sábado, 31 de marzo de 2012

Una manera de pasar el tiempo

Triste memoria

1
Hay un murciélago
que avisa de que el sol
muerde el Poniente.


2
Crece el desierto.
Consumimos oasis
como recuerdos.


3
En el café
veo inmensos espejos.
Otros cafés.


4
Contra el espacio
la luz de atardecer
se desintegra.


5
Con pies descalzos
a tu corazón entro.
Con pies descalzos.


6
Huyo a la playa
o a tu piel imponente.
Mirada larga.


7
Siempre el planeta
aminora la marcha
cuando te observo.


8
Abandonemos
las dudas del fracaso
si cae la noche.


9
Dime lo bien
que van a ir las cosas.
Verano azul.


10
Si Peter Pan
viniera a buscarnos:
¡susto de muerte!


11
No des la luz,
me olvidé de volar.
Triste memoria.

jueves, 29 de marzo de 2012

Hasta que regrese

Guárdame las calles hasta que vuelva


con nervios e ilusión.


Miraré las manos


y haré repaso de otros viajes,


y en ellos estará Astillero


y las caras conocidas


y los domingos de la infancia


que sedan el alma.




Háblale de mí, desconcertada,


a la playa de Oriñón


donde sigue el dinosaurio


que me hizo sentir menos solo,


cuando había vendaval.


Dile a Santoña que la echo en falta


y que se pare el tráfico y el olvido


y, como en la huelga,


perdones mi retraso.


Cómo pasa el tiempo.


Y aquí seguimos. En el viaje.




Los recuerdos


vuelan como retazos incadescentes.


Y tanta ansiedad encharca los pulmones.


Guarda los niños en bicicleta,


la aurora que tú y yo habitamos,


el candil que aún tiembla entre la nada,


hasta que regrese,


con las primeras luces.




Seremos otros y mejores.


Y soñaré entonces en voz alta


ya que, pues vivo, acaricio alguna huida.

lunes, 26 de marzo de 2012

Completamente abrigo

"Mi abrigo es mi presente. Solo me pongo dentro de mí mismo cuando me pongo dentro de mi abrigo. Huele a mí más que yo mismo. Por fuera lleva el color de la calle y por dentro lleva mi olor. Y el futuro, el triste y escaso futuro de un abrigo, que incluso puede ser más glorioso que el futuro de un hombre" (Francisco Umbral).

domingo, 25 de marzo de 2012

Me hubiera gustado

Otro marzo luminoso. Cruzo el océano

y cambio de Ítaca. Te recuerdo

los viernes y los sábados, muchacha.

Un café sin ti. O quizá sea de otro modo.

Tu ausencia es un estado de ánimo.

El olor a madreselva

y a jazmines

me devuelve aquello

que me hubiera gustado ser.



Madrid, Primavera, Promesa,

Lluvia, Candil. Seguimos viajando.

Es la esencia de estar vivo.

Con el tiempo descubrí

que me hubiera gustado

ser la carretera que recorres.

También cartero de Pablo Neruda.



Vivir en una pequeña isla,

tener una bicicleta perfecta

para repartir cartas en buzones urgentes,

y de vez en cuando aferrarme

al mástil que supone

llevarle una carta al poeta.



Hablaría con él, emocionado y expectante,

de esto y de lo otro,

de cosas de carteros y poetas,

de huidas, de naufragios,

de mujeres y metáforas.

Me ayudaría a sentirme menos solo,

a convivir con este cansancio.



Te recuerdo los domingos y los lunes,

muchacha. A ti,

que no das respuestas sino preguntas.

Es tiempo de crecer

exigiendo justicia y dignidad,

de soñar con lo que me hubiera gustado ser.

Con nuestro encuentro. Ya queda menos.

viernes, 23 de marzo de 2012

Democracia

Venga a mí tu palabra
en los labios abiertos que me buscan
para morder la rosa de los amaneceres.

Venga a mí,
en los ojos del joven que levanta la mano
y pide la palabra,
y confía sin más en las palabras.

Por los años prohibidos,
por las mentiras tristes que manchaban el aire
como pájaros sucios,
por los que se levantan con frío en las rodillas
y por el exiliado que regresa,
por su recuerdo herido al bajar del avión,
venga a mí tu palabra.

A mí,
que quise hacerme hoy
en primera persona del futuro perfecto
con un libro de amor en el bolsillo.

Por los libros de Freud y de Marx,
por las guitarras de los cantautores,
por los que salen a la calle
y no se sienten vigilados,
por el calor del cuerpo que aprendí a respetar
mientras lo desarmaba con mi cuerpo,
por los ojos brillantes
de los antiguos humillados,
por las banderas libres en las plazas
igual que peces de colores,
por un país altivo,
mayor de edad, pero con veinte años,
por los viajes a Londres y a París,
por los poemas de Cernuda,
venga a mí tu palabra.

Tu palabra más limpia, más alegre,
porque es el tiempo alegre de las palabras limpias.
Los buitres han perdido su carroña de miedo.
Parece que no tienen donde ir
y vuelan a esconderse,
a esconderse,
muy lejos de nosotros,
en la tumba más fría del pasado.

Azar

No existe el destino

que nos llena de dudas, pero sí el azar.

Es una de mis teorías más disparatadas.

Qué cosas. El destino -creo-

abarca vidas enteras,

no nos deja tomar parte.

Acostúmbrate a esto.



El azar, por contra,

es la suerte de la que surgen historias.

Es mucho más sano.

Y no le prestamos la debida atención

pues se repite cada mañana. Como cada amanecer.



Buscaremos trozos de paz y regazos solidarios,

sin tener frío por las noches.

Soñaremos con playas largas y soleadas

como tu abrazo, y hablaremos

con palabras decisivas en voz alta.

Nos iremos del IES pero nunca nos iremos.

No todo está perdido.

Arden las sienes y los corazones.

Cartas de náufragos urgentes

piden oídos despiertos y auxilio.



Reclamemos lo que es nuestro por derecho.

Sintámonos privilegiados por cualquier amistad

con una sonrisa que habla en mil idiomas.

Recordemos la historia vivida,

llena de azar,

para saber el resto del camino sin saberse perdedores.



A veces basta con mirar alrededor.

jueves, 22 de marzo de 2012

La máquina del tiempo

A uno le gustaría que las páginas de este diario fuesen como un rincón del corazón de la Baja, de Pessoa, o tuvieran la ingenuidad del niño parado frente al cine, un oscuro edificio de dos plantas alzado, al final del pueblo, entre las escombreras y las tolvas de la mina, como decía Llamazares. Le entrego Escenas de cine mudo a mi amiga Ángela y el mundo, pasajeramente, vuelve a ser luminoso como siempre es, como es sabido, cuando se entrega un buen libro. Un libro profundo hace el mundo mucho más grande si hay una sonrisa prendida en un rostro. No sé. Lo viejo es nuevo todavía, y quizás hay ciertas luces apagadas que iluminan más que las luces encendidas, que decía el poeta. Abro mi ejemplar, y me encuentro: "Los recuerdos. A veces -la mayoría-, no son más que carteleras, escenas de una película que se quedó reducida a cuatro o cinco momentos y a la que solo puede dar vida el foco distorsionado de la máquina del tiempo". El instante de hoy, si pudiera pensar, se pararía. Hay sonrisas que esperan al doblar cualquier página. Hoy fueron las siete en el eco de las verdades desveladas.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Hago balance

Estás llegando a la ciudad tranquila

donde ella espera. Estalla la luz de marzo

haciendo brillar la piel de los transeúntes,

y los días que nos tocan vivir.

Y el corazón descansa,

merecidamente,

en un sueño plagado

de dalias luminosas que se abren.



La sonrisa se congela en la cara

y hay un batir de alas

que guardamos como un tesoro

y aromas inciertos para un futuro.

La imaginas, en un café,

atareada leyendo a Llamazares o a Lorca.

Sigues con tu viaje, y allí,

casi a la vuelta de la esquina, está ella.

Todo empieza y todo acaba

en el hueco de sus manos limpias.



Vuelve la primavera

y un nuevo libro me trae un nuevo comienzo.

Sucesivos planes como cada mañana,

como nuestra cita que me salva del naufragio.

Hago balance. Sigo pensando en ti.

lunes, 19 de marzo de 2012

La resistencia

No hay otra manera de alcanzar la eternidad que ahondando en el instante.
ERNESTO SÁBATO

Once mil días próximos
sin viajar a la duda,
siendo las doce y media repentinas.
Once mil días, entre otras cosas,
de cartas con su sello,
de calma para hacer balance,
de ojos sin palabras,
mañanas sin temperaturas,
gravedades nubladas.

Once mil días, once mil
con el café de las conversaciones
y las promesas populares
que surcan el asombro y el deseo.
Como quien dice: "Cómo pasa el tiempo".
Bares como países habitados,
en las serenidades al pie de la tormenta
o en el sueño que vive su descanso.

Vendrán otros once mil días
como una manada de dinosaurios
camino de algún rumbo indiferente.
Yo no sé si será la edad.
Pero tengo algo de miedo.
Qué lastima. Que uno se acostumbre al miedo
a dar cuerda a relojes inventados
para buscar, en años sucesivos,
la prisa de ahondar en el instante.

domingo, 18 de marzo de 2012

La espera es siempre puro teatro


Concluido , al fin, "Parece que es invierno"...
Cómo pasa el tiempo.

Carta para un sábado escrita un domingo

Abrazos agradecidos: desde mi Asturias,

mi patria, mi infancia. Se escuchan los rumores

de una crisis que aún viene,

y de un capital especulativo.

Leo los editoriales de los periódicos,

versos de García Montero o León Felipe,

veo el noticiero que exige todo

y no hace nada en un mundo

que no es el que soñamos,

en que estamos aislados unos de otros.



No eludo mi responsabilidad

de ser un buen docente y un mal poeta,

de planear una huida contigo a Villablino

para brindar por el instante

y porque vendrán tiempos mejores, como me dices.

"Nos tenemos abandonados" "Te invito a un café".

Venceremos las fronteras insalvables pero frágiles.

La mañana de domingo con tu mensaje

es siempre soleada. Entonces es verano en marzo.



Ya te he hablado de que la utopía

no termina aún, amiga. Estamos vivos.

Tú, con tu luz de supernova

y tu glamour más ciudadano. Yo,

tan Ulises de regreso con mi quehacer rutinario

y mi Ítaca en el bolsillo. Echaré

jodidamente de menos a mis alumnos.

Somos de donde escuchan nuestras conversaciones,

de donde la tos se calma,

o de donde nacen las ágoras efervescentes.



Y aquí seguimos. Buscamos hacernos

nuevos horizontes para un libro y para una mirada

que es otra pues no se sabe observada.

El resto de la mañana comienza en ti.

Y en tu espejismo que ahuyenta el frío.



Miguel Ángel Gómez


PS: Sigo apresurándome despacio con "Narcolepsia", mi primera novela, que parece amansar a todas las fieras. No tengo todo el tiempo que quisiera. Pero qué se le va a hacer. Al menos me acuerdo de ti y de todo lo que llenas.

viernes, 16 de marzo de 2012

En mitad de ninguna parte

Leído En mitad de ninguna parte, de mi autor predilecto Julio Llamazares. Es un conjunto de relatos escritos por encargo. Ya en su prólogo (escrito en La Mata de la Bérbula) nos advierte: "Todos tienen en común la misma atmósfera, el mismo desasosiego, el mismo humor (o malhumor) y la ejemplaridad de los personajes. Ejemplaridad que les viene de las historias que viven, pero también de su condición, que es la de su propia imagen". La estela de un personaje soñador y aventurero en "Un cadáver de pavo en la nevera". Un poeta que, tras una vida dedicada a la poesía, se pasa a la novela (entre tradición oral y realismo mágico) en "La novela incorrupta". O un adolescente, Tacho, condenado eternamente por el delito de dormir a deshoras y trasnochar conforman, entre otros, el libro que ahora cierro y me zarandea el pecho. Mientras, entre mis sienes, la distancia entre tú y yo hiela el alma y espera la luz sobre tiempos mejores. Te dejé en el contestador el murmullo de ese café que siempre tenemos pendiente. Como la certeza de que somos de carne y hueso. Abandonemos de una vez el hábito del fracaso y refugiémonos en la responsabilidad de alcanzar la utopía real y veraz de la que te hablé.

miércoles, 14 de marzo de 2012

El sueño prosigue

Me gusta la ciudad luminosa en un invierno largo como éste, e inmisericorde. Sobreviviremos a la crisis y a los atascos imposibles. La belleza es eterna, serena, fija, se decía Umbral. Lo que la hace convulsa somos nosotros. Por eso yo procuro no andar despistado, sino mirar alrededor. Colecciono tejados, algunas calles, tu mirada que me embriaga y me araña llena de sombras. Tú no eres Wendy ni yo soy Peter Pan. Y todo acaba en madurez y melancolía (aunque siempre somos jóvenes). Una buena amiga mía me dice que quién pudiera recuperar la infancia. Pero que no todo está perdido, que siempre crecemos hacia el pasado. ¿Cuántas veces habré hablado de la infancia? Vuelvo a hacerlo esta tarde mientras la calle se quema en tu ausencia y te echo de menos. Pero a lo que vamos. Me recupero de las fiebres y la tos aún me acompaña leal. Me persiguen también la realidad de nuestras charlas y mis dudas tiritan sobre el reloj. Leído Las nubes por dentro, de Andrés Trapiello. Acudo entonces a los libros de Mario Benedetti. En uno titulado Vivir adrede puedo leer: "Las cosas que nos faltan, cuántas cosas. Las que quedaron en el camino o nunca accedieron a él. Quien más, quien menos, todos llevamos una filatelia de las ausencias". Muero de ganas de tomar algo contigo, heridos de vida. Y hasta de que me invites a mudarme a un café o a una isla desierta. La memoria debilita los corazones. Y, a veces, me siento como el Peter Pan que grita tu nombre y vuela en mitad de un cielo embravecido, pequeño y libre. Aún está la ceniza suspendida en el firmamento. Pero seguimos. El sueño prosigue. En esa búsqueda estamos.

lunes, 12 de marzo de 2012

Cuando viene Peter Pan

Con las primeras luces Peter Pan regresa y crecen flores en tu vientre en este mundo frenético y estresado. Aún somos los niños que fuimos

repasando la infancia -patria feliz.

Solo te digo que las cosas van a ir bien

y nos encontraremos a salvo de todo.

Fuera hace frío,

y salimos a recorrer la línea del asfalto.

El tiempo, implacable,

no detiene su marcha.

Huye hacia una madurez imaginaria

plagada de crisis imposibles y edificios

que envejecen sin remedio,

más sucios que nunca. Qué se le va a hacer.



El niño que fuimos (y aún somos)

recorre el mundo.

El de una sensibilidad nueva y más justa

para los que siempre pierden.

Peter Pan se ha marchado,

echándonos de menos. Estoy seguro.

Se ha ido guardando el paraíso

de Nunca Jamás hasta nuestro regreso,

cuando el cielo sea batir de alas

y la gente llegue tarde a los cines

y a los supermercados.



No diremos que todo está perdido.

Lo importante es el viaje.

Volveremos algún día. Volveremos.

domingo, 11 de marzo de 2012

Si estuvieras aquí

Mis amigos me preguntan por la gripe que ha llegado hasta la puerta de mi casa. Yo les hablo del naufragio económico, del olvido, de las huidas señaladas, de lo que supone despertar del espejismo de un país en que a veces priman los valores superficiales en una situación ridícula. "Pero si tú eres el optimismo por naturaleza, ¿qué te pasa?", me dicen. Y es verdad, especialmente, en estos últimos cuatro años. ¿Qué ocurre entonces? -pienso ahora- yo que irradiaba luz y felicidad buscando mundos mejores, más justos y equitativos. Buscando el tesoro de tu sonrisa. Vamos comenzando los nuevos trabajos. Se me viene a la mente hacer una reseña sobre Peter Pan, de James M. Barrie. Mi patria es mi infancia, como la de cualquiera. Todos miramos hacia atrás con la mirada limpia de un niño y a veces es bueno volver a lo de antes. Maldita sea, cómo pasa el tiempo. Y uno no sabe si la negatividad es por los años o por el ruido del olvido lleno de fracturas y sutilezas. Es absorvente ser negativo. Me acuerdo de García Lorca trayéndote a ti. Lorca es el nombre español más alto que se me ocurre, así que me repito sus versos mientras quiere volver la primavera: "La canción que nunca diré, / se ha dormido en mis labios. / La canción que nunca diré". Me tiño de una melancolía que tiene las tijeras afiladas. Despierto todos los días y sigue ahí, como el dinosaurio de Monterroso. España es un país malherido y agujereado por esta crisis que habla mil idiomas. Si estuvieras aquí, tal vez entendería alguno de ellos. Este invierno durará poco, aunque si estás en el asiento de al lado, por mí como si es para siempre.

viernes, 9 de marzo de 2012

sábado, 3 de marzo de 2012

Avilés me demanda otro rostro

Me recupero de las fiebres, con mi gran torpeza, y de la tos más larga que viví (aún me quema el pecho) volviendo a Avilés -ya era hora- que está más viva que nunca, y la tarde de marzo te adivina y te nombra. Todo me parece cercano. Todo me parece importante. Todo es urgente. Me embriaga entonces una sensación de irrealidad. Pasan los transeúntes. Todos traen prisas sucesivas. Y una hermosa muchacha corre a pesar del viento caprichoso y me recuerda a ti, que te llamas Detallismo y Expresión tranquila, y eso me hace sentir vivo. Un rayo luminoso centellea sobre la calle Llanoponte. Me siento luego con Lorca en torno a las horas lentas pero constantes, y en torno al buen café del Atrio. Leo frases como: "La sombra de mi alma / huye por un ocaso de alfabetos, / niebla de libros / y palabras", "Yo tengo sed de aromas y de risas. / Sed de cantares nuevos / sin lunas y sin lirios, / y sin amores muertos". Es lo que tiene la poesía: expresa la incertidumbre o el amor que produce ver cómo hiela el abismo peligroso de una ausencia. Allá va Lorca, referencia ineludible, compañero de mil batallas, autor de hermosas canciones y poemas que te traen entre la efervescencia bulliciosa hasta mis sienes. Las cosas van a ir bien. Quedará para siempre en mi memoria este primer sábado de marzo con alma gigantesca, en que regresas prendida en mi recuerdo. Y en que te agradezco mil veces que coincidamos, porque en el vacío que dejas caben todas las palabras. Quizá por eso vuelvo.

viernes, 2 de marzo de 2012

La cinta del pelo

Sola en la acera
una cinta del pelo.
Sola en la acera.

Escrito a tiempo

Sueños que son el mismo sueño y que con pasos cada vez más veloces avanzan hacia un idéntico final.

Por la boca mueren el pez y Woody Allen.

Asisto impasible a tu ausencia hecha horizonte que es un arma de destrucción masiva, como esta maldita tos que entumece mi rostro, pero no quiebra mi deseo de un mundo mejor y más justo.

Cuántas dichas caben en una dicha. Somos otros constantemente.

Lo viejo es nuevo todavía.

Volveremos a vernos. Yo, tan Ulises buscando nuestra Ítaca. Tú, triste Penélope tejiendo tus certezas.

Se va uno haciendo a la idea de que este mundo es disparatado y maravilloso.

Seguramente hay dos clases de personas: las que se casan y las que no se casan.

Estar vivo es tener miedo. El miedo ha inventado todos los cuentos.

A veces quien pierde la razón por amor, encuentra algo más importante que la razón.

¿Mi deporte favorito? La originalidad, lo dudoso en estos tiempos convulsos.

Hay siempre lo que no hay, la nostalgia todo lo rememora, lo que debiera haber mejor o peor, solo por ser otro.