jueves, 1 de diciembre de 2011

La cena

Soy las diez y media de la mañana y amanezco con nuevas ideas para mi futuro libro sobre Lorca y los poetas malditos. Se me ha ocurrido rescatar un posible título del pasado para entender la nostalgia definitiva. Será, provisionalmente, Poeta en Astillero. Con guiño a Federico incluido trataría también de autodestruir (de forma pacífica) algunos de los pasos perdidos que allí quedaron, darles la grandiosidad poética que merecen. Sigo necesitando charlar con alguien sobre Lorca. Quiero decir, en Fantasmas hospitalarios entran habitualmente (viven y se desviven) 70 personas, pero ninguna de ellas se digna últimamente a tomar café compartido cuando estamos más despiertos, a contarme un poco de su mañana. Aunque yo, como el cantante de Estopa, siempre dejo un espacio para la esperanza. Llego a mi destino y tomo algunas anotaciones en una mesa sin horas en el café del "Ayre Hotel Oviedo". Me viene a la mente la cena del Máster. Sé que somos pocos en Lengua y Literatura. Pero respeten mi insistencia. Mientras haya una única persona (de todas, que son muy agradables) para mí sería suficiente para no tener que hablar a solas con mi alma. Que está bien. Pero a veces, ciertas veces, viene bien hablar con otras pupilas gemelas y otras soledades, de lo bueno, de lo malo, de lo que va llegando. No es tan grave el olvido. Tengo un poco descuidada mi charla sobre La Celestina, uno no tiene tiempo para todo. Me entero después de que Galeano es uno de los candidatos al "Premio Cervantes" y a uno se le queda prendida por unos momentos una sonrisa en el rostro mientras continúa pensando en la utopía. Hablando de utopías, me llega un sms de N: "¿Cómo estás, pequeño saltamontes?". Y me recuerda: "Aún te debo una cerveza, lo sé. Para eso están los superpuentes, ¿no?" Y uno, que ha dejado de ser Clint Eastwood hace tiempo, le contesta con belleza humana, un pronto nos veremos y otras pamplinas por el estilo. Para concluir el día le dedico un haiku, pero a A., que aquí se queda. Hay voces misteriosas que son una forma de deseo: "Abro el almario: / elijo tu sonrisa, / tu voz de aula".

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