martes, 10 de diciembre de 2013

Rocío

Rocío es un agua que nada el tiempo.
Sus ojos siempre saben de mis manos.
Es la alegría de muchos sofás.
La que está es ella,
y el resto no sabe.
Dentro de su casa sueño
jazmines sin helada.
Qué estallido saberse tan vivo
mirando a alguna persona buena
a quien persigue la belleza.

Rocío es así. A Rocío las sonrisas
se caen de la fibra del alma
sin abrir tan siquiera la boca.
Ella provoca el verbo,
estimula la novela, los proyectos geniales.
Vivo en su tarde permanente,
esa que me permite abastecerme de su risa pura.
Me hace exclusivamente, exhaustivamente
positivo.

Rocío de lleno existir, su batir de olas suena a gloria,
a atardecer y amanecer de interior.
Rocío cumplidora. Rocío aurora austral.
Mejor me quedo en sus aguas ingeniosas e ingenuas,
de sensibilidad y emoción.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Que venga a estar conmigo

A veces juego a estar enamorado y entonces me repito una frase de Bernardo Soares: "La suerte, si quiere, que venga a estar conmigo".

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Por eso aprendo tanto

Somos personas de la calle que intentan comprenderse en sus contradicciones y tenemos que decir muchas cosas.

viernes, 18 de octubre de 2013

Café de los recuerdos

En el Café Riesgo encuentro a un hombre sin cara que me ofrece la memoria de Paul Auster. No me ofrece una botella de bourbon ni dinero sino cada pensamiento, cada recuerdo del autor de Nueva Jersey, la memoria de la tarde en que éste escribió El libro de las ilusiones. Y yo, estresado como estoy con mi novela, acepto encantado.

viernes, 11 de octubre de 2013

El maniquí

A media mañana me levanté, me duché, me afeité y salí a la calle. Con las llaves en las manos me fui a comprar un regalo para mi novia, que era una persona difícil de comprender. Quedé, por otra parte, con mi amiga Cristina, joven y responsable, para que me asesorara a estas alturas de la competición. Tiene que ser aquí te pillo, aquí te mato con las prendas, me dijo. Yo nunca he tenido gusto para comprar regalos. Caminé con ella pensativo. Deseaba comprar algo bonito. Cuanto gastase era lo de menos. Llegamos a Zara, una tienda que está situada en el edificio de Buenavista, a la que había acudido en otras ocasiones de emergencia y entramos por curiosear un poco. Estaba relativamente cerca de casa. Me proponía con ello evitar que me entrasen las prisas. Me gusta mirar las cosas con calma, no precipitarme, ya saben a lo que me refiero. Resultamos ser los únicos clientes pues aquel lugar estaba desierto. De repente Cristina me oyó musitar a los maniquíes: "os quiero a todos", y tuvo que marcharse dejándome solo en tierra de nadie. Vagué durante un rato por los diferentes pisos y anaqueles de la tienda y me perdí entre tanta ropa. —¿Puedo ayudarle?, me dijo la dependienta de turno. Últimamente me lo preguntan cada vez con más frecuencia, no le dejan a uno respirar. Durante unos minutos te vigilan con desconfianza y te espetan un “¿Necesita ayuda?” Al parecer, según el decir general, tienen vigilantes vestidos de calle y si ven que las dependientas no se involucran, las despiden sin miramientos. Hay que andarse con cuidado. Son tiempos convulsos. —No, gracias, solo estoy echando un vistazo, susurré con tono serio. Luego me comentó que en otra vida había conocido a Julio César, a lo cual dedicaré otro día un capítulo aparte. Seguí dando vueltas a la deriva del centro, inquieto, a sabiendas que aquí igual tampoco encontraba lo que buscaba, cuando de pronto… —Pst… —oí. El murmullo procedía de un maniquí que se tiraba un aire a Marilyn Monroe y que estaba situado cerca de la entrada por lo que, a simple vista, no se veía. —Pst…—Volvió a insistir, tras lo cual (y era aún más extraño tratándose de un maniquí de una tienda) me hizo señas con un dedo para que me acercara. ¿Se trataría de un truco electrónico de última generación para animar un poco aquel lugar desolado, tan falto de clientela? Yo sustento la teoría de que los maniquíes, por norma general, no hablan. —Quiero pedirle un favor, dijo amable y luminosa aquella Marilyn elegante, con una belleza fuera de lo común. Si era un truco electrónico no estaba nada mal. —¿De qué se trata?, dije tras la primera reacción de sorpresa. —Es que tengo un poco de prisa, ¿sabe?, contesté, pese a mi timidez. —Necesito que me lleves contigo… —¿Llevarla? ¿A dónde? —A cualquier parte, no importa dónde, necesito salir de aquí, añadió animada y somnolienta. —Mire, no puedo ayudarla, dije a regañadientes pues al hablar con ella me sentí a salvo de la realidad. Pero pensé que si llegara a oídos de mi novia que estaba hablando con un maniquí, podría molestarse. —Por favor, te lo suplico (Se puso de rodillas frente a mí). Aquel maniquí estaba vivo desde luego, era completamente real. Me parecía imposible que un maniquí se moviera y hablara con aquella naturalidad. Nunca había entrado en mis cálculos aquella situación. Era algo bien extraordinario, curiosísimo. Podía pasar cualquier cosa. Se veía que estaba deseando escapar de allí como fuera, de eso no hay la menor duda. Justo cuando ya estaba a punto de rescatarla de aquel lugar grande y misterioso, la dependienta nos interrumpió de manera súbita —¿Puedo ayudarle?. El maniquí se quedó sin brillo, inerte, como una roca. Yo me quedé sin decir nada y me fui de allí tan rápido como pude debido a la impresión, y no me dio tiempo a reaccionar con sensatez. Mientras andaba en dirección a casa con pasos torpes y pesados, intentando ordenar las ideas, sus ojos vagaban todavía en torno mío. Iba cabizbajo dando patadas a las piedras y pensando si aquel maniquí volvería algún día a cobrar vida. Al llegar a casa mi novia me dejó (al final no pude hacerme con su regalo). A partir de ahora está escrito mi destino: arrastraré una vida solitaria buscando a un maniquí como aquel entre los miles de maniquíes inertes. Vuelvo a estar soltero.

martes, 20 de agosto de 2013

Los placeres y los días

Hay muertos ambulantes, muertos sin futuro que son infinitamente generosos y me miran a la cara, conversan conmigo.

martes, 25 de junio de 2013

El palacio del azar

"En la vida, en realidad, no hacemos más que cruzarnos con las personas. Cruzarnos y siempre por azar. Y separarnos siempre" (Julio Ramón Ribeyro).

jueves, 13 de junio de 2013

La angustia de Cheever

John Cheever -se te ocurre pensar- lo leíste hace ya años. "No disimular ni ocultar nada, escribir sobre las cosas más cercanas a nuestro dolor, a nuestra felicidad". Te preguntaste siempre qué habría querido decir con eso. Te parece increíble, complejo, que un hombre pueda escribir sobre todo lo que le pasa sin ningún pudor. Subir esas escaleras de sombra interminables que conducen a la vergüenza polvorienta.1957 fue un año importante en la vida de Cheever, te dices mientras el camarero te trae otro café y un agua con gas. Dejó escrita, armoniosa y caótica, su primera novela, Crónica de los Wapshot, que le valió el Premio Nacional del Libro (National Book Award), un premio de deseo y proliferación. Está inspirada en su propia historia -la de su padre y su madre en proceso de mirar el mundo desde la gran ciudad abandonando el pequeño pueblo de Saint Botolphs. Le siguió años más tarde El escándalo de los Wapshot (1964) que continuaba la saga.¿Adónde va la felicidad, el dolor? El de Massachusets va más allá: escribir sobre el sufrimiento de Tántalo, la magnitud del desaliento entrevisto en sueños, la desesperación. Cuenta Andrés Trapiello que a quien escribe un diario le acontece la misma cosa que al fotógrafo, de cien instantáneas le sirve una solo, y todas las demás hay que tirarlas. ¿Es que hay que recordar cien momentos dolorosos y residir en uno solo? El dolor está en un orden que es un desorden. ¿El escritor ha de viajar sobre los necios túneles de la angustia, sobre el bien y el mal, todavía fuertes y erguidos? Estás en el café, reflexionando, con la lagartija del día mirándote a los ojos, lírica y fatigada. Te parece increíble que un escritor tenga que renovar sus fuerzas constantemente, dejarse transportar por la belleza del dolor.

martes, 11 de junio de 2013

Las multitudes interiores

Pizarnik me mira fijamente un buen rato y acaba diciéndome: "Yo y la que fuimos nos sentamos en el umbral de mi mirada". Yo y el que fui, pienso para mí, vemos vivir y moverse a X, sin que ella lo sepa.

martes, 21 de mayo de 2013

La Tertulia del rollo

Un hombre no es hombre hasta que no escribe una novela. Releo un par de folios de mi borrador en marcha, con espuma de utopía, como si fuera un lector X, y me encuentro con el fragmento en que Max, su protagonista, en una metamorfosis kafkiana, se transforma en pájaro. Dice: "Al despertarme me encontré encima de la acera convertido en pájaro de la idea. Esa era mi caótica metamorfosis. Aterricé en la calle Ruiz de Alarcón justo enfrente de la casa número 12, donde vivió Pío Baroja. Ignoré la casa de ladrillo rojo con su par de miradores como ignoran los pájaros todo acerca de la historia de la ciudad". Después, continúo leyendo, y el pájaro acude al Parque del Retiro, pasa a ras de la plaza del Duque de Alba y allí se topa "con músicos y mendigos que piden por pedir", casi le cae un libro encima en la Cuesta de Moyano, tropieza con bibliófilos, con Poe y Dostoiewski, tenderetes, mirones, hasta llegar al Café Gijón. Vuelto Max / protagonista, en mi novela, se pone el traje umbraliano de alter ego y entra al café dice "para sentirse algo. Alguien". Allí se encuentra con José García Nieto ("el hombre bueno a quien más debo en esta vida"), Cela, Pepe Hierro que fuma compulsivamente, y algunos otros pero que son gañanes líricos, con espantables pleonasmos, que no interesan aquí. Es costumbre, que queda muy literario, que adelante a mis lectores fragmentos de mi novela. No es nuevo, ya lo he hecho en este diario. En mi novela resucitaré por ejemplo a la Tertulia del Café Gijón o la de la revista Ínsula en la calle del Carmen. De la primera dijo el propio Umbral sobre el autor de La fundación: "Antonio Buero Vallejo tiene en el café su odiador oficial, enfermo y silencioso, que estaba en otro rincón diciendo cosas terribles del autor famoso". O de la segunda: "Recuerdo un cierto rechazo tácito de Cano hacia mis cosas. En aquella tertulia semanal, donde alguna vez vi a Celaya, nadie me hacía ningún caso, de modo que no volví". En mi novela regresarán por inercia varios de mis referentes: Gómez de la Serna, Lorca... El propio Max / Umbral tendrá una conversación profunda con su amigo Cela ("ciento quince kilos de escritor, ciento quince kilos de maestro, ciento quince kilos de tiempo", dejó dicho). El hombre siempre busca al hombre. Habrá una buena dósis de ficción en la Tertulia y así, como la habrá abstracta pero no abstrusa, en Nueva York, cuando el conductor del autobus sea Antonio Muñoz Molina (Muñoz Molina no conduce autobuses en Manhattan, corrección que hago para el tonto de la cosa). Me encuentro en mi libro reciente. Las tertulias con sus impersonalismos y las rencillas literarias siempre me han interesado. Oscar Wilde afirmó sobre Alexander Pope: "Hay dos maneras de sentir aversión hacia la poesía; la primera es tener aversión hacia ella, la segunda es leer a Pope". De Jane Austen y sus novelas dejo dichó Mark Twain que "la sola omisión de los libros de Jane Austen convertiría en bastante buena a una biblioteca sin un solo libro". El propio Max / Umbral hará guiños a la tertulia de Enrique Vila-Matas en su Viaje vertical: " Iban cayendo las palabras, los papeles. En la Tertulia había poca carnaza que echar a las fieras pero estaban muy amaestradas". Sigo con mi novela. La operación es larga y bonita. Pues hale, tome usted asiento desocupado lector, abandonemos al tonto de nuestras vidas para pintar mucho la novela y echar un buen vistazo. Siempre lo he dicho, mi novela tiene mucho que pintar. Manos a la obra.

sábado, 11 de mayo de 2013

Coherencia de chisme

Iban cayendo las palabras, los papeles. En la Tertulia había poca carnaza que echar a las fieras, mortalmente vivas, pero aún así estaban muy amaestradas.

viernes, 10 de mayo de 2013

Mis hogueras y mis días

Prendo fuegos a la impertinencia, hogueras con días, calles, fiebres, horas, pensamientos, luces, miedos. Estoy anclado en la memoria, condenado a mi pasado, sujeto a la sublime felicidad. Prendo fuego a la pluma. Sí. Hay que incendiar la pluma. A mi pluma no le va el hielo insoportablemente frío y distante. Tengo derecho. Disfrazado de metáfora amanece el día. Continúo con mi oposición de futuro, con un tema sobre la novela española en los primeros años del XX. Me detengo en Gómez de la Serna, del que se dice que "nos brinda una de las obras más prolíficas y diversas de la literatura española, en tanto observamos todo tipo de libros: reflexiones, apuntes, "teatro en soledad" y teatro representable, greguerías, efigies literarias, biografías, crónicas más o menos periodísticas, obras de crítica pictórica, artículos, ensayos, otros libros inclasificables y novelas". De él dejó dicho Umbral no hace tanto rato: "Ramón se había inventado eso de fabricar un poema en prosa a partir de una pequeña noticia del periódico". Día metaforizado. Gómez de la Serna. Fuego. Me da por rescatar su Diario póstumo y me encuentro varias greguerías verídicas y profundas: "El pájaro que no puede volar disimula ese no poder, pero siempre hay un niño que lo descubre y lo agarra". "Colas de cine: colas de hambre de fantasía". "Ningún bostezo como el que lanza la maleta cuando se abre al final del viaje". "Soy feliz, pero lo que veo es que no tiene porvenir mi felicidad". Cierro el libro pensando en lo que veo, en el porvenir de mi pasado. Día metaforizado. Gómez de la Serna. Fuego. Solo me sueña, tras la ventana del café, un hombre silencioso que soy yo mismo, extático.

jueves, 25 de abril de 2013

Lo de Machado

Alguna vez lo tengo escrito: "Tras el vivir y el soñar, está lo que más importa: el despertar", lo decía don Antonio Machado. Así que, acostumbrados como estamos a un mundo que está lleno de durmientes y en estado de dormición, despertemos, y hagámoslo por inercia, profundos, retumbantes y siempre humanos.

miércoles, 24 de abril de 2013

A través del espejo

Los libros son cualquier edad de la vida: se acuestan con nosotros por las noches a comernos en porciones, crean mundos al niño que pasó por ellos, se desperezan cada mañana en nuestras sábanas y nos van humanizando, civilizando, consiguen que aprendamos muchas cosas, que leamos a Nietzsche y nuestro 27, que gocemos a Rilke y recitemos a Lorca. Nos hermosean como un sistema de espejos que nos hacen verlo todo a la vez. Son ejemplares y hermosos. Amo su forma de hablar, su voz, su entonación entre varia y variada, su colonia metaforizante. A veces me falla la vida pero el viento de los libros, que es el viento del mundo, se lleva mi decepción.

lunes, 22 de abril de 2013

Kodaks

Buscaba y no buscaba en Madrid, a palo seco, un poco de calma, encontrar una sombra conocida, la mía propia.

Yo no me entiendo a mí, cómo voy a pretender entender a Madrid.

Madrid es lo que quiera cada uno.

Ya saben lo que decía Pla, que algunos pasamos horas sumergidos en una misantropía flotante.

Me gusta San Lorenzo en abril, ancho, habitado por nuestras sombras de felicidad, que amenazan con abrazarse.

Con tu ausencia queda el ánimo como la casa vacía tras la fiesta, botellas medio llenas sobre la mesa sin horas.

Los pies reivindican el viaje, la historia real y el recorrido.

Abandonemos de una maldita vez el hábito del fracaso. La tendencia de ser un perdedor. Nada sabe de la vida quien no se enfrenta a la realidad.




viernes, 19 de abril de 2013

El buen recuerdo

"En el lugar estará siempre quien nos lo descubrió y el momento de nuestra vida en el que gracias a su mediación lo conocimos" (Antonio Muñoz Molina).

jueves, 18 de abril de 2013

Leyenda de la Tertulia Visionaria

En la Tertulia, con la puerta cerrada para muchos pero siempre abierta al personal, había algunos -los menos- que se negaban al rollo porque daban caramelos envenenados. Un rebaño de ovejas pastaba en los pasillos del café-bar con libros de viejo, todo se movía que dijera Galileo. Esto de la Tertulia era más bien el cementerio de las conversaciones sibilinas y silabeantes, en un simulacro de velocidad como ocurre con todo lo malo (esto ya lo veía yo entonces). Un lector de Kafka habría visto como personajes kafkianos a aquellos desclasados sin mucho refugio y así. Pero voy viendo que esto es tema que puede dar para mucho. Solo diré, recapitulador y optimista, que allí había mucho bombero / Farenheit que quemaba libros con ingenio. Y así les va. Esta mañana he pasado junto al café-cementerio y estaba ardiendo.

jueves, 11 de abril de 2013

El frío de la literatura

Sí. Es la literatura: ese enigma del que el escritor es rehén, que el escritor ama con su mejor amor y sin tenerle cogida la maña. A veces la literatura nos hace libres pero como un medio frío y una lucidez blanca.

miércoles, 10 de abril de 2013

Sabato y Sabina

En estos días he releído España en los diarios de mi vejez, de Ernesto Sabato, es uno de esos libros que no se abandonarán. De manera cálida y soleada, Sabato dice del cantante de Úbeda: "Anoche fuimos a casa de Joaquín Sabina. Aunque recién nos conocemos, creo no equivocarme al afirmar que él habría sido uno más entre las tertulias de nuestros viejos compositores de tango. Puedo verlo acodado a la mesa de un bar, con su vaso de whisky, hilvanando metafísica y existencialismo con el humo de su cigarrillo. Quizá porque su espíritu alegre y apasionado, disparatadamente andaluz, me recuerda, a la vez, ese trasfondo descreído, trágico e irreverente, como el de los hombres que poblaban los viejos cafetines porteños". Recuerdo que Ernesto nos ha dejado aunque su recuerdo está muy vivo. Y nosotros no sabemos si venimos o vamos pero le ponemos, como dice Joaquín, una gota de pasión a cada nota que nos queda por cantar.

viernes, 5 de abril de 2013

El embate de la crisis

Leído en María Zambrano: "Las crisis muestran las entrañas de la vida humana, el desamparo del hombre que se ha quedado sin asidero, sin punto de referencia de una vida que no fluye hacia meta alguna y que no encuentra justificación. Entonces, en medio de tanta desdicha, los que vivimos en crisis tengamos, tal vez, el privilegio de ver más claramente, como puesta al descubierto por sí misma y no por nosotros, por revelación y no por descubrimiento, la vida humana, nuestra vida. Es la experiencia peculiar de la crisis. Y como la historia parece decirnos que se han verificado varias, tendríamos que cada crisis histórica nos pone de manifiesto un conflicto esencial de la vida humana, un conflicto único, radical". Se nos enmaraña el tiempo con esta crisis, pienso yo, aunque no sé su medida, si tiene alguna.

martes, 26 de marzo de 2013

Entre la oportunidad y el halago

La Tertulia estaba plagada de odiadores oficiales (o asiduos del café) que decían cosas lamentables del autor famoso.

jueves, 21 de marzo de 2013

martes, 19 de marzo de 2013

33 primaveras


Porque las primaveras escriben, confusamente,
soledad.
Miro y veo el garito con sueño,
con inquietudes intactas,
con poemas doloridos sobre la mesa.
Uno, que solo ama palabras,
imagina estar amando democracia
cuando oye tu cuello,
cuando tu corazón es un cuerpo a cuerpo
entre dos utopías
y decididamente
somos designios verdaderos que se callan,
cuando el lenguaje
se siente todavía encendido
y la oscuridad vislumbra verbos torpes.
Somos nuestras palabras.
Nos salvan nuestras palabras.
Hoy, día de una nueva primavera,
la vida me reclama un rostro inexperto.
En mi paciencia
se encadenan las palabras,
y las emociones de cuero
apuntan a un mundo que me invita a pasar
y apoyarme en su barra.
En la tierra de nadie
las primaveras escriben soledad.
Son locales para resultar universales, 
encierran mis sueños entre paréntesis
como el libro mismo.
Porque todo regresa hacia las dudas,
igual que Astillero, los ojos y los desiertos.
Ahora,
soy un garito con sueño, confusamente,
una inquietud intacta,
con poemas doloridos sobre la mesa
que nunca se apartan de mi lado.

jueves, 14 de marzo de 2013

Perros de la memoria

Los recuerdos son esos perros pacíficos que nos persiguen a medida que avanzamos porque les dimos de comer un día y nos transportan, por una caricia, lejos del lugar en el que estamos.

martes, 5 de marzo de 2013

Poeta en Mondragón
















LA CONDENA

Estoy aquí, condenado a la vida eterna,
a vejez sin llanto.
LEOPOLDO MARÍA PANERO

Cae la nieve babeante,
los copos gimiendo como ratas rotas.
Viajo sentado, noche tras noche,
en una silla de manicomio
mártir de un frío que apesta.
La tumba sabe el claustro del ovido.
La tumba sabe el lastre de mi carne.
La tumba sabe desnudar a la flor.
Siguen gimiendo, siguen gimiendo
a la luz de las estrellas
mientras me río sin dientes
de todos los condenados
que bailan con el diablo,
como una manada de vampiros,
a lo largo de la nada.



SOMBRA

Mañana será un buen día.
Mañana será un buen día
y seré un moribundo
que se arrastra sobre la página
para desviarse del tema
y que insectos invisibles se alimenten
de mi figura humana.



LA VIDA ETERNA

Con el disparo
de la página el hombre
se cae cazado.



CALLEJÓN SIN SALIDA

Ah pájaro desorientado
que persigues al hombre
donde no hay nadie
autoespejo de la nada.
Tú que convocas el vuelo
cruel de la certeza
y tienes la pistola en la sien
de la locura: dejas por doquier tu vientre
en la página en blanco.



LECTURA

No es el invierno,
es la ceniza terca
sobre el poema.



LA PESADILLA ATROZ DE VIVIR

Ciervo es el recuerdo, cielo es la flor
que no perdona y me asalta
como una página que acorrala mi ser.
Cae contra los hombres
disparo en la nieve
que me ladra o no me ladra
día a día, soy un silencio
que se escapa sin labios.
Ah ciervo que hiere la noche
con sus interminables siluetas
y yo me quedo solo
en la tierra cruel de la memoria.





















EL FIN DE NUESTRAS VIDAS

Muere otro loco, cae en el negro agujero.
Y otros locos arrojan piedras negras
 a la rosa cruel sobre la nada
donde ni está mi huella ni la del hombre.



NOCHE

Muda y atroz
la palabra
dentro de mí.

Y el verso es como si flotara
una noche.
Y la palabra tiene
el color de la noche.

Voz en el desierto
donde se deshace la oscuridad.



DANZA EL SEÑOR MISTERIOSO

Nombre al oído.
El Señor Misterioso
besa al demente.



HOMICIDIO

¡Navega, aspid, navega
lo que el hombre ignora!
Navega por donde todo apesta.
Página pálida por donde la vida se pudre.
Panero lo dijo,
cuando la mano termina de escribir
hay huellas de sangre en el poema.

domingo, 3 de marzo de 2013

Cuestión de distancia

Entrar en una librería de saldo es abstracto y desolado para cualquier escritor impresionable, es como la paráfrasis recelosa del olvido: en sus nichos de madera y barricada ya los libros tienen una belleza que entristece, una sombra sin color que vive y se desvive por esa ciudad de notable desentendimiento.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Calle elemental

Hay calles completamente desiertas, pues no lo son de verdad. Una calle desierta puede ser un caos de gente ninguna, porque los que pasan, pasan por ella como si estuviese desierta, como si fuese una razón olvidada.

martes, 26 de febrero de 2013

Milímetros

"Soy todo yo una vaga añoranza del presente, anónima, prolija e incomprendida".

"No creáis que escribo para publicar, ni para escribir ni para hacer arte siquiera. Escribo porque es el fin, el refinamiento supremo, el refinamiento temperamentalmente ilógico, de mi cultivo de estados de alma".

"Quien no tiene Dioses nunca tiene tedio".

"He naufragado sin tormenta en un mar en el que se puede estar de pie".

"La vida es un ovillo que alguien ha enmarañado".

"Es la última muerte del Capitán Nemo. En breve, moriré también. Ha sido toda mi infancia pasada la que en este momento ha quedado privada de poder durar".

Fernando Pessoa, Libro del desasosiego de Bernardo Soares, Seix Barral, 2oo8.


jueves, 21 de febrero de 2013

Sueños vagos

Tuve un sueño, como Soares: "Ha sido en un cuadro, sí, donde te he visto. ¿Pero de dónde me viene esta idea de que te vi acercarte y pasar a mi lado y yo seguir, sin volverme para atrás para estar viéndote siempre todavía? Se detiene el Tiempo para dejarte pasar, y yo te amo cuando quiero colocarte en la vida -o en la semejanza de la vida.

sábado, 16 de febrero de 2013

Interludio de novelas perdidas

Uno busca, derrotado y derrocado, su novela durante años y años, en las calles, en la atmósfera, en el intelectualismo, en la sombra, en el rastro, y de repente, zas, en ese mismo lugar por el que habíamos pasado miles de veces, aparece con cara de no haber roto un plato en su vida.

jueves, 7 de febrero de 2013

Sacando conclusiones

Me levanto pronto, entre nueve y nueve y media. Abandonando cualquier otra lectura me encamino hacia el Amado siglo XX, de Francisco Umbral. Anoto esta idea: "Si a los veinte no eres ya un escritor lorquiano, es que no lo vas a ser nunca. Yo respeto a los escritores sin estilo, con carencia de fraseología. Los respeto, pero no me dicen nada. Andar por la vida de escritor sin estilo es como andar por los mares sin vocación de marinero. La manera de decir las cosas importa mucho más que esas cosas. Cuando se ha contado algo sin manera es como si no se hubiera contado nada. La cosa no existe porque la nombremos, sino porque la nombremos de determinada manera". Tengo que escribir con estilo de lo que pasa hoy y de lo que no pasa, sencillamente. Sencillamente.

martes, 5 de febrero de 2013

Sociabilidad inteligente

No sé si fue Pessoa, si Senancour,el que dijo esto: no hay espejo que nos dé a nosotros mismos como fueras, porque no hay espejo que nos saque de nosotros mismos.

lunes, 4 de febrero de 2013

Tu regreso

En medio del deterioro de una amistad, ¿qué significa una mirada al recuerdo? El río borra a veces los rostros en lista de espera. «Cuándo quedamos», susurra el futuro en mañanas de febrero barroco, de sol y viento. O sea, ni frío ni calor. Así estamos. Te lo dije una vez: "Yo, Alicia, es que prefiero cuando regreses". Avenida de Cantabria, uno se esfuerza con los cinco sentidos en ver lo invisible, aquello que dé al corazón un calor verdadero, en levantar los ojos para mirar a las aguas del río del ayer a la cara. «Cuándo quedamos», dice el futuro exhausto. Pero llueve sobre mojado y ya nos han contado todos los cuentos que planean en uno como un gramófono anticipado. Como es lógico, es angustioso saber que a veces, tras las aguas de un río, lo que espera es el olvido canalla y su cólera. Hay amistades que nos parecen igual de guapas, con en el peso de los años, pero la vida las llena de sueños confusos. Hay amistades que tienen días de cuchillo, una espada de rebeldía. Pero hay más, hay otras de altas temperaturas en las que comprender es olvidarse de amar. Y amar es haber amado. La dejadez atronadora convierte entonces la actitud en metáfora del sentimiento de soledad. Cuando me distraigo, veo claramente. Si te distancias como mera tiniebla, brindaré por el silencio efervescente que cierra todas las puertas. Así se van los días. Y todo depende de los intereses creados de cada cual. Por eso no conviene desentenderse de las decisiones personales de cada uno. Importa más mirarse a los ojos. Aunque es difícil, es un recurso imprescindible. «Cuándo quedamos» susurra el eco restallante de nuestro futuro imperfecto. «Cuando regreses, Alicia, como el agua a las márgenes del río del recuerdo».

jueves, 24 de enero de 2013

Invitación de último minuto

Una cosa que hay que hacer siempre al iniciar un invierno es pasarse una hora en el café La Corte, para detener el reloj, o cuando menos tres cuartos de hora. Ya que todo está igual en este imperfecto Universo en que vivimos y lo único que hace la política impertinente es continuar con la crisis, vámonos a La Corte, ola natural de mi ánimo, donde el frío no llega ni el peso de los años. "Qué nos espera / si nieva en la memoria / de quienes fuimos" escribí no hace tanto. Vayamos a La Corte vestidos de mayo. Es saludable brindar por un recuerdo verdadero o falso sin que sepamos muy bien cómo, solemnizar cada momento. También lo es, según el grado de cercanía, brindar por la otra orilla y la ciudad baja. Por la tempestad del viajero y las memorias de un desmemoriado. Vamos, pequeña, a La Corte, vestidos de madrugada, a defender cosas indefendibles y, al cabo de unas horas, los pensamientos se cerrarán como una trampilla. Somos los alrededores de La Corte, la novela que vamos escribiendo al aire e inconjugable. Vámonos a La Corte al fin arbitrarios, geniales, tiernos, relojeros, débiles, triunfantes y arriesgados.

jueves, 17 de enero de 2013

Lorca

Lorca, exclusivo, refulgente, definitivo, sensible, sublime sin interrupción, porque te da la gana. Lorca, duende, las alas del vitalismo andaluz. Lorca, duende, nada te mata, todo te hace más fuerte, por tus plazas de plateresco. Lorca, duende, que barres para dentro, fuerza centrípeta. Y ya regresan los sonidos negros, negros de betún, tú quieres ser tú, la imaginación es un hecho del alma y rompe copas en la madrugada, las iguanas vivas muerden a los hombres que no sueñan. Lorca, todo es otra cosa. Todo está queriendo ser. Lorca, magia en la mañana viva, hebilla luciente y gastada. Lorca, García Lorca.

miércoles, 16 de enero de 2013

La vida en este caso

Sigo con Soares que nunca defrauda: "Me pierdo si me encuentro, dudo si opino, no tengo si obtuve. Como si me pasease, duermo, pero estoy despierto. Como si durmiese, despierto, y no me pertenezco. La vida, al final, es en sí misma, un gran insomnio, y hay un aletargamiento lúcido en todo cuanto pensamos y hacemos". La vida, pienso yo ahora, es ir al Rastro en busca de algún aforismo, ver a mi sobrino de locura Ager riendo mientras le miro, algunos atardeceres, la escritura de un poema en el café Cires, mi Alicia, Madrid y sus contradicciones, habitar los sueños pendientes, el mar que me salva del naufragio, saber que no te rindes aunque el mundo se agriete.

martes, 15 de enero de 2013

Somos

Decía Bernardo Soares lo siguiente: "Sabio es quien monotoniza la existencia, puesto que entonces cada pequeño incidente tiene un privilegio de maravilla. El cazador de leones no tiene aventuras más allá del tercer león. Para mi cocinero monótono, una escena de bofetadas en la calle tiene siempre algo de apocalipsis modesto. Quien no ha salido nunca de Lisboa viaja al infinito en el tranvía cuando va a Benfica y,si un día va a Cintra, siente que ha ido a Marte. El viajero que ha recorrido toda la tierra, de cinco mil millas en adelante no encuentra novedades, porque solo encuentra cosas nuevas; otra vez la novedad, la vejez de lo eterno nuevo, pero el concepto abstracto de novedad se quedó en el mar con la segunda de ellas". Cierro, cansado todo yo, el Libro del desasosiego. Así se van los días, si monotonizar la existencia para que no sea monótona. Pero no es tarde. Estar vivo no es un fracaso. Sé guerrera, busquemos ese mar en el que quedarnos. La isla será nuestra como nuestro es el futuro. Habrá bengalas que nos iluminen para salvarnos de la escarcha y los piratas. Somos otros. Mañana no será lo que la Monotonía quiera.

jueves, 10 de enero de 2013

Despierto



Despierto y el dinosaurio sigue ahí.

Veo claro el argumento de mi novela.

Quince folios, con mucha ilusión

y con la sensación de que aún no existen los problemas.



Despierto, el caso es que es enero y yo te amo.

Suerte, imagino, el no deber nada a nadie,

cuidarse de la amargura,

que mi fiebre sea el optimismo,

relativizar el éxito y el fracaso

como Bogart en Casablanca .

Pasa el tiempo y no es malo,

con la sonrisa prendida en el rostro.

La prima de riesgo está por los aires.

Pero aquí estamos, entre la realidad y el deseo.



Despierto, como te digo.

Es enero y yo te amo trepando al árbol del pecado,

ése mismo en el que tallo nuestros nombres,

te busco para convencerte de que estamos a tiempo

(adhuc tempus se decían las viejas leyendas).

El futuro es nuestro. Sé que insisto mucho,

espero que me perdones, pero continuamos en el viaje.

Estamos despiertos. Ahora más que nunca.

miércoles, 9 de enero de 2013

Cartas desde el insomnio

Me entretengo leyendo, imagen interior de mí, los diarios de Andrés Trapiello. En esta ocasión, temblorosa de fiebre y frío, le toca el turno a Apenas sensitivo (Pretextos, 2011). Me quedo lírico y preciso en la carta futura recibida en 2003 desde el 2009 (que, digamos, es un recurso muy literario) en la que un amigo X le incita a que deje de escribir su novela en marcha. Apreciación (ganas de no hacerle trabajar) con la que su mujer M. está de acuerdo. Y le dice: "Estoy de acuerdo con X, esos libros son el proyecto de un romanticismo suicida. Acabarás quedándote solo: unos querrán irse de tu lado, porque les dará miedo estar junto a alguien que puede contarlo todo, y no querrán compartir nada contigo, unas veces por temor a ser juzgados o simplemente narrados, y otras, por el contrario, cansados de que hables ya de todos menos de ellos. Desde luego me apenaría que esos libros dejaran de escribirse, porque son nuestra vida, la tuya, la de los chicos, la mía, y sabes cuánto me gustan pero todas las cosas tocan a su fin. Lo que hayas escrito de la vida, vida será, y nadie podrá quitárnosla ni a ti ni a los que nos encontramos en ella". A mí me recuerda, nada importa y todo es repetición, a mi futura mujer de 2019 que me llega ahora en 2013, a mi Alicia particular. Algo así. De momento le parece genial y fascinante que escriba sobre mis recuerdos o manías, aunque haga exceso de sentimiento, exceso de prosa, exceso de todo. Para acabar el día escribo una "Carta desde el insomnio", que nunca verá la luz: "A veces en mi cuarto metafísico, / ocupado en tachar alguna página, / he sentido entrar por las ventanas / al reloj de la noche. / ¿Es que nadie conoce mi desorden, / quiero decir, que soy / un animal nocturno? / Como odio el lugar común, me pongo el abrigo, / empiezo a caminar de este a oeste / recibiendo una luna que es ajena. / Al quedarme más solo que yo mismo / toco el brazo / de las pequeñas lluvias y los cielos salados, / tanta gente en la calle que sale bien peinada / y escribe sus historias / por crear un autor / a la medida de su gusto. / Hay tanta dignidad en los garitos. / La escritura es un signo muy visible / en estas horas frías. / Luego regreso a casa, muy cautelosamente, / dibujo al margen del papel, / espío en la ventana. / Desde la habitación, a tientas, / respiro el tornado de la literatura".

jueves, 3 de enero de 2013

Un mal sueño

En sueños me encontré una muchacha alta, indiferente, secreta, atrozmente invernal que se encaminaba hacia mí. De pronto, intenso y breve, su rostro estaba cerca del de Nicole Kidman y, durante los siguientes nueve minutos y medio, sus facciones se transformaron en las de Cristina Rosenvinge. Era un mundo aparte. Se creía una persona / personalidad. Comenzó a recitarme, para atención del personal, lo que, según me dijo, eran unos versos míos que discretamente le había dedicado tiempo atrás: "Tu rostro no es tu rostro / es un beso que llega del pasado. / Escribo para que me leas, / para despertar cierto interés / a su debido tiempo". Al acabar de recitarme me fijé, pero ni tenía inquietudes vitales ni sabía lo que era eso. En sueños a veces nos encontramos personas engatilladas y amargas que, por tener orgullo, se quedan más solas que la 1, en clave de frío. Como la muchacha de anoche. Justo cuando iba a despertarme y dejarla atrás, me dijo que no la abandonara, que no la dejara sola en tierra de nadie. Sacó entonces unas líneas de una carpeta azul, que me recordó mucho a la del poeta ovetense Ángel González. A veces juzgamos con aparatosidad a los demás. Y es que hay palabras tranquilas que aciertan y caen, como una piedra, en el fondo del alma: "Que tu norte no se olvide nunca de mi invierno", me dijo (lo cual en absoluto es malo). De repente su rostro volvió a ser su rostro en mi sueño rebelador y revelador, con be y con uve. Al despertarme, perdido, quise regresar de nuevo pero medité que antes de ponerse a soñar, hay que saber donde vamos, y cuál es el mejor camino. Y es que, como dijo Umbral, la amistad es más fuerte que la familia o el amor. Según qué amistad, claro.

miércoles, 2 de enero de 2013

Veracidad

Acto de barbarie: dejar el folio a medio camino, no perderse en el tiempo de un cuarto o no ser la herencia del recuerdo.

martes, 1 de enero de 2013

Nuestra patria es el trayecto

Es difícil influir en la realidad en la que vivimos si somos meros espectadores en un tiempo de descrédito. O participamos de ella por definición, o no somos. Pero hay días en que me levanto con una esperanza con mayúsculas, humana, perfilada, refulgente, neta, si tú me miras. Las barras de los bares, los lugares desconocidos, la conversación de tus estudios, la playa de S. Lorenzo han aprendido de memoria a convivir contigo. Tu tren vital es maravilloso. Cuando vienen días grises, si me veo necesitado de energía, vienes por los raíles del tiempo hasta mí, tan viva y con tanto presente. A veces necesitamos saber que le importamos al otro. Les doy la lata con los trayectos porque pienso, a menudo, en las sílabas de mi futuro. La verdad es que creo en nuestra coincidencia, en nuestro poder de decisión. Nada está escrito.