jueves, 6 de octubre de 2011

Tu regreso es un punto de partida

Mientras escribo estas líneas recuerdo tu sonrisa pacífica donde viven las interrogaciones. Me doy cuenta ahora de que soy un buen conductista, es la conclusión a la que uno llega tras varias clases de Aprendizaje y desarrollo de la personalidad. Un conductista tradicional diría que cualquier conducta que tengamos, si persiste, es que hay un reforzador que la sigue manteniendo. Y yo no entiendo de extinciones. Todo empieza en ti, como si dijéramos. En tu regreso. Eres mi reforzador en tu odisea, el sol sobre mi espalda en este intenso octubre. Un mar que ilumina mis sueños. Despierto de mi letargo cuando la noche se escurre entre incertidumbres y deseos. Pienso entonces en los poemas que aún no he escrito y en la realidad de sus significados. Salgo a la calle con la serenidad de un recuerdo en busca de un tesoro, de naufragios repentinos o de tus ojos oscuros simplemente. La ciudad, como una flor que se abre, tiende sus estambres hacia mí mientras hago planes de futuro en esta nueva mañana que me bebo a sorbos de café y de transeúntes. En esta ciudad estás tú incluso cuando no estás. No doy abasto con tus sonrisas que retengo con urgencia y ansiedad. Lo confieso. Yo sé que todo te nombra y te espero en todas las esquinas. Todo empieza y acaba en ti.

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