Es tan desgraciado porque todos le comprenden enseguida, que es la frase cogida al vuelo. Esta mañana preciosa, leyendo la prensa en el café luminoso, me encuentro con una entrevista a Luis Alberto de Cuenca, que leo con interés, en la que el poeta dice: "El dolor humano es el que hace posible la literatura", lo que a mí me trae a la mente la siguiente frase de André Maurois, "La literatura se hace a base de duda y de angustia". Continuo leyendo entonces al escritor madrileño, con ojos encendidos: "Hace 12 años tenía 33.000 libros. Ahora serán ya muchísimos más". Uno tiene que conformarse con tener tan solo unos cientos -pienso para mis adentros dando un sorbo a la tazá de café-, con ir tirando de cuando en cuando alguno para que no se amontonen, y tener algo de espacio. No siempre será así. Sigo con el periódico, desconcertado y torpe, y doy con estas curiosas palabras de un desconocido por mí muy conocido: "Leo mucho y vivo poco, apenas tengo experiencias vitales, pero les saco partido". Yo, al contrario, vivo mucho y leo lo que puedo (que no es poco). No cambiaría yo -ya te lo dije- un ciento de páginas bien trabajadas por una tarde con un lector/a o no lector/a, que te tienda su brazo a la luz infinita de una charla, entre brindis y guirnaldas. Me repito otra de las frases de Maurois que a mí me gusta repetir con tu imagen inconsciente ardiendo en mi pecho: "La circunstancias hicieron de mí un escritor, no un sabio". Como casi todos los hombres me reconozco en el espejo, tengo ciertas pasiones y debilidades detrás de mis párpados. Como casi cualquier hombre soy un priviegiado sin desgracia alguna: nadie me comprende.
Bingo.
ResponderEliminar