito (oscuro), y charlo con Lorena y con mi nostalgia por verla. Solo ella parece hablar en mi idioma, tener proximidad. Para finalizar este día posiblemente hermoso me quedo con una frase de Lorca: "Quise llegar a donde / llegaron los buenos". Ya ves, me atrevo a soñar y a sonreír. Nunca es tarde.

jueves, 1 de diciembre de 2011

La cena

Soy las diez y media de la mañana y amanezco con nuevas ideas para mi futuro libro sobre Lorca y los poetas malditos. Se me ha ocurrido rescatar un posible título del pasado para entender la nostalgia definitiva. Será, provisionalmente, Poeta en Astillero. Con guiño a Federico incluido trataría también de autodestruir (de forma pacífica) algunos de los pasos perdidos que allí quedaron, darles la grandiosidad poética que merecen. Sigo necesitando charlar con alguien sobre Lorca. Quiero decir, en Fantasmas hospitalarios entran habitualmente (viven y se desviven) 70 personas, pero ninguna de ellas se digna últimamente a tomar café compartido cuando estamos más despiertos, a contarme un poco de su mañana. Aunque yo, como el cantante de Estopa, siempre dejo un espacio para la esperanza. Llego a mi destino y tomo algunas anotaciones en una mesa sin horas en el café del "Ayre Hotel Oviedo". Me viene a la mente la cena del Máster. Sé que somos pocos en Lengua y Literatura. Pero respeten mi insistencia. Mientras haya una única persona (de todas, que son muy agradables) para mí sería suficiente para no tener que hablar a solas con mi alma. Que está bien. Pero a veces, ciertas veces, viene bien hablar con otras pupilas gemelas y otras soledades, de lo bueno, de lo malo, de lo que va llegando. No es tan grave el olvido. Tengo un poco descuidada mi charla sobre La Celestina, uno no tiene tiempo para todo. Me entero después de que Galeano es uno de los candidatos al "Premio Cervantes" y a uno se le queda prendida por unos momentos una sonrisa en el rostro mientras continúa pensando en la utopía. Hablando de utopías, me llega un sms de N: "¿Cómo estás, pequeño saltamontes?". Y me recuerda: "Aún te debo una cerveza, lo sé. Para eso están los superpuentes, ¿no?" Y uno, que ha dejado de ser Clint Eastwood hace tiempo, le contesta con belleza humana, un pronto nos veremos y otras pamplinas por el estilo. Para concluir el día le dedico un haiku, pero a A., que aquí se queda. Hay voces misteriosas que son una forma de deseo: "Abro el almario: / elijo tu sonrisa, / tu voz de aula".

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Canción del zapatero

Córtame esta nieve.
Tus besos valen más que tu frontera.

Escucha.
Cuando la noche incómoda te abrace
envíame en un sobre
tu sonrisa de cisne
desnuda y respetable,
el práctico recuerdo en primera persona,
tu tímido perfume
que resiste al embate de la helada,
la vieja luna
que es un remanso
y nunca se deshace.
Hazlo así.

Es difícil no sentirse zapatero.
Yo los remiendo.

Porque hay amor
incluso más allá de nuestra vida,
y sé que puedo hablarte.

Tus besos valen más que tu frontera.
Córtame esta nieve.

martes, 29 de noviembre de 2011

Ítaca

Si encontráramos Ítaca

tal vez el mundo sería más justo,

detendría su tráfico implacable

y coincidiríamos en decir

que hay tantos sueños

subyugados a nuestras sienes,

como promesas ciertas.

El sol sería el de los días mejores,

no habría viento caprichoso

y la luna se afilaría con versos

prendidos en la madeja de tu pelo.



Si fuéramos a Ítaca, en nuestra huida,

no necesitaríamos

mirar por los barrotes del aula

con mirada a la deriva

a los restos del naufragio.

Habría rumor de Lorca o de Quevedo

y subiríamos dos veces

a la misma noche

más allá de la vida.

Y te conformarías entonces

con el brillar del relámpago

que alumbraría nuestros rostros

como luciérnagas en tu pecho.



Quizá viajemos a Ítaca, algún día,

con la maleta a medio hacer,

tú dormirás en el asiento del copiloto

con tus sábanas de luz,

y aterrizaremos ilesos

con aliento nuevo y renovado.



Sé que iremos a Ítaca

con tu risa que es pasaporte y visado.

No quisiera que me amases

con el desconocimiento

de la selva inexplorada

ni que mi sombra se abrigue mecida

por el bienestar de tu llama.

Solo quiero que me acompañes un rato

para escuchar el latir de las horas.

Iremos algún día a Ítaca. Algún día.

79

Tu risa es pasaporte y visado.

sábado, 26 de noviembre de 2011

No sé qué decirte

Día luminoso y desordenado en Gijón. Como mi estado de ánimo. Hablo con el mar y escucho el viento que siempre tiene algo que decir. Escribo luego en el café habitual. Me entretengo primero con el autor de El paciente inglés, Michael Ondaatje, y sus poemas. El éxito cinematográfico de su novela contribuyó, al parecer, a difundir el resto de su obra (en ella su poesía adquiere un peso fundamental). Subrayo esto: "Porque en vela pasaste largas noches, / cuidando mi salud, que no la merecía: / por tu mano, la más acogedora / que en la tierra escabrosa fue mi guía". O esto otro: "Siempre había una trampa imprevista / con lo que el maestro derrotaba / al alumno que lo desafiara". E imagino que en ello estamos. Sigo después dándole vueltas a La Celestina. Trataremos de explicar en clase su frescura literaria que no acaba de envejecer, y llega a nuestros días. Hay tantos Calistos y Melibeas como historias en las calles, pero no todas son trágicas. Nada está escrito. La Celestina (también Tragicomedia de Calisto y Melibea) aúna un claro realismo que hay que llevar hacia los ojos más modernos. Y de eso, fundamentalmente, charlaré en mi espacio. Más allá de epígrafes y guiones (que están muy bien) daré siempre prioridad al valor de la palabra y a la capacidad reflexiva. Yo creo que en eso se basa casi todo. Antes de cerrar el libro, me acuerdo de ti que todo lo salvas y de tus palabras, soñadas o imaginadas. Todos llevamos, como te digo, un Calisto dentro: "Si no ha sido un sueño puedes considerarte afortunado. ¿Lo soñé o no? ¿Ocurrió de verdad o lo he imaginado?" No sé qué decirte. En cualquier caso, quieta ahí, es un atraco: Tus labios o la vida.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Decisiones difíciles

El viaje persiguiendo al sueño es lo que da verdadero valor al sueño. Me levanto tarde recapacitando sobre la clase que tengo que dar de La Celestina, y la reescritura teatral que hizo (no hace tanto) el poeta granadino Luis García Montero. Debes sintetizar, me dicen mis amigos. Sigo empeñado en darle carácter poético a mis clases, que el joven alumnado recapacite y tome conciencia. Que sepa que no todo está perdido sino todo por hacer. Nada está escrito, la historia no termina. Reúno mis notas. Les doy mil vueltas. Quizá sea una buena analgesia escribir estas confesiones. Qué sé yo. El sol amable y su luz queman mis sienes. Luego llego al café y, envuelto en las noticias de la mañana, observo a los estudiantes de Santiago de Chile exigir sus derechos y luchar contra las sombras mientras nosotros, desde aquí, exigimos los nuestros que tiemblan en mi pecho. Me pongo manos a la obra con mi nuevo proyecto de poemario, es una apuesta personal arriesgada, una decisión difícil. Quisiera trabajar por completo la obra de Lorca: su poesía, su teatro, y aquella de algunos de los escritores malditos de la literatura universal. Seguiré fiel el libro Lorca, poeta maldito, de Francisco Umbral, que me dará sugerencias y me orientará como Estrella Polar. "El poeta maldito", dice, "es un desarraigado, un desclasado, un ser que sufre complejo de destrucción, y hace de ese complejo y esa autodestrucción su obra de arte". Aunque me autodestruyan un poco las dudas y los sueños con voluntad voraz me sé un privilegiado. Hoy es siempre todavía y pensaré en ti que estás como una dalia en el arcén. Voy a tu encuentro. Estamos vivos.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El asceta febril viaja a Nueva York

1
Es Nueva York
altura de edificio,
calor de asfalto.


2
¡Puente de Brooklyn!
Él me sujeta a Whitman,
a la utopía.


3
Cientos de cuerpos
de izquierda a derecha
abren el tiempo.


4
Ella me viste
y yo la visto a ella.
Verso ligero.


5
Tras de su perro
pasea una muchacha
por cortesía.


6
Tren subterráneo.
Arriba brotan ríos
de mi locura.


7
Me siento átomo
agitándome en masa
al horizonte.

martes, 22 de noviembre de 2011

Aún es martes

Aún es martes cuando parece invierno

y, día abajo, también llueve,

y el frío nos rasga la cara

en la ciudad que siempre habitamos.

Perdona mi ausencia.

Pero uno, que se embriaga sin haber bebido,

ha quedado con Montero y Margarit

para pensar en tu espejismo.



Aún es martes, testigo

de los sueños que hablan alto,

desdibujadamente,

que dicen que estás viva, que nunca es tarde

porque el mundo, mi mundo

anida en tu sonrisa que me sé de memoria,

la llevo a lomos

por charcos sucios

y bailes lejanos.



Sé que no encapsulo ni comprimo

lo que digo, ya lo sabes.

Será porque espero un motivo

para que alces tu voz que es baja y joven

con alguna excusa equívoca

sobre los hombros.



Aún es martes con alas de ave

mientras como Teófilo

vendo mi alma al diablo

para volver hacia ti,

a tus mariposas que laten en mi nuca

y me traen el primer abrazo

y entonces, bajo al día como te digo,

y abro la puerta de tus ojos

y recuerdo qué debe ser vivir.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Sísifo

Lo confieso. Nunca me gustaron las despedidas, y no me despido. Pero como Sísifo en un futuro perfecto sí abandono mi piedra al pie de la montaña. Mientras cruzo la ciudad observo el horizonte. El recuerdo ronronea como un gato entre mis sienes. El sol, que es amable, me comprende, y los transeúntes pasan con urgencias. No te voy a mentir. La utopía se encuentra a un puñado de pasos (no solo yo lo veo) y uno no logra alcanzarla. Mas camino sin pasos dudosos que es bastante. Vuelvo a ser feliz charlando sin sintetizar en clase (uno nunca aprende), con cada sms de mi amiga A. (me gustan mucho, ella teje siempre conversaciones frágiles, necesarias para el invierno, y compartimos referentes), o con una sonrisa que encierra todas las sonrisas. El horizonte del que hablo sabe a Paraíso Perdido y a versos de Neruda. Porque aún queda todo por hacer. Despliego las velas de mi barco y mis versos son el mástil de proa que luchará con el ir y venir de las olas. Buscaremos otro mundo posible y quizá más justo; o simplemente tus ojos un sábado de mañana, que me trae certezas.

78

El futuro abre la cancela y deshace el espejimo.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Puro invierno

Así que el invierno

era esto.

Despertarse sin pegar ojo

con un suave sobresalto,

con mis ganas de levantarte el ánimo,

de saltar los charcos

y sortear a la serpiente

que rompe la mañana.



A veces, ya te lo dije,

no dejo de ser el peor hombre.

Todos tenemos algún error maldito,

aquel del que huyen supernovas,

palabras de afecto nunca dichas,

risas congeladas, la charla

que nos salva del naufragio.



Así que el invierno era esto,

la angustia de escarcha

que anida en el pecho,

salir sin abrigo

con todos los errores del mundo

entre mis sienes,

como buscando a lo lejos un consuelo,

la calma para escribirte

el poema que aún no te he escrito,

un taxi vacío quizá.



No sé qué decirte

en este invierno inmisericorde.

Nadie recuerda uno tan frío como éste,

lo decia el poeta.

Así que callo,

insomne y asustado,

con el frío que entumece mis párpados

en este domingo de elecciones y de rumbos.

Y así, pendiente de partes meteorológicos,

busco la estrella de los vencidos

y tu futuro.

Todo empieza y acaba en ti.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Cambio de rumbo

Últimamente siempre llego tarde a las citas y al Centro de la Tierra. Es la entrega del I Concurso literario de Universidad de Oviedo. Entre los galardonados mi colega José Luis Sevillano. "Llegaré tarde", dije desde Mieres jodido y ausente. "Tranquilo, no pasa nada". Descarto las alacenas de la rabia tras verle unos minutos y sigo con los planes del día. Leeré, escribiré la historia de tu risa, pensaré en tus ojos de antes, donde me resguardo. Tu ausencia duele y me agrieta la piel, mientras intento vencer al abismo de la expresión y el sentimiento. Pero es muy difícil. Diría que me encanta tu voz al otro lado del celular, Noelia, tu tranquilidad en este mundo ancho y ajeno. Yo te daré pájaros si es necesario. También diría que me encantan tus consejos incitantes, Marcelo, la fragilidad de nuestras conversaciones desatadas (aunque tú no lo sepas). Sé que es conveniente otra vuelta de tuerca y un cambio de rumbo, de convicciones guerrilleras. Y en ello estamos. "Me cuestan muchas cosas, pero no me cuesta decir la verdad", te digo. No me cuesta decir en serio que me sé privilegiado. No me cuesta decir que me sé vivo al tener en mi entorno a Ángela, radiante y oportuna. Y si no te gusta, amigo lector, este blog a dentelladas, entra en Tu cita de los martes, de Javier Cánaves. Es muy bueno.



jueves, 17 de noviembre de 2011

Ya ves

Vuelvo de mi isla y me siento vivo

¿Quién soy?

¿Quién seré?

¿Quién debiera ser?

Tus ojos me salvaron del olvido

y me vistieron de futuro.

Ya ves.

Entiendo tus palabras, tus soles y mis soles,

aunque me extienda.

Te dije que no sé sintetizar, que no soy el mejor hombre,

pero todo es posible en cualquier tarde

plateada como Lorca.

Ya ves,

he escrito tu nombre en mi pupitre,

unos pocos versos a medias

con Pere Gimferrer:

"Yo quisiera un revólver,

escuchar a mi sangre

y no morir de miedo".

Ya ves,

quisiera un revólver, tus labios o la vida,

echar la vista atrás

y hacer balance de tu risa.

Ya ves.

Estar vivo, supongo, es tener miedo,

también fijarme en tu Cruz del Sur

sorteando al olvido,

sostenerle, desnudo y desarmado,

la mirada a las dudas

a sabiendas de que el abismo

es mi garganta que te busca,

entre sentir y expresar.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Votaré al PCM

Me encuentro alborotado a mi amigo X quien me pregunta sin ningún reparo a quién voy a votar. Y, por supuesto, me encanta. "Votaré al PCM", le digo yo. "¿Al PCM?". "Sí, al Pan Con Manteca", le respondo. "Yo pienso que es el mejor de los partidos posibles". Me cava por dentro con su mirada y se larga como si nada. A veces tienden a malinterpretar mis bromas. Y yo lo entiendo. Llego a Oviedo y me hago con Bestiario, de Julio Cortázar, por dos euros (aunque para mí no tiene precio). Me gustaría resguardarme en el relato y la novela para mantenerme a flote, ahora que tengo varios poemarios acabados. No hay que abusar. Luego me entretengo releyendo el Diario póstumo de Ramón Gómez de La Serna e intento buscar alguna greguería que hable de arte y que me sirva para el trabajo de mañana. Lo encuentro. Pero os dejo otro que me entusiasma: "El viento es torpe: no sabe cerrar una puerta". Saco en préstamo Welcome, la película de Philippe Lioret. Ya tengo ganas de ver cine francés. Doy un paseo por Uría antes de desquiciarme con la canción de autor y la poesía. Entonces uno se pregunta por qué no sabe sintetizar, y está jodido. Sé charlar y mirarme al espejo de cantautores y poetas. Pero no sé exponer ni podar las palabras que me salen. ¿Cómo podré mantener la boca cerrada tras diez minutos? Qué sé yo. Llego a casa muerto pensando en ti, que te llamas Patricia o Alejandra, y piensas como el viento en cerrar todas las puertas.

martes, 15 de noviembre de 2011

Lienzo y tacto

Desde el hombre que soy a veces me da por pensar en el amor. Últimamente hablo mucho del tema con mi entorno, que me pide consejo (pero no hacen caso). "Uno se pregunta si el amor tendrá edad, si el tiempo será implacable como los espejos", decía la poeta nicaragüense Gioconda Belli. Yo sé que no. ¿Qué pasa en mi interior? Continúo, trabajosamente, con mi charla para Complementos de Formación que tratará sobre la canción de autor y la poesía. Van unidas, desde mi humilde punto de vista, necesariamente. Llevará por título: Un poema no es una canción pero su orden se escribe con la voz de las palabras. Haré un recorrido por la trayectoria de Ismael Serrano, la del poeta granadino Luis García Montero, y hablaré de la utopía, si da tiempo. Pero es otra historia. Hoy fue el turno de algunas de mis compañeras y compañeros, y uno se sintió privilegiado. Me viene ahora el asedio de alguna frase y autores con eco. Ángel González, Horacio, Garcilaso, Joaquín Sabina, entre otros. Se habló de literatura y cine, Los Simpsons, Brian de Palma, pintura, fotografía. Pasión. Conocimiento. Entrega. Convicciones. "Poesía y fotografía comparten brevedad, potencia de imágenes, intensidad", dice mi amiga Ángela, y a mí me devuelve por un momento al viejo y leal Café La Corte, con su cristalera por la que veo desfilar transeúntes con prisas, camino de algún rumbo indiferente, pero quedan congelados en mi retina. "Solo soy cuando estoy en La Corte o entre tus brazos", escribí hace tiempo. Hoy me levanté reflexionando sobre el amor, como digo. Hay días en que el amor viaja en mí como sombra desquiciada. Pero también viajan las palabras y los pensamientos. Todos debiéramos ser aceptados, conocer las cuevas secretas y futuros perfectos. Reniego de las palabras sombrías, de las exposiciones irreprochables en estos tiempos convulsos. Escucho tus pasos en la distancia, y te convoco. Sé que eres tú y pronto brindaremos en un atardecer perfecto. A veces -me digo rebelde- me gusta ser testigo de mi vida impropia.


lunes, 14 de noviembre de 2011

Saberse vivo

Creo en la magia
Creo en los espectros
Creo en la serpiente
Creo en Ogigia
Creo en Bécquer
Creo en Supernovas
Creo en Galeano
Creo en Casandra
Creo en tus carcajadas
Creo en la Utopía
Creo en el Sur
Creo en los ultracuerpos
Creo en Dylan
Creo en las puertas de Tanhauser
Creo en el Paraíso
Creo en Gershwin
Creo en Madrid
Creo en las razones del viajero
Y todo se vuelve verdad.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Llámame

Ayer a las diez de la noche, de repente, reflexioné sobre mi encuentro con X. "Buenos días, bella durmiente".  "Hoy sí que te he visto". Y yo la miro encantado. Y ella me sonríe. Hubo un deslumbramiento que dejó una tarde preciosa. Fue el mejor momento del día. La realidad es a veces un asunto que desemboca en este cuaderno. Me digo: "Tu sonrisa es la única capaz de quitarme la sed que arde en mi pecho, en ella suena resumida la grandiosidad del planeta". La ciudad, en una tregua, me miraba demasiado a menudo con tus ojos y parecía otra distinta a aquella que veía antes de tropezarme contigo en Salesas. Estás en el rostro de los transeúntes en el momento de cruzar un semáforo. En una chica práctica, serena, bellísima, con una voz muy bonita y unos ojos que pasaban sin mirarme. Pero en ellos se encuentra uno a salvo, y miedo y ansiedad se esfuman. Luego, leyendo La utopía Skinneriana de José Luis Prieto, este fragmento: "La motivación como elemento determinante del comportamiento, o su ausencia, ha sido utilizada con cierta asiduidad por los mentalistas. Desde el punto de vista skinneriano parece más conveniente investigar seriamente cuáles son las contingencias defectuosas responsables de esa falta de motivación". Cierro el libro y no hay nada que pensar pero pienso, como haría Skinner, que un fracaso no es una equivocación, nunca lo será si miro tus ojos y me encuentro en ellos. Es relativo el éxito y es relativo el fracaso. Éxito: la risa, cada mañana, ponerse a escribir para acercarnos, la noche que te busca, tu nombre, el deseo, la complicidad, tu horario al doblar todas las esquinas. Fracaso: los charcos sucios, el cansancio incómodo, el desierto, un golpe de niebla o tu ausencia. Llámame, son apenas las ocho, regresas de las calles a mi pensamiento, metálico y humano. Llámame, no sé si te das cuenta, la amistad -como el amor- tiene letras diferentes, para decir dispersa, para verte y saberse privilegiado. Bien sabes que mi cuerpo conoce una memoria, y te busco entre todas las mujeres.

viernes, 11 de noviembre de 2011

De todas las mujeres

De todas las mujeres que me encuentro
bien es verdad que te escojo a ti
que alumbras compromisos y esperanzas,
los bares y tabernas poco transitadas
viniendo sin venir.

De todas las mujeres.
A ti que me miras apresuradamente
con ese nombre tuyo de tres sílabas
que suena a infinito,
irremediablemente tú.
En ti persigo el deseo y la vida,
sueños incólumes,
abrazos nuevos,
vientos muy tuyos
que van descalzos.
Busco tu rostro en todos los espejos.
La gente, bien lo sabes,
nada sabe de amor
si no se reconoce en nuestros pasos.

De todas las mujeres alejadas
yo me acerco a ti,
con mi pose y mi utopía
para creerme algo
aunque el mundo se agriete.

Y adoro ese Edén tuyo,
dulce y ferozmente,
porque eres ardiente supernova,
porque todo en ti encuentra mil razones.

Menos mal que por fin te encuentro.

De todas las mujeres
miro tu taxi, estás entre mis sienes,
con luz que escribe este futuro.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Tiempo

Como en la película de Rod Taylor basada en la novela de H.G. Wells, The times machine, me gustaría salvar a Weena de ahogarse, asaltada por el mar y la indiferencia. Charlar con ella del mundo hasta altas horas, de la paz y su equilibrio, de las relaciones entre unos y otros. Ella me comunicaría más que cualquier otro ser vivo. Encenderíamos una hoguera y miraría a sus ojos que arderían en mi pecho. Quisiera tanto ser un eloi, aprender que uno lleva dentro un coraje que está trastabillado y se muere por ver luz. Me recibirían hospitalariamente en mi primera visita y lucharíamos codo a codo contra los Morlocks fotófobos e implacables sin ser salvadores sino futuro, y esperaríamos una nueva aurora, invencibles, entre brindis y guirnaldas. Recuperaríamos un rastro de la infancia primigenia, de memoria, habitando nuestro presente. Les hablaría sabiamente de teléfonos móviles, voces de contestador, ordenadores, motores de búsqueda y abriríamos ventanas a la esperanza. Sin embargo, cuando miro alrededor, me atraviesa la flecha del tiempo como un lamento. Hoy no soy Rod Taylor ni tú mi Weena (no pude decirte nada). Pero, olvidado de horarios, no soy muy distinto al protagonista, tengo todo el tiempo en mis manos para vivir contigo. En ti respira el mundo.


miércoles, 9 de noviembre de 2011

Prender la luz

Querida habitante que me reconcilias con el mundo. Después de haber besado tus labios en sueños escribí esto: Te busco con mi pose práctica de James Dean en cualquier bus, con el gesto inamovible que procuro, mientras te digo que todo irá bien, que aún quedan cosas por hacer, que finalmente del pasado hay un aprendizaje que nos hará más fuertes y mejores. Qué tal vez somos más felices que ayer pero menos que antesdeayer. Que hay días oxidados que serán lluvia pero nos refugiaremos bajo el mismo paraguas, con urgencia y ansiedad. Hoy, el cielo despliega su manto de nubes tibiamente y el sol, que se lleva bien conmigo y repta hacia mí, derrama su calor con generosidad. Sigo dando vueltas a una posible novela. Al argumento. A los personajes. Continúo después leyendo Trilogía de Madrid, que comencé hace unos pocos días, del maestro Umbral. Subrayo: "¿Por qué no crear una asignatura nacional y genérica con el nombre de Monotonía? Incluso llegué a escribir un artículo sobre esto, que era, evidentemente, una crítica oblicua a la política educativa del Régimen, pero se me devolvió por iluso y difuso: yo estaba haciendo literatura". Podríamos hacer, pienso yo ahora, clases de fe o de coraje. O, por qué no, de timidez o torpeza. Sería irremediablemente interesante. Yo, que no sé prender las luces del aula y me encuentro en tu sonrisa, pienso en todo esto, y en que crucé contigo unas palabras, mientras me vuelve galopante tu voz del sueño. Sé sin duda que exites y sé que pilotaremos estrellas fugaces en un futuro perfecto. Seremos felices, qué diablos. Ese es el propósito.

martes, 8 de noviembre de 2011

Mi futura novela y Loriga

Un trayecto de tren. Puede ser intenso o aburrido, diría. Eso no es ningún descubrimiento. Coincido con ustedes en que puede resultar también desconcertante. Es cuestión de pasajeros optimistas. Me invento una muchacha, una tal Alicia, que me recuerda que la línea es recta. De ojos castaños, voz femenina, cifrada, absorta, cansada, indiferente, débil, que decía cualquier cosa. Viaja a mi lado, me mira, me sonríe, se distrae. Hay trayectos-cueva donde se esconde mi tinta hurgando en el entorno. Escribir es dejar constancia del tiempo giratorio. Escribir es decir que alguien espera. Decir es decir. Para ser poeta hay que, o ser muy joven o muy viejo, opinaba Ángel González. Se me va ocurriendo una posible idea para una novela (por qué no). Quedaría más con Marcelo. Vería más a Marcelo. Marcelo me aconsejaría bien. Me distraigo, sin hacer ruido, leyendo un poco. Loriga hablando de cine: "Yo estaba con mi abuelo la útima vez que fue al cine. Acabábamos de sentarnos cuando una mujer que llegaba tarde se puso a caminar entre las estrechas filas, por encima de nuestros pies, mientras trataba de encontrar a oscuras su butaca. Mi abuelo se levantó y le dijo con mucha educación: Perdone, señora; ¿no andaría usted más cómoda por el suelo?". Recordé entonces -a cierta hora del día, ciertos días, suelo hacerlo- tus pasos que no son más que una investigación pero también un hallazgo. Tan vacíos, tan llenos de ti.

lunes, 7 de noviembre de 2011

No me resigno

Después de la tormenta, no viene la calma, se decía Loriga (aunque uno le sostenga seriamente la mirada al sol y él le siga habitando). Regreso a las calles y observo a los transeúntes como luciérnagas errantes o aves migratorias surcando el mundo, hacia viejas tabernas. No sé de ti, que eres tormenta y calma, las dos unidas. Pero sé que me esperas, salvando las distancias, a las puertas de Tanhauser, sé que pronto aparecerás entre la niebla "¿Me echaste de menos?" "¿Buscaste mi rostro en el espejismo?", me dirás sonriente. Ahora toca idear días mejores y estratagemas, viajes nunca hechos, los últimos abrazos, Másteres de Profesorado en Casinos disparatados, amaneceres de futuro, y una y mil cosas. Ahora sé que uno es un poeta de letras difusas. Las palabras se evaden. Como decía Gioconda Belli: me lanzaré desde la cumbre como Ícaro porque quizás, porque tal vez, porque a pesar de esta tormenta, no me resigno.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Km 0 y plagio

Me gustaría con sigilo tener al alcance de mis manos un poema sobre Goya que aún no he escrito a partir de estas citas: "Solo después del Holocausto comprendimos a Goya" (Tzvetan Todorov), o, "Goya fue un pensador tan importante como Goethe, Dostoiewski o Kant" (De los periódicos). Mi dejadez habitual o el tiempo giratorio me han impedido elaborarlo. Me encantaría cautelosamente continuar con El asceta febril viaja a Nueva York (donde nunca estuve y visito a menudo desde mi ventana de arena), son apuntes relacionados con la ciudad y homenajes a escritores que hablan de sus calles. "Es Nueva York cultura de edificio, calor de asfalto". "¡Puente de Brooklyn. Él me sujeta a Whitman, a la utopía", dicen algunos de ellos. Es una lástima. Luego, al leer verdades duras en la prensa, Zutano elogia al Mengano suyo (como diría mi Benedetti) y digamos que me da por divagar y recordar que por muy linda que sea Nuria Roca seguiré creyendo -no sé si alguna vez te lo dije- que me  disgusta su prosa. Pero hay gente para todo. Y está bien que así sea. Otro tema recurrente: no recibo reforzador de I a mi sms sobre el plagio (aquellas bellas palabras de Martín López-Vega que a mí me interesan y me molesté en buscarle). No estará acostumbrada a buenas charlas con compañeros, pienso. Es todo psicológico. No me preguntes por qué, pero es así. Como buen conductista, es obvio, no me cuesta decir la verdad ni hacer lo correcto. Me decantaré por la extinción de sms. Es bueno tener sanos propósitos. "Me gustó tu intervención en la clase de DDC", me dice simpática y transparente E. Y yo cuelgo una sonrisa en mi rostro y le respondo: "No estuvo mal, y trataré de mejorar mis futuras intervenciones". Trataré de mejorar mientras sigo trabajando, por último, en mi poema "Todo lo que soy": "Y Dios me hizo escritor / de talón de Aquiles, / sangre, / manos que suenan íngrimas. / De verso libre / y afán de certidumbre / y buenos ojos / y vaivenes / y me obsequió caballos-de verdad-/ pues galopaban por mis venas". Es otra de las cosas que quiero tener al alcance de mis manos ahora que "Fantasmas hospitalarios" supera el escalón de los 17.000 pasajeros desde su Km 0. Es mi Ogigia particular. Me siento, como ya dije, un Ulises invencible en busca de su ansiada Ítaca. Y estoy feliz, como siempre estuve.


sábado, 5 de noviembre de 2011

Castillos de arena

¿Por qué no me dijiste que estabas construyendo
ese castillo de arena?

Hubiera sido tan hermoso
poder entrar por su pequeña puerta,
recorrer sus salados corredores,
esperarte en los cuadros de conchas,
hablándote desde el balcón
con la boca llena de espuma blanca y transparente
como mis palabras,
esas palabras livianas que te digo,
que no tienen más que el peso
del aire entre mis dientes.

Es tan hermoso contemplar el mar.

Hubiera sido tan hermoso el mar
desde nuestro castillo de arena,
relamiendo el tiempo
con la ternura
honda y profunda del agua,
divagando sobre las historias que nos contaban
cuando, niños, éramos un solo poro
abierto a la naturaleza.
Ahora el agua se ha llevado tu castillo de arena
en la marea alta.

Se ha llevado las torres,
los fosos,
la puertecita por donde hubiéramos pasado
en la marea baja,
cuando la realidad está lejos
y hay castillos de arena
sobre la playa…

viernes, 4 de noviembre de 2011

Nervios

Cuando nací el médico me dijo: "¿Nervios?". Y yo le contesté: "No, a mí de eso no me ponga". Parece ser que uno es poeta sin interrupción, constantemente (o, al menos, lo intenta). Esta tarde haciendo el ser humano admití no tener nervios en el aula. "Somos desconocidos", susurré al docente. Pero en realidad no es tanto así. O sí. O qué sé yo. El caso es que cada día me entusiasma más acudir a estas clases como Jack Shepard acudía a su isla: descifrando enigmas, buscando la paz y su equilibrio, charlando con Kate, Sawyer, Sayid, Charlie o Claire. Todas y cada una de mis compañeras están sembrás y se instalan en las alacenas de mi optimismo. Tienen inquietudes. Sigo leyendo, de vuelta a casa, a Gioconda Belli y se me ocurre la idea de comenzar un poema bajo el título de "Todo lo que soy". Sé que quedará bien en estos tiempos convulsos para la poesía, en que uno trata de aferrarse a una Estrella Polar para que le oriente. Sé que las cosas van a ir bien, como le dije a X, no hace tanto. Y yo te miro a ti. Y todos los tesoros desembocan en tus ojos Sé que algún día lograré hablar contigo en clase si me esfuerzo. La timidez y yo..., soy un desastre... ¿o será el universo de mis nervios?

jueves, 3 de noviembre de 2011

JRJ y sigo viaje

Seguimos viaje, cada cual con el suyo propio. Y el sol, que me comprende, centellea entre las grietas de mi ánimo y me dibuja una sonrisa en la cara a pesar de esta maldita tos. "No es para tanto" me dice, agradable y luminosa, mi amiga Alba. "Lo que ocurre es que estoy dopándome más de lo que debiera", añado yo. En el fondo soy un privilegiado. Se me ocurre el disparate de contradecir al maestro Juan Ramón en las clases de hoy: "Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros / cantando. / Y se quedará mi huerto con su verde árbol, / y con su pozo blanco". Todo es efímero, todo es fugaz. Tal vez nos vamos de nosotros mismos, pero siempre queda -como te dije- una luz, un grifo abierto, la sombra de una puerta mal cerrada. Hago balance, de regreso. Tengo, al menos, 50 lectores crecientes que no cambiaría por ningún libro indómito (me echarían de menos si yo me fuera). Tengo un amor que ya no tengo y algunos amigos verdaderos e incitantes. La tristeza me queda floja como ropa que no me pertenece. Salgo a buscar el paraíso perdido leyendo a Gioconda Belli y trato de encontrarte, con mi calma urgente, entre supernovas luminosas por las que orbitan mis sueños. Sigo viaje, como digo, entre arrecifes de sombras y miradas desafiantes. En busca del Centro de la Tierra. Y de tu recuerdo. Nunca es tarde.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Marcelo

Se despierta uno pensando en la amabilidad de X y en sus sms que uno echa en falta más de lo que debiera. Esta peculiar sensación la tengo, por supuesto, muy a menudo. Sé que nos conocemos de poco. Y sé que tal vez en otro multiverso seríamos grandes amigos. Tal vez. ¿Y por qué no en éste? Alivio, tranquilidad, sosiego, paz. Llego a Oviedo, al café habitual y me siento en mi silla favorita. "Literatura es ver las cosas a través de una cerveza fría", calibré hoy. "O con café", añade Marcelo -lo sabe todo-, como un mantra. Con ello me recuerda que uno acostumbra en los últimos tiempos -¿días?, ¿meses?- a escribir con café. Día sí, día también. Mi amigo Marcelo está muy atento a este tipo de cosas. Marcelo es para los bares lo que Elvis para el rock. Una vez cambió un abrigo de cuero por seis cervezas. ¿O no era Marcelo? Buena pregunta. Uno tiene propensión en las horas muertas a recordar cosas imaginadas a ciencia cierta o aquellas otras decoradas convenientemente por la euforia. Se encuentra uno en el café La Corte, como digo, desde donde observa, con nitidez, todo Oviedo lleno de Oviedo, siempre y a todas horas. Oviedo huele a café y a futuro. También a cerveza compartida. Miro pasar los coches rezagados y desvencijados de Uría. Multitud, soledad (como dijera Baudelaire), términos equivalentes, y equiparables para el poeta activo y fecundo. Quien no sabe poblar su soledad, tampoco entiende de andar solo en medio de una muchedumbre ajetreada. Pienso al final de la tarde, sobra decirlo, en X, lúcida, amable, enigmática, encantadora, mientras doy tumbos en la oscuridad. Pero eso ya es otra historia.

martes, 1 de noviembre de 2011

Tu sonrisa

Es un idioma extraño y generoso suspendido en el aire. Es hermoso acudir a él.

Es una fotografía en movimiento que congela el mundo.

Es pura vida adherida a mi memoria.

Es espacio azul que se llena de mis sueños. Cualquier tarde hospitalaria.

Es el oxímoron que se cuela por debajo de la puerta.

Es prisa cansada.

Es luminosa, comprometida, fulgente, sentimental. Siempre al asedio de mis ojos.

Es certeza de futuro, amago de eternidad.

Es una carpeta de apuntes.

Es el canto que propaga la alegría en los días jodidos y tristes. En soledades perdidas.

Es una vacuna contra el miedo.

Es el orden que me salva de la ruina, del dolor, de la diástole suicida de la ciudad que me empuja en las ojeras de vida atropellada que son estos días.

Es demasiadas cosas.

Es la infusión que calma mis madrugadas de toses y desvelos.

Es el hueco en el que anido.

lunes, 31 de octubre de 2011

Quimera

Cada cual lleva a lomos una enorme Quimera, como decía Baudelaire. Ella rodea al ser humano con sus músculos elásticos y vigorosos, pero nadie se siente contrariado por llevarla colgada de sus cuellos o pegada a sus espaldas. Salgo a la calle, apacible e insignificante, a pesar de esta maldita tos que ha decidido atrincherarse en mi pecho y me achica los pulmones. No me impedirá, no obstante, ir a Gijón y escuchar a la calle Adaro jadear con su ronroneo monótono. El presente es solo un puente, se decía no sé qué escritor. Después de comer le doy palmaditas en la espalda al camarero, tras concederle un diez, y me dispongo a leer Trópico de Capricornio, del escritor estadounidense Henry Miller. Subrayo: "Solo existe una gran aventura y es hacia dentro, hacia uno mismo, y para esa ni el tiempo ni el espacio a los actos, siquiera, importan". Importa solo tu sonrisa optimista como el viento que me persigue hoy a breve distancia (pienso ahora). Importa que me importes (aunque tú no lo sepas) y tu nuevo portátil que es una caracola, con el sonido de las playas que nos acercan. En pleno caos y con absoluta certeza, llevo mi Quimera a lomos si te miro y te tengo entre mis sienes. Sigo vivo.

domingo, 30 de octubre de 2011

Orgullo de escritor

Es tan desgraciado porque todos le comprenden enseguida, que es la frase cogida al vuelo. Esta mañana preciosa, leyendo la prensa en el café luminoso, me encuentro con una entrevista a Luis Alberto de Cuenca, que leo con interés, en la que el poeta dice: "El dolor humano es el que hace posible la literatura", lo que a mí me trae a la mente la siguiente frase de André Maurois, "La literatura se hace a base de duda y de angustia". Continuo leyendo entonces al escritor madrileño, con ojos encendidos: "Hace 12 años tenía 33.000 libros. Ahora serán ya muchísimos más". Uno tiene que conformarse con tener tan solo unos cientos -pienso para mis adentros dando un sorbo a la tazá de café-, con ir tirando de cuando en cuando alguno para que no se amontonen, y tener algo de espacio. No siempre será así. Sigo con el periódico, desconcertado y torpe, y doy con estas curiosas palabras de un desconocido por mí muy conocido: "Leo mucho y vivo poco, apenas tengo experiencias vitales, pero les saco partido". Yo, al contrario, vivo mucho y leo lo que puedo (que no es poco). No cambiaría yo -ya te lo dije- un  ciento de páginas bien trabajadas por una tarde con un lector/a o no lector/a, que te tienda su brazo a la luz infinita de una charla, entre brindis y guirnaldas. Me repito otra de las frases de Maurois que a mí me gusta repetir con tu imagen inconsciente ardiendo en mi pecho: "La circunstancias hicieron de mí un escritor, no un sabio". Como casi todos los hombres me reconozco en el espejo, tengo ciertas pasiones y debilidades detrás de mis párpados. Como casi cualquier hombre soy un priviegiado sin desgracia alguna: nadie me comprende.



miércoles, 26 de octubre de 2011

Pequeñas cosas

Pocas cosas que contar. Hoy escribí tu nombre en todos los pupitres y seguí pensando en la esencia de tu perfume, que me trae tu risa. Conocí luego a A. y E, dos personas transitables, y eso me reconcilia conmigo y con el mundo. Charlamos de esto y de lo otro. Y nos pusimos de acuerdo. Y lo mejor de todo: hice un nuevo ídolo, que se suma a I., esta vez Gardner, quien pensaba que hay tantas inteligencias como olas en el mar, todas son distintas y todas son igual de válidas (lingüística, espacial, musical, intrapersonal...). Escribo de vuelta unos versos para mí y para mi entorno, de esos despistados que nunca verán la luz: "Seguramente / uno puede morirse / por lealtad, / por la duda de una mirada, / por el rumor de un verso / que nadie leerá sin vértigo, / por un cuerpo desnudo, / por el sigilo de un secreto, / por vergüenza, / por una cita cansada". Cansado llego a casa con la certeza de tener una frase que poder decirte irremediablemente: Tus labios o la vida.

martes, 25 de octubre de 2011

Ídolo

Día jodidamente agotador en el Máster en el que uno desearía viajar a Ítaca y disfrutar cada instante del viaje como decía el poeta Kavafis. Por suerte I, de forma regular, puebla de luz las clases con sus preguntas (tan decididas como brillantes, como te digo). Más tarde la veo en los pasillos (ésos en los que siempre busco tu rostro). -Eres mi ídolo, lo del ensayo de Cervantes me tiene encandilado. I me sonríe. Después de los primeros comentarios la timidez ya no es una excusa, aunque no tengamos pasado. Llega la hora, pues, de marchar en medio de la noche y coger el bus meditando en lo que debiera ser el arte (y en tu sonrisa que nunca me deja tirado). Termino un poema en el trayecto ("Premeditación") y estas líneas que doblan todas las esquinas, y me siento a gusto. Será que soy, en este terco octubre, misteriosamente feliz.

lunes, 24 de octubre de 2011

El abandono azul de la belleza

Muchacho, si lo que pretendes
es doblegar a la belleza
saldrás perdiendo. Piénsalo.
La belleza es antigua,
está ahí por donde todos pasan
con melena de látigo
para ser admirada.
Solo unos pocos, y con restricciones,
se permiten el lujo
de bailar un Tango a su lado,
como el Teniente Coronel
Frank Slade con su Donna.
Los demás debemos quizá
conformarnos con verla desplazarse
por la pista de baile
como un ser que ha surgido
de la lluvia o los sueños.

domingo, 23 de octubre de 2011

Una cita de Hermann Hesse

"Vivir en el mundo, como si no fuera el mundo, respetar la ley y al propio tiempo estar por encima de ella, poseer, como si no se poseyera renunciar, como si no se tratara de una renunciación -tan solo el humorismo está en condiciones de realizar todas estas exigencias, favoritas y formuladas con frecuencia, de tina sabiduría superior de la vida".

Hermann Hesse, El lobo estepario.

Supe de ti

Supe de ti, / ardiente supernova. / Te eché de menos.

Me siento a salvo / si te sientas conmigo. / Tiembla la luz.

Hecho curioso: / tú vives en tus actos. / Paz de mi abrazo.

En los helechos / ¿hay dos ojos llorando / o es el rocío?.

Un hombre puede / viajar en una silla / si es muy sabio.

Solo viajando / somos en realidad / nosotros mismos.

El universo / es cierto para todos. / Proporcionado.

Vuelvo a tus ojos / transeúnte de todo. / Vuelvo a tus ojos.

Bien que lo sabes. / Todo empieza y acaba / en tus razones.

Sueño luciérnagas / que atraviesan el aula / cuando te miro.

Grita y no olvides: / aún no ha anochecido. / Estás a tiempo.

Salgo a tu encuentro / y cruzo la Gran Vía. / Amo viajar.

He de creer, / a pesar de este frío, / que nunca es tarde.

viernes, 21 de octubre de 2011

Aunque tú no lo sepas

¿Mi defecto más peligroso? La amabilidad. He trabajado bien toda la mañana en un poema heredero de la poesía de Salinas. Si el boceto no sale mejor lo romperé y trataré de escribir otra cosa. También he rescatado algunas de mis frases preferidas de ciertos referentes: "Yo quiero ser de plata" (García Lorca); "Basta con conocer lo que es bello y atreverse a expresarlo" (Goethe); "En el instante vulgar hallo un paraíso" (Gabriel Celaya); "He permanecido aquí y he escuchado la voz del río. Me ha hablado mucho. Me ha llenado de grandes pensamientos" (Hermann Hesse); "La vida corriente no me interesa. Solo busco los momentos fuertes. Estoy de acuerdo con los surrealistas, busco lo maravilloso" (Anaïs Nin); "Pobre musa mía, ¿qué te sucede hoy? Espectros nocturnos invaden tus hundidos ojos, y en los colores de tu cara alternativamente veo la locura y el pánico, con su frío y su tristeza" (Charles Baudelaire). Cierro los libros. Estás lejos y entonces salgo a tu encuentro, como si el mismo demonio me hubiera arrancado de casa. Bebo océanos de rostros y salto las olas pero ninguna se parece a ti frágil y feroz, llena de inquietudes. Volveremos a vernos más pronto que tarde. Ya estás en mi vida, no hay dudas de estar vivo y uno se siente a salvo de miedos y reproches, aunque tú no lo sepas.

jueves, 20 de octubre de 2011

Tal vez hago de mis poemas un trayecto, tejo con tu rostro una luz

Me digo y me repito:
buenos días poema.
Y entre silencio y silencio,
entre hoja y hoja
escribo con mi tinta
tu rostro, tu misterio
en el tren de las diez de la noche
de un jueves en que ya te sueño.
Me digo y me repito
-debo dejar constancia-
abrígate, mi amor, no cojas frío.
Veo lo que no ves,
me asalta lo que tú no sabes.
Una cerveza, dos, o tres,
tu rostro no es tu rostro,
es un beso que llega del pasado.
Escribo para que me leas,
por despertar cierto interés
a su debido tiempo.
Es obvio, me acerco y no salgo.
Salgo y ya no vuelvo.
Y voy hacia las dunas, para saber de mí.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Aforismos escritos durante una clase de E. del Teso

El buen comunicador cuando quiere hacer gracia, hace gracia. Cuando quiere estar serio, lo está.

El buen comunicador sabe estar en situación.

El buen comunicador es más telépata que los demás. Cuando miente, dice la verdad.

El buen comunicador puede comprometerse y mantener sus compromisos.

No te fíes de un buen comunicador. Gana siempre.

El buen comunicador no engaña a nadie y engaña a todos por igual.

Cuanto más detalles, más credibilidad.

El buen comunicador nos coloca herramientas en el pensamiento para que las utilicemos.

Ningún comunicador como aquel que va en pos de la gloria.

Docet umbra

Escribir un libro conlleva un cúmulo de nuevas sensaciones. El hecho de verter sobre los poemas que compiten codo con codo lo vivido y leído (solo algunos darán el portazo y llegarán a buen puerto). Uno lleva consigo la alegría de las nuevas aventuras. En ese empeño me arden las manos, y voy buscando el título en las leyendas de los relojes. Entre aquellas que hacen hincapié en la brevedad de los instantes (Breves sunt dies hominis) o la fugacidad de la vida (Tempus fugit), encontré una curiosa y deslizante: Docet umbra. Lo he traducido, con mi dejadez habitual, por La sombra enseña. Perezoso y febril, espero que vayamos viendo que lo frágil es lo que importa, que quedan días inconclusos por vivir. Que aún no es tarde. Aquí os dejo un nuevo poema que intentaré no sea vano.

LA TRISTEZA ES UN ASUNTO DE IMPERTINENCIA

La tristeza es un perro enorme
rendido de impaciencia
que a mí me parecía
feroz, y que se convirtió
en mi enemigo.
Y lo asumí. Las pocas veces que lo veía
el pobre animal me gruñía
casi por compromiso,
pero en cuanto advertí
que estaba atado a una cadena,
entonces yo también
-en un signo de cobardía
de que tengo memoria-
me decidí a gruñirle, frente a frente.
Y aunque mi alarde resultaba
bastante ambiguo
debo admitir que no contribuyó
a mejorar las ya
deterioradas relaciones.

martes, 18 de octubre de 2011

Universos privados

"El universo es cierto para todos nosotros y distinto para cada uno" (Marcel Proust).

A veces un Máster puede ser un Universo

Me levanto pronto y con ganas. Salgo a la calle y compro una antología de André Maurois que recoge Entre la vida y el sueño, Retrato de una actriz y El pensador de almas. Llevo leídas un par de páginas cuando me encuentro con este fragmento: "-El Universo -decía el astrónomo-, está terminado en el Espacio como en el Tiempo. Es curvo, y la luz, pasados unos millones de años, vuelve a sí misma. Está casi vacío. Imaginad que en el Grand-Palais no hubiera más que tres o cuatro motas de polvo, y tendréis así una idea de las distancias que separan, unas de otras, las estrellas en la Vía Láctea. Más allá, habría que recorrer miles de kilómetros para encontrar una sola mota de polvo". Eso me lleva a pensar que no todo está perdido en el Universo, aunque el mundo se agriete. Recuerdo que ayer conocí, en las clases disparatadas del Máster, a 60 seres bastante humanos, en poco más de una hora. No sé de ti y sé que no estás lejos. A veces un Máster puede ser un universo de supernovas luminosas. Nunca es tarde si te echo de menos a ti que no te conozco, y busco tu rostro en todos los pasillos que dan al aula. Hoy es siempre.

lunes, 17 de octubre de 2011

Lección de porvenir

Cuerpo lejano y mío
cuando era solamente
un niño camuflado
ordenando la tinta que hablaba
allá en El Astillero.
La gente salía de sí
con olvido y perfume
a recorrer las calles que esperan a la noche.

Qué suspiros de ría.
Qué silencio flotante.
Fue un tiempo
de mas bien sonidos de copas,
de alumbrar luces
que nos hicieron bellos.
Cruzamos aeropuertos,
optimismos, atascos y jazmines.

Y no está mal.

Nunca me sentí tan a salvo,
tan al abrigo
de sueños que dormían a mi lado
con ronquidos discretos.
El Paseo de los Ferrocarriles
como una vieja cúpula
de igneos soles.
El horario de la escritura.
El mar hospitalario de Cantabria
atendiendo a miradas callejeras.
La historia  de un amor.

El que se va se lleva su memoria,
su modo de ser río, de ser aire,
de ser adiós y nunca,
decía la poeta.

Y ya sé que está mal.
Queda una mesa
sospechosamente vacía.
Tú y yo aprendimos a callar
porque el amor no tiene la última palabra.

Y sin embargo el porvenir
no reconoce más idioma
que la charla del pasado.

domingo, 16 de octubre de 2011

Abrigo

1
Ya se separan
los pasos que hemos dado.
Solo recuerdo.

2
Sí, estás vivo.
Poco importa lo otro,
es suficiente.

3
Incandescente
habitas en mis sienes.
Siempre te miro.

4
Tengo que amarte,
amor, tengo que amarte.
Flor de mi estío.

5
Cruzo la calle.
En la esquina de un verso
vuelve tu nombre.

6
Ahí está,
con sus luces y sombras,
mi utopía.

7
A mí me sirve,
me sirve tu mirada
firme y tan pulcra.

8
Quién sabe dónde
quedan mis huellas próximas
ni mis atajos.

9
Dichoso yo.
Mi táctica es mirarte,
y me sé vivo.

10
Hay hombres tristes
como hay noches de amor.
Naufragio súbito.

viernes, 14 de octubre de 2011

En Oviedo

Fui sorprendido por tu rostro entre calles ovetenses y me rebelé ante tanta somnolencia recordando un poema de García Montero: "Ya sé que otros poetas / se visten de poeta, / van a las oficinas del silencio, / administran los bancos del fulgor, / calculan con esencias / los saldos de sus fondos interiores, / son antorcha de reyes y de dioses / o son lengua de infierno. / Será que tienen alma. / Yo me conformo con tenerte a ti / y con tener conciencia". Me sorprendió tu rostro, como te digo, y me recordó qué debe ser vivir. Nunca es tarde.

Ecos (y una foto del rastro)

A mi amiga Dulce

"Sabio o ciego, el destino entrelaza las existencias" (Heráclito).

***

Ayer es viejo
igual que lo es América.
Y es un hotel.

***

"Un fantasma es un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable. Por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres" (James Joyce).

***

Dulce y comprensiva, ven a mi encuentro. Eres mi idioma.

***

El corazón siempre se rebela contra el entendimiento.

***

Tu llama me llama sin lluvia del cielo.

***

"El sentido oculto de las cosas es no tener sentido oculto" (Pessoa).



jueves, 13 de octubre de 2011

El mendigo

Qué extraño es todo (debo dejar constancia de ello). Me encontraba leyendo en un banco de la Losa. La borra del café, de Benedetti. Me dispuse a comer la empanada casera que hace siempre mi padre. Sabe a gloria (algún día me dejaré convencer para aprender a hacerla). Al poco rato apareció un hombre desconocido. Enseguida me di cuenta de que se trataba de un indigente. "¿Tiene un trozo de pan o algo de comida para darme? Lo que sea". "Es que tengo hambre". Es claro que en su mirada concurrían todas las tristezas del mundo. Durante un segundo contuve el aliento. Entonces, en mi condición de privilegiado, le respondí: "Claro que sí" (llevando una porción de empanada a su mano) "Toma esto". "Toma algo de dinero, no es mucho". "Toma unas servilletas" (en tanto vi sus manos ennegrecidas). "Dios te lo pague, muchacho". Como es obvio, mientras escribo ahora estas líneas, desconcertado, se me pasan por la cabeza todo tipo de pensamientos de pena y abandono. Habría que tratar de ordenar el mundo (lo digo de veras). Todos somos mendigos, al fin y al cabo, con unos cuantos días de permiso. Nunca es tarde si la acción deseada es buena.

A veces un amor es necesario y urgente

Si no se reconoce
el mundo en nuestros pasos,
nada sabe de amor.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Concha

Pienso poco en I, y charlo con N que me tiene encandilado, y escribo un haiku y otras composiciones mujeriegas: "Me consoló / la sonrisa que arde / en tu desnudo"; "El deseo no existe / más que tras tus andares. / Poesía eres tú"; " La vida espera / de ti y de mí el gesto / de nuestro beso". Luego recibo a L. recién llegada en Alvia de Madrid, mi Madrid querido, el de mi sangre y mis huesos, el de mi amigo Néstor, el que echo en falta más de lo que debiera. Hablamos de esto y de lo otro. De Milongas y de sueños presentes (que es donde nos quedaremos el resto de la vida). Nos vamos aproximando al Hotel Begoña Park entre cerveza y sonrisa pues en nuestros rostros están prendidas todas las sonrisas de hombres y mujeres que bailaron entre hogueras. Uno tiene, después, el privilegio de charlar unos ratos con Concha. Concha es una gran persona. Compartimos nostalgias, aire y algún que otro referente. "Es un orgullo conversar contigo". "Es un privilegio que me leas". Son minutos de enseñanza y aprendizaje. Recuerdo una cita de Borges que olvidar no quiero: "Hay una dignidad que el vencedor no podrá conocer". Ya de camino a casa escribo un poema pensando en Concha y en el café pendiente que nos queda, que espero que llegue más pronto que tarde. Se titula provisionalmente "La tristeza es un asunto de impertinencia", y habla como decía el viejo Benedetti y mi nueva amiga, de no quedarse quieto al borde del camino, del poder de la resistencia en tiempos convulsos. Dice así: "La tristeza es un perro enorme, / rugiente de impaciencia, / que a mí me parecía / feroz, y que se convirtió / en mi enemigo. / Para peor, las pocas veces que lo veía, / el pobre animal me gruñía / casi por compromiso, / pero en cuanto advertí / que estaba atado a una cadena, / entonces yo también / -en un signo de cobardía / de que tengo memoria-, / me decidí a gruñirle, / y aunque mi alarde resultaba / una caricatura, / debo admitir que no contribuyó / a mejorar las ya / deterioradas relaciones". Emocionante día al abrigo de otras miradas. Gracias mil.

El otro tigre

Pienso en un tigre
por selvas y mañanas.
Lento en su sombra.

martes, 11 de octubre de 2011

En resumen

He recorrido calles céntricas
de una ciudad despierta
pero también las densas dunas de tu cuerpo,
con fuerza y seguridad.
He entrado en el lugar de un crimen.
He pasado tardes con Hemingway y Quiroga.
He probado esto o aquello
como tantos mamíferos.
He apurado cervezas de un trago
con evidente preocupación.
He hablado de cualquier cosa con cualquiera.
He creído en los fantasmas
y he cargado de veras con alguno
a altas horas de la madrugada.
He brindado a la salud de John Lennon.
He amado a Esther y María y Nerea
y Noelia, y también Iris.
He abrazado el pesimismo
como único consuelo.
He sido el replicante Roy Batty.
He nadado en la nada.
He perdido un par de labios
(no siempre los mismos)
entre la memoria y el olvido.
He visto cuadros de Velázquez, Gauguin o Goya.
He sido esclavo de mis costumbres
-chicas para el mundo,
pero grandes para mí-
He resbalado en lágrimas vitales
pero nunca

he conseguido entrar

en la tinta de tu mapa.

domingo, 9 de octubre de 2011

Desde lejos

La eternidad / psicópata y procaz / es el pasado.

Te amo, ¿sabes? / Moriré en tu veneno / tan respetable.

Soy un gandul / que, ya, vagabundea / por la nostalgia.

En cada barra / pido lo que bebía / de aquellos labios.

Paso las tardes / pensando en un viaje. / Mares soñados.

A veces huyo / donde nadie me espera. / Parto de cero.

Hay que escribir / siempre lo que se sabe. / No lo que vemos.

No volveré. / Y la noche callada / dormirá el mundo.

Nuestro silencio / es un pequeño charco / entre hojarasca.

Hay soledades / peores que estar solo. / Ponte el abrigo.

Libre del peso / el cuerpo se abandona / en las arenas.

Nado en la nada, / injusta y egoísta, / de un hasta siempre.

Un lugar soñado

viernes, 7 de octubre de 2011

Esperándote

Se lee en uno de sus libros: "La vida pasa afuera y el corazón me dice que yo paso en mi adentro y solo así puedo juzgarme sin compasión malsana. Si me culpo o me absuelvo, solo me importa a mí. La desmemoria va conmigo". Quiero ser sincero, decir mis sueños y tu risa que es una antorcha. Dibujaré el aire en mi olvido de veras ideando días mejores, quisiera ser cerveza compartida en el jardín de tu isla abierta, en nuestro futuro próximo, más ciertos y más reales. De un tiempo a esta parte la desmemoria también va conmigo, dulce, ferozmente. Cuando hablo de mis sueños prefiero decir vivir y desvivirse. Te has ido un instante. Y, ya ves, te echo de menos.

jueves, 6 de octubre de 2011

Tu regreso es un punto de partida

Mientras escribo estas líneas recuerdo tu sonrisa pacífica donde viven las interrogaciones. Me doy cuenta ahora de que soy un buen conductista, es la conclusión a la que uno llega tras varias clases de Aprendizaje y desarrollo de la personalidad. Un conductista tradicional diría que cualquier conducta que tengamos, si persiste, es que hay un reforzador que la sigue manteniendo. Y yo no entiendo de extinciones. Todo empieza en ti, como si dijéramos. En tu regreso. Eres mi reforzador en tu odisea, el sol sobre mi espalda en este intenso octubre. Un mar que ilumina mis sueños. Despierto de mi letargo cuando la noche se escurre entre incertidumbres y deseos. Pienso entonces en los poemas que aún no he escrito y en la realidad de sus significados. Salgo a la calle con la serenidad de un recuerdo en busca de un tesoro, de naufragios repentinos o de tus ojos oscuros simplemente. La ciudad, como una flor que se abre, tiende sus estambres hacia mí mientras hago planes de futuro en esta nueva mañana que me bebo a sorbos de café y de transeúntes. En esta ciudad estás tú incluso cuando no estás. No doy abasto con tus sonrisas que retengo con urgencia y ansiedad. Lo confieso. Yo sé que todo te nombra y te espero en todas las esquinas. Todo empieza y acaba en ti.

domingo, 2 de octubre de 2011

La fisonomía

Seré breve: te conocí en un parque. Te llamabas Noelia y vestías un jersey beige y falda negra. Me sentí en un banco de madera y te pedí hora y te miré al fondo de los ojos. Tú me respondiste (discreta) sin miramientos (observé, sin embargo, que no tenías reloj). Entre una cosa y la otra entablamos conversación. Me contaste toda tu vida, como si nada. Cosas inconfesables, lo cual me convertía en unos segundos en privilegiado. Te vuelvo a mirar y estoy a gusto y sonrío y me pierdo en tus palabras y entrecruzo las piernas y sudo (sudo mucho) y me maravillo con tu piel. Tan siquiera media hora después nos estampábamos besos, sin saber por qué. Permanecimos solos y sin decir ni pío (aunque estuviéramos rodeados de gente). Pensaba: me gusta. Debo quedar más con ella. He de volver a verla. Me despedí de ti con sufrimiento y anduve por las calles mirando escaparates, no sin antes concretar de motu proprio una cita para el día siguiente. No tenía ni pies ni cabeza. Pero abrumadoramente, me gustabas. En ti no había nada que no fuera genial, o interesante o irresistible. Todo podía ser. Me produjo una sensación desconcertante llegar al mismo lugar sin pegar ojo, a la hora indicada y no encontrarte. Luego miré a lo lejos y creí reconocerte (aunque llevabas el pelo recogido) jugueteando con lo que serían tus sobrinos. Todo irá bien, me dije. Siempre me han gustado los niños, y yo a ellos, pues les hablo en su idioma. Te paré y te saludé, y cuando iba a besarte me diste una bofetada, como si nada. Impulsado por las circunstancias pregunté qué ocurría con inequívoca preocupación. Me miraste entonces como se mira a un fantasma o a un delincuente. Me quedé de una pieza. Pensé que estarías nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria. Me parecía estúpido. El detonante quizá era que te arrepentías (a veces pasan cosas como éstas). "Soy yo", protesté. Me tachaste de sinvergüenza y contigo tus sobrinos (y cien personas más que se solidarizaron contigo). Me atolondré y te dejé ir. A los pocos metros, claro, te vi con el rabillo del ojo (no paseabas a tus sobrinos, llevabas el pelo suelto) esta vez en el bar de enfrente. Justo en ese momento alcé la vista y observé cómo, teñida de pelirroja, te subías al bus. -Mierda, no soy un paranoico, me dije. Lo quiera o no, no me queda otro remedio que mirarte.