sábado, 26 de noviembre de 2011

No sé qué decirte

Día luminoso y desordenado en Gijón. Como mi estado de ánimo. Hablo con el mar y escucho el viento que siempre tiene algo que decir. Escribo luego en el café habitual. Me entretengo primero con el autor de El paciente inglés, Michael Ondaatje, y sus poemas. El éxito cinematográfico de su novela contribuyó, al parecer, a difundir el resto de su obra (en ella su poesía adquiere un peso fundamental). Subrayo esto: "Porque en vela pasaste largas noches, / cuidando mi salud, que no la merecía: / por tu mano, la más acogedora / que en la tierra escabrosa fue mi guía". O esto otro: "Siempre había una trampa imprevista / con lo que el maestro derrotaba / al alumno que lo desafiara". E imagino que en ello estamos. Sigo después dándole vueltas a La Celestina. Trataremos de explicar en clase su frescura literaria que no acaba de envejecer, y llega a nuestros días. Hay tantos Calistos y Melibeas como historias en las calles, pero no todas son trágicas. Nada está escrito. La Celestina (también Tragicomedia de Calisto y Melibea) aúna un claro realismo que hay que llevar hacia los ojos más modernos. Y de eso, fundamentalmente, charlaré en mi espacio. Más allá de epígrafes y guiones (que están muy bien) daré siempre prioridad al valor de la palabra y a la capacidad reflexiva. Yo creo que en eso se basa casi todo. Antes de cerrar el libro, me acuerdo de ti que todo lo salvas y de tus palabras, soñadas o imaginadas. Todos llevamos, como te digo, un Calisto dentro: "Si no ha sido un sueño puedes considerarte afortunado. ¿Lo soñé o no? ¿Ocurrió de verdad o lo he imaginado?" No sé qué decirte. En cualquier caso, quieta ahí, es un atraco: Tus labios o la vida.

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