viernes, 14 de octubre de 2011

En Oviedo

Fui sorprendido por tu rostro entre calles ovetenses y me rebelé ante tanta somnolencia recordando un poema de García Montero: "Ya sé que otros poetas / se visten de poeta, / van a las oficinas del silencio, / administran los bancos del fulgor, / calculan con esencias / los saldos de sus fondos interiores, / son antorcha de reyes y de dioses / o son lengua de infierno. / Será que tienen alma. / Yo me conformo con tenerte a ti / y con tener conciencia". Me sorprendió tu rostro, como te digo, y me recordó qué debe ser vivir. Nunca es tarde.

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