viernes, 31 de diciembre de 2010

Tu encuentro

Llega la noche interminable repleta de serpentinas y promesas, y el futuro se deslizará por las calles naranjas y nuestras sienes. Por la misma vereda alquilada por donde yo cruce, una hermosa muchacha vendrá hacia mí, lejana como el frío. La vereda será ancha como ancha puede ser tu sonrisa, por lo que habrá sitio de sobra para que los dos pasemos sin tocarnos. Pero a medida que la mujer se aproxime, la especie de radar que todos llevamos dentro temblará de frío mientras alzo mi cuello, tanto ella como yo vacilaremos, zigzaguearemos, trataremos de perdernos como en un laberinto, pero con tal gesto indeciso que no haremos sino precipitarnos hacia una inminente colisión, frágiles y vulnerables. Ésta finalmente no se producirá, pues faltando unos centímetros acaso nos frenaremos confusos, labio contra labio. Y aunque solo sea por un momento, antes de proseguir nuestra marcha implacable, me aferraré a su mirada cómplice con fuerza, con un suspiro que cruzará el horizonte. Seremos otros distintos y encendidos desde entonces. Pensaré en ti y en tu encuentro y el mundo dolerá menos.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Iruña, 2oo5

Esta ciudad que ya anochece
y me va sugiriendo su despiste
es recordar viejos momentos.

Hoy he regresado al Iruña
a aquella tarde pasada,
y he tomado café,
despierto de impaciencia.

Como una huella reluciente,
junto a la barra,
me miraste con ojos de otra joven.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Apasionadamente

Corto paseo por la mañana pensando en el nuevo año; entraré en él con prisas, con el deseo incontenible de vivir apasionadamente, días repletos de libros, de treguas, de silencios que llegan, de inocentes sonrisas, de invitaciones para tomar café, de pequeños viajes imaginarios por París o Astillero, Nueva York (junto a Noelia) o Lisboa. Luego todo el día en casa; termino de leer “Advenimientos”, de José Jiménez Lozano; tomo algunas notas para el futuro; y escribo un poema titulado “Lógica” basado en un texto de Miguel Torga. Hay dos clases de lógica: la de la geometría y la de la vida. Esta última se aleja a veces como el frío, pasa sobre nosotros, y en ella caben todos los abrazos que el hombre se dio una vez; la cruzamos con ojos cansados, sin darnos cuenta.

Ismael Serrano - Duermes

martes, 28 de diciembre de 2010

Un futuro poema

Sobre todo, esperar; someterse al frío necesario, a los pasos íntimos. Seguir siendo un hombre tras los ventanales de un café, entre tanto bullicio que cruza como una ráfaga; escuchar y ver a la fugitiva tristeza, con los cuellos alzados, solitaria, entre tanto murmullo; serle fiel a lo ausente, evocarle una o dos miradas largas, un futuro poema.

47

Es listo como una convicción.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Un inmenso desván

La vereda del mundo es demasiado ancha para andar solo. Solo el peatón acompañado tendrá por cómplice la dicha debajo de su piel. Llego a Avilés que me espera sumergida en sol y, nada más llegar, me insiste y me interroga. Pero yo me hago el despistado y recorro sin brújula sus callejas repletas de gente, adentrándome en sus rincones que me hacen sentir a la vez fuera del tiempo y me reconcilian con el mundo: la Plaza de España, lejos del ruido del tráfico, donde una muchacha con mirada de ángel pasa dejándome su jazmín y sus pisadas; el Paseo de Esperanto lleno de cisnes y palomas dudosas con luminosidad cruzando las aguas estancadas; Calle Rivero que camino mientras se acercan los recuerdos y mi mente se va a las calles brillantes de Mallorca, con Nerea, un verano de 2oo5; Café Santa Clara, fuera y en el centro del mundo; la orilla de la Ría desde la que se puede contemplar Avilés como una ciudad ajena y enigmática, que me hace sentir importante. Pero ya lo dije: la vereda del mundo es ancha como un abrazo, ¿y para qué mentirnos? Mejor recorrerla acompañado. Llega Saray Alonso con una sonrisa adolescente prendida en el rostro. Le pregunto por la vida y me habla de huellas inequívocas, envuelta entre las sábanas más luminosas de la tierra. Hay baños invisibles y tiquets de estacionamientos disparatados. Hay muchas cosas por hacer, detrás de cada gesto conservaremos una sonrisa cuerpo adentro. De regreso, miro mi soledad volver por ahora sin mí, que aún estoy en Avilés: paraíso encontrado, un inmenso desván donde no se acaban los sueños. Hoy es siempre...


domingo, 26 de diciembre de 2010

Sensación

Aunque no lo sepamos, hay estados de ánimo que, como el mar, se abren y se cierran. Qué poco necesita uno (que te maltrate la tormenta, ver pasar un rostro de mujer desde el mismo rincón del café o simplemente la interrogación de la ciudad cuando amanece) para pasar de la derrota al optimismo o viceversa. Qué curiosa es ésta sensación. Hoy lecturas intensas. Diarios de Miguel Torga (1932-1987), Advenimientos de José Jiménez Lozano y El suplicio de las moscas de Elías Canetti. A quien menos entiendo es a mí mismo. Pero es que no quiero entenderme. Sólo utilizarme para comprender todo lo que existe aparte de mí, dice el escritor búlgaro. Al salir del café, cansado y pensativo, hago mil proyectos e imagino que mi conformismo es tan arraigado en mí que, sin prisa, me puedo acostumbrar a todo, hasta a la felicidad.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Haiku navideño

A partir de Ismael Serrano


Sabor de hielo
tú estás como diciembre,
de luz herida.

Tu regreso


Después de tantas calles con lluvia, después de tantos días de cicatrices desatendidas, es hermoso habitar una tarde soleada y caminar por la ciudad viendo respirar a los árboles eternos y sintiendo la lentitud del mundo y las personas. Todo parece fundirse en una ráfaga de silencio: me estarás esperando al borde de un café, para brindar a tu regreso. Viajaré sin tu ausencia, cruzaremos nuestras miradas sin dueño y sin excusas. Y entonces dormirá tu frío.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Te busco

Ante mí, una hoja en blanco, con este escalofrío; dentro de mí, un rumor de instantes, con este escalofrío; y escribo mis silencios. Termina el año y en tu vacío que es el mío caben todas las deudas. La vida no se ha hecho para ser escrita. La vida es sentirse extranjero, es tu corazón dudoso como un golpe de nieve, pero también puede ser una conquista, allá en Nueva York o en Ítaca. La vida –esta estación distraída, este jardín sin excusas, esta noche olvidadiza que aún recuerda-es para ser vivida, mitad canción, mitad mapa del tesoro. Pasan las personas, solas, acompañadas, iguales, distintas, inquietas, calmadas, esperadas, inesperadas, se deslizan como imágenes en una pantalla de cine. Y, mientras, te busco. Seguimos vivos.

jueves, 23 de diciembre de 2010

46

Él no escribe poesías. Nada en ellas.

Inventario de obras (no tan) arbitrarias que llevar a una isla desierta

1. Poesía: Horacio, Amijai, Ángel González, Pessoa, Juarroz, Ungaretti, Quevedo.
2. Novela: Cervantes, Hesse, Dostoievski, Kafka, Hemingway.
3. Cuento: Wolfang Borchert, Mrozek, Somerset Maugham, Beckett, Cortázar.
4. Teatro: Shakespeare, Sófocles, Brecht, Buero, Goethe.
5. Ensayo y Crítica: Clarín, Benedetti, Salinas, Glantz.
6. Filosofía: Aristóteles, Spinoza, Heidegger.
7. Historia: Tácito, Michelet, Gibbon, Toynbee, Braudel.
8. Diario, Autobiografía o Memorias: James Salter, Renard, Cheever, García Martín, Sabato, Bernardo Soares, Ribeyro.
9. Ciencias Sociales: Marx, Freud, Lévi-Strauss, Jakobson.
10. Literatura de Viajes: Stasiuk, Morand, Joseph Roth, Bowles, López-Vega, Senancour.

martes, 21 de diciembre de 2010

45

Abriendo un antiguo cuaderno eras eterna.

Yo mismo

En el café La Corte, un tipo solitario, sin sentir casi su presencia. Me extraña que se encuentre leyendo a estas horas, apuntando alguna frase, haciendo un trabajo creativo. Tiene en su mesa la Poesía de Luis García Montero editada por Fábula Tusquets. Lo sé por el color de la portada. Yo sigo con Ribeyro. Miro la lluvia tras el cristal, la gente triste aquí o allá, los automóviles con prisas, la ciudad que abre sus sábanas y se esconde bajo los charcos con su reloj y su espejismo, y me digo: "Algo tiene que resultar de tanto mover las alas el mundo". Cierro mi libro y salgo de la cafetería a deambular por las calles heladas, intensas como Diciembre. Y el hombre solitario conmigo, por donde quiera que vaya.

lunes, 20 de diciembre de 2010

44

Sé que hay una remota posibilidad de que existas, una fecha, una esperanza detrás de cada calle.

Sobre ciudades y habitantes

(10 de la mañana) ¿Cuánto tiempo ha pasado desde mi última entrada de diario? ¿Diez horas? ¿Veinte horas? Día radiante. A pesar del frío, la luz tiene una transparencia especial. He leído los poemas de José Agustín Goytisolo editados por Cátedra (el que más me entusiasma es “Encuentro”: “Alegría: yo te / he buscado y buscado / por todos los lugares…”); he escrito algunas líneas para un posible relato; he comenzado “Toda la belleza del mundo”, las memorias de Seifert. Ideas que anidan en mí y me dejan sus pisadas. Grandes dosis de Julio Ramón Ribeyro. Anoto unas palabras de su regreso a París: “Me parece mentira: otra vez en 15’ rue de la Harpe. La fatiga del viaje y la emoción de la llegada me cortan el aliento. Reencuentro de algunos viejos amigos ¿Las ciudades nos gustan por sí mismas o por quienes las habitan? Deseos de ponerme inmediatamente a trabajar, de no perder esta vez ni un solo minuto”.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Acuérdate

Escribir si es posible, amigos, lunas soleadas, los poemas de Natasha Trethewey, palabras lentas, buenos propósitos ya metidos en Diciembre. Días fatigados y alegres.

43

Todo puede pasarnos, la vida es una imprevisibilidad constante e infinita.

Imágenes

He releído esta mañana mi diario. En él anidan rostros conocidos, recuerdos a medias con olor a cerrado, la prisa cansada de los últimos trenes, alguna mujer ausente que de pronto regresa en el sueño. Es domingo y el invierno ha hecho las paces con nosotros para regalarnos un cielo azul, ancho como un abrazo y un sol presagiado como aquel de la infancia. Comienzo la lectura de "La tentación del fracaso", de Ribeyro. Lejos queda el bullicio de la ciudad, pienso. Y caigo entonces en la cuenta de que aún queda todo por hacer.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Apunte de una tarde


Papás noeles disfrazados de motoristas. Este mundo es, parafraseando a Serrano, disparatado y maravilloso. Llego a Oviedo, con su luz y su frío sin rumbo. Acabo un borrador en La Corte. Cojo en préstamo “La tentación del fracaso”, del peruano Julio Ramón Ribeyro. Un diario íntimo que abarca casi cuatro décadas. Charlo luego con García Martín en Los Prados sobre libros y futuros. Antes de volver compro en una librería de viejo “En el balneario” de Hesse y los “Sonetos” de William Shakespeare, con prólogo de Luis Antonio de Villena. De vuelta, el espejismo de la ciudad mientras me alejo, tarareando una vieja canción. Sigo vivo.

Dulce memoria

¿Donde está la memoria, detrás de qué latido se levanta?, cantaba un verso de García Montero. Me reconozco en el recuerdo: el sol centellea en Las Ramblas de Barcelona, La Alcarria en Gijón me devuelve a Getxo y a la vieja Algorta, y yo paseo contigo recordando el verano que vivimos. Como un nido de luciérnagas, llega el recuerdo y me llama por mi nombre: se adormece en unas zonas y se espabila en otras. Buscándote. Se acomoda de manera distinta según la melodía que lo habite. El espejismo del puerto, tras calle Colón, mientras miro los barcos con la ilusión de un niño. Plaza Cataluña con su mar de palomas atentas a nuestros pasos, con el refugio de un sol radiante. En el tumulto de los ruidos de la calle se ha vuelto más preciso. Ya no volverá a interrumpirse en la playa de mi mañana. Echo la vista atrás sumergido en tu voz de caracola, y sonámbulo te espero.

viernes, 17 de diciembre de 2010

42

El laberinto lo es todo. Por eso estoy perdido.

Vivir nada más

No sabemos lo que es la vida y vivimos, me cuenta un amigo que decía Pessoa, ¿Pero vivimos realmente? ¿Vivir sin saber lo que es la vida será vivir? El resultado: un poco de sol, un poco de brisa, unos árboles que enmarcan a la distancia, el deseo de ser feliz, el disgusto de que los días pasen, la ciencia siempre insegura y la verdad siempre por descubrir.

jueves, 16 de diciembre de 2010

41

Día de frío: vendrán los lobos a refugiarse en nuestros sueños.

Asombro

(10: 15 de la mañana) El tren va casi vacío, apenas una veintena de usuarios, y, como es costumbre, me pongo en el último vagón. Voy leyendo “Crónicas berlinesas” de Joseph Roth. Sentada frente a mí hay una joven rubia que hojea un crucigrama, es hermosa. Un hombre de abrigo rojo y mediana edad, fuerte, corpulento, hace el gesto de frotarse las manos. Hace un frío afilado de mil demonios. Pasamos por un túnel. Al salir de él un rayo luminoso nos atraviesa. Hoy los meteorólogos daban nieve a 300. Pero nunca se sabe. Hay al fondo, un hombre vestido de gris, con sombrero y corbata gris. Me extraña que lleve sombrero, y no alcanzo a ver su rostro. El revisor no pasa, con la crisis parece que nunca hay revisor. Última estación. Cierro el libro. Llegamos con cierto retraso. El hombre del traje gris ha desaparecido, se ha esfumado como por arte de magia. Le echo la culpa a mi vista: pudo descender mientras estaba distraído leyendo u observando el paisaje. O quién sabe. Los viajeros de tren estamos muertos y vivos al mismo tiempo, dijo alguna vez no recuerdo quién. Tal vez me lo encuentre otro día.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

TRENES

En cada amanecer
me subo a algunos trenes de vida
y marcho por direcciones imaginadas
a lugares que no recuerdo ni conozco
sin saber muy bien qué busco.
En el primer tren,
juntando mundo y mente,
alcanzo a ver mi infancia nostálgica,
abro puertas que mi corazón cierra.
En el segundo tren
llego hasta donde tú estás
sin que te desvanezcas de repente
y adivino tu belleza fugaz,
tras el último asiento de qué vagón.
En el tercer tren doy la vuelta al mundo,
fuera del mundo,
cruzo estaciones abandonadas
y caen recuerdos
y sílabas preciosas
y flores desgastadas
a orillas de las vías.

De vuelta, ya solo, desciendo en el andén del sueño.
Y vuelvo a ser en equilibrio
las vidas mías en la distancia, lo que fui, lo que no existe.

40

Cuando tu ausencia está esperanzada viene a mi calle y me hace un gesto.

Calma

"Desde que un viento me tuvo prisionero, / con todos los vientos navego" (Nietzsche).

martes, 14 de diciembre de 2010

Con tu recuerdo

Amanece en Oviedo. La calles me reciben sin ninguna exigencia. Pasan los transeúntes, sin interrupciones, como autómatas disparatados. Un sol grande y luminoso, como una sonrisa. Tomo café en La Corte, como de costumbre. Me acompañan las Greguerías de Ramón Gómez de la Serna, editadas por La Fábrica (2oo9). El porvenir quisiera disfrutar el mundo y ser pasado pero aún está por venir, dice una de ellas. Llega José Luis Sevillano, hablamos de certámenes y libros futuros. Me regala una antología de Malcolm Lowry, seleccionada y traducida por Juan Luis Panero. Luego café con García Martín en el Colonial, mientras reflexionamos sobre la dicha de unos y otros. Al volver a casa, aunque han pasado unas cuantas horas desde que los leyera, unos versos de Saray atraviesan mis sienes para no quedar en el silencio del olvido: “A veces, / lo reconozco, / me gusta estar sola, / porque de saber / que no te tengo, / ni me tienes, / ni nos podemos tener, / no hay mejor soledad, / que la vivida con tu recuerdo”.

Canciones sin su música, de Tomás Segovia

Porque te voy a ver tal vez mañana
y porque aún palpita aunque dolido el tiempo
por un instante pacto con mi historia
puedo al fin dar tu rostro a este abandono
poner mi nombre a aquél que desangraste
llamar mi vida a este naufragio
saber que fue todo verdad tu amor
y fue tu desamor verdad del todo
eras tú quien me alzaba de la sombra
y hecha sombra impensable eras tú quien me hería
confieso que te quise salvadora o maligna
mi esplendor o mi muerte eran tu ministerio
y yo te amaba en todos tus poderes
todo lo supe fue ese abismo el que quise
y hoy todavía para mí ya no hay mañana
sino por la violencia con que espero
por mi bien o mi mal volver a verte
una vez más una sola vez más
siempre una sola siempre
una misma vez más.

39

Faroles: perspectivas de existencia.

lunes, 13 de diciembre de 2010

In memoriam, de José Luis Sevillano

Al soldado desconocido


A lo largo del tiempo, has batallado
la perpetua riqueza de la gloria.
Bajo rostros distintos, has luchado
en lugares perdidos por los siglos.
Después de la fatiga de la guerra,
has sucumbido frente al gran ejército:
el tiempo que con calma todo arrastra
al solar donde habita la ceniza.
Después de perecer en el olvido,
resucitas, ilustre, en los anales
de la estatua inmortal de la memoria.



Porvenir

“Pasado mañana-dice Gómez de la Serna- cuenta con el porvenir, pero también con el pasado”. Pasado mañana piensa en lo que vas a hacer, en la bienvenida que se cuela por tus pestañas, en esta mañana de invierno triste que tiene un calor frío, piensa bien en ello al borde de tu sombra, habitante de un mundo frágil que dura aún, todavía, siempre.

domingo, 12 de diciembre de 2010

38

La luna es sigilosa porque se pone nuestras zapatillas.

Cuando por fin te encuentre

Cuando por fin te encuentre, insomne, los vientos serán buenos, el planeta azul, te contaré cómo han ido mis planes y me refugiaré en tu abrazo. El Astillero será un lugar de sol y tranquilidad, murmullo de pájaros infalibles volando sobre los tejados; se detendrá la brisa de los taxis, perderemos trenes como fracasos y achaques, mientras tarareamos una vieja canción que no olvidamos. Sé que aún así tu evidencia me preguntará ¿por qué no me buscaste? Y yo no diré nada. Quizá sólo “Estamos vivos” y atraiga utopías que se adivinen cerca y te diga también “tus labios o la vida” y continuemos nuestro viaje silencioso, sueño abajo, porque estarás aquí después de todo.


sábado, 11 de diciembre de 2010

Aún hay tiempo

Conversación con el mar que anotaré algún día. Adelanto una frase: Adhuc tempus. Voy al café Don Pelayo. 14 mesas vacías y, una, repleta de libros. Me acompañan Juan Antonio Masoliver Ródenas y La memoria sin tregua; Doce anillos, de Yuri Andrujovich; Cómo viajar sin ver, de Andrés Neuman; Crónicas berlinesas, de Joseph Roth. Fuera el día es luminoso y azulado. Lo mismo que dentro. Anoto un aforismo: "La luz me ciega tanta ausencia, y me da felicidad". Lo convierto, sin embargo, en haiku: "La luz me ciega / toda esta soledad. / Completa dicha". Antes de volver me detengo en el Hotel Alcomar y mi mirada se vuelve radiante, porque allí fui feliz. Pero no te encuentro y tu ausencia me quema el pecho. Ya en el tren de cercanías recuerdo un poema de Ródenas: "Todas las noches / antes de dormir / vacío las palabras / para que no te persigan en el sueño. / Para que acudan / las imágenes / desnudas / de todo artificio". Vuelvo a casa lleno de sueños, tarareando una melodía, pues vivo. Queda todo por hacer. Aún hay tiempo...

viernes, 10 de diciembre de 2010

37

En la ciudad las calles son el único lenguaje posible entre los viandantes. Todo lo que puede verse o sentirse, incluso la nostalgia, se resume en este lenguaje.

Febril

He pospuesto mi habitual viaje a Gijón por mi estado febril, de sofá y manta. Pero sé que mañana vendrá la calma e iré al café Puerta del Sol en el que a veces me refugio. Me llevaré a Paul Bowles, tal vez a Mrozek, a Sábato y a Borges. Me entusiasman las obras en las que se puede encontrar alivio y respirar una débil brisa, que aún te recuerdan que estás vivo. Dentro de Bowles el viento es caprichoso; dentro de Mrozek hay encuentros fugaces; dentro de Sábato se ocultan utopías e instantes a nuestra medida; dentro de Jorge Luis Borges aparecen naipes de truco, Quevedo y Stevenson, letras de tango, Franz Kafka o una lluvia del pasado.

jueves, 9 de diciembre de 2010

36

El Sena sigue viviendo en mí con sus aguas agitadas.

Siempre nos quedará París

Los días van pasando como recados ansiosos y las palabras van mostrándose tras salir de sus espejismos, porque la realidad no acaba en ellos. Palabras que me ofrecerán algo más que impaciencia, quizás el brillo de tus pupilas, o la imagen del sol de la infancia que ilumina nuestros rostros incólumes. Palabras que me ofrecerán algo más que despedidas, algo más que horizontes nocturnos o viejas cicatrices tras un largo viaje.

Los días van pasando como huellas de transeúntes. Y uno se levanta con una gran esperanza, a sabiendas de que una vida más humana está al alcance de nuestros brazos, si algo nos agarra de las solapas y nos incita a pensar y valorar la vida, es decir el futuro, de otra manera. La vida está en todo: en el sofá de la casa que aguanta el brindis con amigos, en algunos atardeceres, en el calor de los objetos que se deshacen, en el mensaje del contestador. Durante algún instante haces planes sobre algún viaje futuro. Escribes algún borrador pendiente. Acabas de un trago el café. Llamas a casa. Vives.

Los días van pasando como el rugido de un relámpago. Y, ¿sabes? Uno empieza y acaba por conformarse con algunas pocas cosas: el perfume del día, seguir el recordatorio de sueños pendientes, encontrar la calma, intuir el color de tu risa, emborracharme de aire y luz, recorrer las calles y observar sus pétalos brillantes, soñar despierto minuto tras minuto, viajar por tus labios al pasado, sentarme ileso en un café, la melodía de la felicidad tarareada en voz baja, esperarte tejiendo como Penélope—pues no importa—para decirte, como Bogart, que siempre nos quedará París.

Todo cansa

¿Quién soy yo para mí?, se preguntaba Pessoa. Soy una sensación mía. Mi corazón se vacía sin querer como un balde roto. ¿Pensar? ¿Sentir? ¡Cuánto cansa todo, si es una cosa definida! Y voy de acá para allá, en soledad, pero contigo.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

35

Nunca llegaba a su hora y el tiempo se le fue.

Pura vida

Sales de casa acumulando dudas y la mañana tiene olor a café y a comienzo. Pronto, como a menudo, darás un largo paseo y atravesarás las calles grises del invierno buscando el cielo de la infancia. Se supone que nunca habrás de encontrarlo (la Ítaca lejana y misteriosa viaja dentro). Echarás la vista atrás mientras el mundo es un torbellino y verás los pasos de los viandantes dejando un rastro de cansancio camino de sus casas. ¿Cuándo fue que nos invadió la melancolía al asomarnos a la ventana y mirar parpadear a la vida; intuir la luz, las nubes, los mares, las montañas primigenias? ¿Cuándo fue, sobre todo, que las horas se deslizaban y nuestros corazones soñaban futuros imperfectos? ¿Cuándo fue que aprendimos a vivir, entre búsqueda e interrogante, preguntándonos qué color tendrá la vida?. Hoy que es siempre, voy a tu encuentro, impaciente, sin saber realmente si acudirás al lugar acordado. Pero casi puedo abrazarte, oír tu risa imparable. Estamos vivos.


martes, 7 de diciembre de 2010

34

La soledad es bulliciosa.

Confidencia

Imaginar: acordarse del olvido; reflejar el olvido; recobrar la memoria (Esta frase no sé si la he oído en algún sitio o se me ha ocurrido a mí).

Cuentos de Galitzia


Empiezo a leer, con especial interés, Cuentos de Galitzia de Andrzej Stasiuk. Galitzia: región del interior de Polonia, tierra de Joseph Roth, Paul Celan o el propio Adam Zagajewski. He visto por el tono que se trata de un libro de memoria y pincelada, de pequeños cuadros tal y como había hecho ya en El mundo detrás de Dukla (Acantilado, 2oo3). Se ha convertido en uno de mis referentes, por su prosa viva y su gran maestría.


Andrzej Stasiuk, Cuentos de Galitzia, Editorial Acantilado, 2o1o.

lunes, 6 de diciembre de 2010

33

La vida esperando, y yo desde el café no me decido.

Hoy y la memoria

Memoria: palpitante perfume, perezoso resplandor de color sentimental, haciéndonos de lejos guiños radiantes, volviendo, insistiendo, murmurando entre dientes en la esquina cualquiera del ayer. Pasan los transeúntes como autómatas. Amanece Oviedo, azul y bulliciosa. Mientras me dirijo a la plaza con el calor meciendo mi cuerpo, recuerdo el poema de una amiga, porque es mi amiga y porque sus versos, luminosos y amables, me traen de nuevo el París que yo conocí (al que debo muchos poemas).

"Lanzamos al Sena
retazos de un pasado,
esperanzas y futuros,
sueños encarcelados,
nuestro miedo a vivir...

Sentí el miedo a sentir
y lancé con todas mis fuerzas
aquel mensaje
que un mal día,
escribí.

Hoy llega a mi orilla
una botella perdida,
recuerdo de un adiós,
días de lluvia y amor".

(Saray Alonso)

sábado, 4 de diciembre de 2010

Nueve verdades como puños que acechan al otro lado de la esquina

1. Geometría de café: mi mesa hace ángulo con ésa en que está ella y ésa es una situación peligrosa (Ramón Gómez de la Serna).
2. Hay que estar orgulloso del dolor, todo dolor es un recuerdo de nuestra condición elevada (Novalis).
3. El único sentido íntimo de las cosas es que no tengan sentido íntimo ninguno (Alberto Caeiro).
4. Hay mujeres bellas como un ensueño y presumidas como hijas de césares (Somerset Maugham).
5. El humo de una melodía mecida por el viento: somos eso (Ángel González).
6. No es escritor quien teme que el mundo sepa que alguna vez ha hecho algo impropio (Henry David Thoreau).
7. ¿Te vas?...No, no te vas: yo te retengo…Quedará tu perfume prendido entre mis manos como si fuera un manto. (Marguerite Yourcenar).
8. Escribir es mantener un diálogo con uno mismo (Ernesto Sabato).
9. Cada uno tiene su costumbre y vive con ella, ya sea en la gloria o en el desastre (Mario Benedetti).

Todo el oro del día

Releyendo una vez más la poesía de Eugénio de Andrade me encuentro con los versos incandescentes de “Despedida”, uno se sus poemas más conocidos:


Colhe
todo o oiro do dia
na haste mais alta
da melancolia.


(Coge
todo el oro del día
en el tallo más alto
de la melancolía.)






jueves, 2 de diciembre de 2010

31

El instante luminoso de regresar de viaje y observar el trajín desordenado de sus calles tal y como uno las dejó, sin que nadie las haya llevado a cuestas de paseo.

Invierno

Sales de casa y te encuentras una de esas mañanas de noviembre, silba el viento dentro de ti, el manto blanco en las montañas, el olor a tierra mojada, la urgencia del cielo, un brillo que a lo lejos sonríe, el mundo que pasa, cargado de certidumbres y esperanza. “¿Y la ciudad?” se preguntaba García Montero. “Abierta de luz, cuerpo tendido, ha cambiado de piel en la ventana”.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

La resistencia

Tengo una esperanza dulce y feroz. Y hay días en que me levanto extranjero de cualquier hora y de cualquier frontera. En esos días, después de encontrar un buen lugar para tomar un café, me detengo a pensar. Las palabras se muestran misteriosas e indefinibles pero no las cambiaría por ningún silencio del mundo. Y entonces descubro tu mirada entre el bullicio, pequeña y transitoria, que acrecienta mis dudas. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna parte, y me abrigo con mi gabardina de recuerdos para acordarme de sentir–porque ahí estás tú. Y hago planes entre calles brillantes, mientras el mundo sueña ser eterno.

El cálido vaivén de Portugal

De Diario póstumo: "En Portugal es donde tardan más en desaparecer los mismos pensamientos" (Ramón Gómez de La Serna).

lunes, 29 de noviembre de 2010

Somos

Somos: "Sí, sí, por lastimado y jodido que uno esté, siempre puede uno encontrar contemporáneos en cualquier lugar del tiempo y compatriotas en cualquier lugar del mundo. Y cada vez que eso ocurre, y mientras eso dura, uno tiene la suerte de sentir que es algo en la infinita soledad del universo: algo más que una ridícula mota de polvo, algo más que un fugaz momentito" (Eduardo Galeano).

29

Su andar era muy pausado: llevaba todo el peso del mundo.

viernes, 26 de noviembre de 2010

27

El latido es el ladrido del corazón.

El curso de las cosas

De El libro de los abrazos: "Ni diez personas iban a los últimos recitales del poeta español Blas de Otero. Pero cuando Blas de Otero murió, muchos miles de personas acudieron al homenaje fúnebre que se le hizo en una plaza de toros de Madrid. Él no se enteró".


Eduardo Galeano, El libro de los abrazos, Siglo XXI de España Editores, S. A. , 1999.

jueves, 25 de noviembre de 2010

1

Toda la razón del hombre reside en la utopía.

Seguir luchando

En estos días he releído “España en los diarios de mi vejez”, del escritor y pintor argentino Ernesto Sábato, es uno de esos libros de numerosos apuntes y notas de viaje que no se abandonará, por su gran dignidad moral y la lucha del autor por alcanzar un horizonte certero, desde el cual poder reflexionar sobre la grandeza de la vida humana. Copio: “Desde su raíz oscura, la vida busca un lugar donde volver a nacer. Y en tiempos de catástrofes como es el nuestro, los hombres se ven obligados a demostrar cuántos de ellos conservan aún su pertenencia a lo genuino, a lo humano. Solo el que lleve en sí al menos una mínima parte de la raíz primordial será capaz de guardar aquel manantial oculto del que surge el coraje para seguir luchando”.


Ernesto Sabato, España en los diarios de mi vejez,  Seix Barral, 2oo4.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

El árbol

Cerca de una aldea somnolienta llamada Kami-ichi hice una breve pausa para visitar un famoso árbol sagrado. Estaba en un pequeño bosque próximo a la carretera pública, aunque sobre una colina. Cuando me adentré en el bosque me encontré una especie de valle en miniatura rodeado por tres lados de acantilados y bajos, sobre los que crecían unos pinos inmensos, de una edad incalculable. De pronto, por puro azar, una mujer afable y formal. Su rostro era agradable y su juventud de una belleza poco común. Me miraba con confianza sonriendo a la vez dulce y radiante. “¿Qué estará pensando?”. “¿Querrá conocer a alguien?”. No dudé y me acerqué. No sé por qué comenzó a hablarme alegre de arte, literatura y música. En el transcurso de nuestra conversación, yo empecé, sin saber muy bien, a entender su idioma y le pedí que me dejara besarla. Ella lo hizo y me quedé obnubilado. “¿Quedamos mañana a la misma hora?” me dijo. Y aunque no me agradan los compromisos a corto plazo y aún menos con desconocidas, decidí aceptar. Parecía como si la conociera de siempre, ¿qué podía hacer en tal caso? Es indudable que su belleza era única. Además, había algo muy agradable en sus suaves ojos azules.
Llegué allí, a aquel rincón en el que me encontraba a salvo del mundo, por la mañana, poco antes de las ocho. Hacía un frío de mil demonios, solo llevaba puesto un traje fino y ligero, pero ¿por qué no habría de ser dichoso? El bosque era tan hermoso, el cielo encima de él tan azul y fascinante, las nubes allá en la altura tan amenas, los árboles de la orilla opuesta tan variados y de tan exquisito colorido, el prado tan suave y el arroyo que regalaba aquel prado solitario tan refrescante que tendría que estar loco para no sentirme dichoso. Ya dije que hacía un frío espantoso pero poco importaba. Todo era jazmín y zumbaba y se afanaba y resonaba y ganduleaba. Las ocho, las ocho y media, las nueve menos veinte, las nueve menos diez. Las nueve. Es natural que ustedes se pregunten que por qué no la dejé plantada. Pero yo soy un hombre de palabra, cuando digo una cosa, la cumplo. Además era una muchacha de una belleza incandescente. Estaba positivamente helado: me dolían los pies cansados, me dolían las manos, me dolía el pecho, sobre todo el pecho. Las diez menos veinticinco, las diez menos veinte, las diez menos cuarto. Ya muy cansado, triste. Llegó la hora de partir, y ella no apareció. No la he vuelto a ver. Quedé intrigado. No he podido aclarar si aquella mujer quiso descargar su conciencia o si solo trató de burlarse sutilmente de mis inquietudes de amante. Y es que “Demasiado tiempo, demasiada sed para conformarnos con un breve sorbo la única vez”, pienso ahora.

martes, 23 de noviembre de 2010

Hay días

"Cuando uno no anhela combatir más contra los molinos, algo irremediable se apodera del alma del hombre" (Ernesto Sábato).

Otro día

Desde los ventanales del café La Corte me pongo a mirar el tumulto de la ciudad, tan antigua como encantadora. Las calles comienzan a abarrotarse y el tráfico de la calle Uría me trae de nuevo a nuestra Gran Vía de Bilbao. Parece que algunas calles, por intensas, nunca nos han abandonado. Luego inevitablemente miro aquello que da encanto a la vida, que la enamora: prisas, ansiedades, vergüenzas, impacientes soledades, inalcanzables utopías. Pienso en la gente y me doy cuenta de que están todos de fiesta, que la vida es una fiesta maravillosa, en la que se cantan y se bailan las mismas añoranzas, como las del viejo París que cantó Hemingway. Pasa otro día, saboreo su aroma que trepa a mi memoria, tratando de buscar afanosamente el hilo de Ariadna para hacer más llevadera esta realidad de crisis y lucha.

lunes, 22 de noviembre de 2010

26

Guardaré en un pañuelo aquella sonrisa incandescente.

Si alguien toca un día a tu puerta

Si alguien toca un día a tu puerta,
Diciendo que es un emisario mío
No creas, ni aunque sea yo;
Que mi vanidoso orgullo no intentaría
Tocar siquiera la puerta irreal del cielo.
Pero si, naturalmente, y sin oír
A alguien tocar, la puerta fueras a abrir
Y encontraras alguien como a la espera
De tocar, medita un poco.
Ese era Mi emisario y yo y lo que intenta
Mi orgullo que desespera
¡Abre a quién no llama a tu puerta!   (Fernando Pessoa)


Charla productiva con R. mientras hacemos balance, y me invita a un agua. Le doy mi enhorabuena y me siento feliz: no suelen ganar premios los buenos libros. Luego, en el Departamental, le abro la puerta a Martín (aunque él debiera abrirla). "Pase usted". "¿Ya se te ha pasado el enfado del Asturias Joven?" "¿Enfado? Siento decirte que yo no entiendo de enfados". "Es cuestión de suerte", dice. "Tarde o temprano ganarás". "Hace mucho que no vienes, ¿por qué no te pasas por la tertulia?". "¡Pásate, hombre...! ¡Pásate por la tertulia...!" -me insiste varias veces. El caso es que siempre he sabido que yo era alguien, pero ahora por fin se han percatado de ello.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Ismael Serrano - Duermes - Tony Rovira

El futuro es espacio

“El futuro es espacio, / espacio color de tierra, / color de nube, / color de agua, de aire, / espacio negro para muchos sueños, / espacio blanco para toda la nieve, / para toda la música”, admitía Neruda. Hoy la lluvia, ya leve, canta humilde. Aunque la vida suma y sigue y habita todo sin contar conmigo, yo sé que el futuro, ancho como un abrazo, seducirá a mi latido y vendrán días que me iluminarán, porque estarás tú.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Salgo a la calle

De Pessoa: "Cuando duermo muchos sueños, salgo a la calle, con los ojos abiertos, todavía con el rastro y la seguridad de ellos".

Hombre que espera una canción

En mi retina el comienzo de "Si nadie habla de las cosas que importan", del joven Jon McGregor: "Si escuchas, se oye. Si guardas silencio, al pie de un jardín, en medio de una calle, en una azotea. Se nota más por la noche, cuando el sonido se expande con mayor nitidez sobre las superficies, cuando el canto alcanza ese lugar de tu interior. En su mayor parte es una canción sin letra, pero aun así canción, y quienquiera que la oiga sabrá qué canta. Y canta más alto cuando identificas las notas". Y en estos días en que uno espera, se contenta con algunas cosas, no pocas: el perfume del día, observar la ciudad, el intenso girar del mundo, recordar que tu sonrisa es bálsamo suave, reconocer mi rostro en el espejo, hacer volar maravillado la cometa de niño, tratar de dormir sin los fantasmas del insomnio, abrigar a la esperanza incólume, viajar contigo.

viernes, 19 de noviembre de 2010

25

Estar vivo es algo así como emprender el viaje rutilante por la Vía Láctea que lleva hasta ti.

jueves, 18 de noviembre de 2010

24

Como un astronauta perdido en órbita, así uno cuando deambula a la deriva por la ciudad.

Planes

Cuando por fin te encuentre, el verano me traerá aquella noche en el puerto de Barcelona, ancha y luminosa. Nos saludará el ajetreo de Plaza Colón con su manojo de sueños entre las manos y tú dormirás tranquila exhalando alientos, con los días que habrán de venir, con todo el fondo del mar meciéndose en tu interior, mientras se adhiere, complaciente, a tus pestañas.

Un hombre pregunta a sus lectores

1. Si usted escribiera un libro con ideas novedosas, ¿dejaría de leer para no perder originalidad?
2. ¿Qué puede haber de común entre obras tan dispares como El jugador, Libro del desasosiego, Cosmopolitas o el Ulises de Joyce?
3. Las razones de mil seres humanos para sentirse vivos ¿son más que las razones de uno solo?
4. Dígame alguna otra manera de alcanzar la eternidad que ahondando en el instante, ¿puede?
5. ¿Hay alguna novela del racionalismo con más ideas que Crimen y castigo?
6. ¿Qué quiere usted decir cuando afirma que “no entiende” un poema?
7. ¿Fueron las palabras las que hicieron Palabra sobre palabra, de Ángel González, o fue al revés?
8. ¿Es cierto que nadie podrá crear un personaje más grande que él mismo?
9. ¿Duermen, estupefactos y pasivos, los personajes de un libro cuando nadie lo está leyendo?
10. En su opinión, ¿qué es más difícil escribir: una novela o un diario?.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Cosas inconfesables

Brilla el mar en Gijón, para mí solo, tal como predije. Solo le cuento cosas inconfesables. Él me escucha silencioso y atento. Antes tomo algo con Fany en el café Velázquez, mientras soñamos mundos mejores. De vuelta, renovado y fuerte, releo unos versos de Jaroslav Seifert: "Agita un pañuelo blanco / el que se despide. / Cada día acaba algo, / acaba algo muy hermoso".

martes, 16 de noviembre de 2010

Charles Simic



En Dietario voluble Enrique Vila-Matas dice, a través de un artículo de Martín López-Vega, que quizá no haya en la poesía norteamericana actual, si exceptuamos a John Ashbery (considerado el máximo exponente de la segunda mitad del siglo XX, si bien Eliot lo fue de la primera), poeta más relevante que el maestro surrealista Charles Simic.
Y mientras estoy en mi café habitual, donde me parece haber estado siempre, pienso que a veces es harto difícil encontrar todos los libros de un mismo autor traducidos al castellano. Así ocurre con Simic, de quien nos advierte Vila-Matas: ir en su busca es "ir a la caza solo de dos títulos: El mundo no se acaba, con traducción y prólogo de Mario Lucarda, y Desmontando el silencio, antología preparada por Jordi Doce.


Enrique Vila-Matas, Dietario voluble, Anagrama, 2oo8.

lunes, 15 de noviembre de 2010

El ocaso del pensamiento

"Los parques son desiertos positivos" (E. M. Cioran).

Como una vieja alacena

1
Con pasajeros
miro la ventanilla,
y viajo solo.


2
Llega la noche.
Quisiera ser al menos
luz de farol.


3
Pienso en la rosa.
Viento de barlovento
que se marchita.


4
Aún París
con ojos de ventana
está mirándome.


5
Una barcaza
pasa lanzando un grito
de vapor blanco.


6
Una paloma
vuela al atardecer
y cierra el día.


7
El jardinero
está leyendo hojas
de almanaque.

domingo, 14 de noviembre de 2010

23

Nueva York es un bosque de edificios.

Día tras día

Siento las Obras completas de Wolfang Borchert como un libro emotivo y de una fuerza inmensa a pesar de ser conciso; y a su autor muerto a temprana edad como a un amigo, en el sentido cercano y casi entrañable de la palabra.

sábado, 13 de noviembre de 2010

22

El escritor quiere escribir su mundo y acaba escribiendo el mundo de los demás.

Libre tránsito

Leo Tal día como hoy, de Peter Stamm: "En la Gard du Nord, Andreas tomó el tren de cercanías hacia Deuil-la-Barre. Tomaba todos los días el mismo tren. Observaba el rostro de los demás viajeros, rostros de los que no podía inferirse nada. Andreas miraba por la ventana. Veía los andenes, los edificios industriales y los almacenes, a veces algún árbol aislado, los postes para las farolas, los muros de ladrillo y hormigón cubiertos de grafitos. Sentía como si viera colores solamente, ocre, amarillo, blanco, plata, un rojo sin brillo y el azul acuoso del cielo. Eran poco más de las siete, pero el tiempo no parecía tener importancia". Y uno que es otro porque te has marchado, adivina tu sombra en el asiento contiguo. Y viaja a tu lado, con calma cándida, mientras contempla suspendidos los días que se marcharon brillando entre los andenes y el azul del cielo, sobre la nada.


Peter Stamm, Tal día como hoy, Editorial Acantilado, 2oo7.

viernes, 12 de noviembre de 2010

21

Del pensamiento solo deberían hablar E. M. Cioran o Michael Ende.

Al caer la tarde

Recuerdo las palabras de uno de los relatos de Wolfang Borchert que repitió, con voz ronca, uno de los viajeros en el tren de cercanías, al caer la tarde: "Están en el aire. En la noche. Oh, están en la noche. Por eso no hay quien duerma. Solo por eso. Ahí están pura y simplemente las voces, créanme, no son más que las voces". Llegamos a la estación indicada. Descendemos. Es Noviembre. Miramos alrededor temblando entre la niebla y las calles están vacías y sin deseo. Aunque se oyen murmullos viejos, sabidos por repetidos. Porque sí, "son los muertos, los muchos, muchos muertos que no saben adónde ir". Lo imaginamos. Y el caso es que continuamos con nuestro viaje a sabiendas de que, estemos donde estemos, no nos dejarán encontrar la calma ni soñar con mundos mejores, pues aún vivimos.

jueves, 11 de noviembre de 2010

20

Entre delirio y distancia somos promesa palpitante, pues sentimos.

La canción gris-roja-verde de la gran ciudad

Bocas rojas, que arden desde sombras grises,
arrullan una dulce patraña.
Y la luna sonríe de verde dorada
a través de un haz de niebla.

Calles grises, tejados rojos,
y en medio una luz verde.
De camino a casa, vocea un borrachín tardío
de cara rugosa.

Piedra gris y sangre roja...
Mañana temprano todo irá bien.
Mañana pasará volando una hoja verde
sobre una ciudad gris.


Wolfang Borchert, Obras completas (Traducción y epílogo de Fernando Aramburu), Laetoli, 2oo7.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

19

La verdadera vida es cuanto habría sido y, a fin de cuentas, no soy.

Sesión continua

Un buen día decidí, inapelable a la par que categóricamente, quedar con una muchacha para ir al cine. Poseía una gran belleza que dejaba sin aliento. Su perfección y su belleza recordaban a las de una estatua.
Entramos a ver una película dirigida por Fritz Lang. Era de esas pelis antiguas, saben, de ésas en blanco y negro en que hay muchos tiros y mucha intriga.
Pero por desgracia antes del final se estropeó la cinta. Entonces prendieron de súbito las luces de la sala —éramos muy pocos los asistentes—. —No es culpa de ellos—pensé. Apareció un hombre que, sin apresurarse, nos contó el final de la película “por razones técnicas”, nos dijo.
Salimos a la calle. Pese a todo me sentía feliz, y tras una breve reflexión, sugerí con timidez:
—¿Tomamos algo?. Pero no me respondió.
Acto seguido se apagaron las luces de las farolas en la calle incierta. Ella desapareció huyendo hacia Dios sabe dónde. Y una voz de ultratumba vino sin prisas a explicarme lo que uno, al fin y al cabo, ya temía...

martes, 9 de noviembre de 2010

Las horas de insomnio

1
Está a mi lado,
sentada en una cómoda,
la madrugada.

2
Le pregunté:
¿Vendrás a molestarme
todas las noches?

3
Cualquier París,
intangible y volátil,
es un perfume.

4
Sin ti, sin mí
el sol nace y se apaga.
Y soy consciente.

5
En un oasis
de bosque o arboleda
ni una hoja.

6
Solo la flor
que se derrama fiel
es flor total.

7
Ventana abierta.
Noviembre se ha instalado
en los parterres.

8
En el avión
debajo de nosotros,
cielo encauzado.

9
Me veo allí
desde donde ahora
estoy de nuevo.

lunes, 8 de noviembre de 2010

18

Soy, en este instante lo siento, un espectador en una película supuesta.

La disculpa

"Empujar a alguien y, sin pedir una disculpa, separarse, ¡Cuánta grosería hay en este gesto! Recuerdo a Heine que, cuando llegó a París, buscaba ser empujado únicamente para oír la disculpa". (Marina Tsvietáieva).

domingo, 7 de noviembre de 2010

17

En el tren de la mañana, a las 8:30, el tiempo se deshace en tres palabras: pasajeros, rutina, bostezos.

Lluvia

Me levanté a eso de las once. Sombría luminosidad. Viento y frío. Fuera llueve. Dentro también. "La lluvia es una cosa / que sin duda sucede en el pasado" decía Borges en un soneto. Y yo continúo pensando con Saray en nuestro París principal, y me adhiero a la humedad de los recuerdos sabiendo que el porvenir será hoy.

sábado, 6 de noviembre de 2010

16

En mí hay muchas ciudades. Pero mi ciudad principal es París. En mí hay muchos ríos pero mi río principal es el Sena.

Habita en nosotros

Marguerite Yourcenar, al hablar de su estancia en un hotel de Tokio, nos dice: "En esta habitación trivial, sin lazo alguno con el pasado (y por esa razón se es más uno mismo), en medio de un día o de una noche cualquiera, ocurre este milagro de repente, esa gracia que a veces desciende: no un instante de felicidad, pues la felicidad no se cuenta por instantes, sino la conciencia repentina de que la dicha habita en nosotros."


Marguerite Yourcenar, Una vuelta por mi cárcel, Ediciones Alfaguara, 1993.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Desgarradura


"Los filósofos escriben para los profesores; los pensadores, para los escritores".

"Existir es un plagio".

"En el Zoo, todos los animales se comportan decentemente salvo los monos. Se nota que el hombre no anda muy lejos".

"Eternidad. Me pregunto cómo he podido articular tantas veces esta palabra sin perder la razón".

"Enviar un libro a alguien es cometer una efración, un allanamiento de morada; es usurpar su soledad, lo más sagrado que posee, y obligarle a renunciar a sí mismo para que piense en pensamientos ajenos".

"Estar cansado no solamente de lo que se ha deseado sino de lo que hubiera podido desear. De todo deseo posible, en realidad".

"No, el aire no me falta, pero no sé qué hacer con él, no entiendo por qué debo respirar..."

"Todo es nada, incluso la conciencia de la nada".

"Más aún que en el poema, es en el aforismo donde la palabra es dios".


E. M. Cioran, Desgarradura, Editorial Tusquests, 2oo4.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Al mismo tiempo

Moritz Hermann: "Nadie se conocerá a sí mismo mientras solo sea uno mismo y no, al mismo tiempo, otra persona".

El encuentro

"Por la mañana desayuné en un pequeño bar", nos dice Zbigniew Herbert, "fresco como una bodega. Enfrente de mí se había sentado un hombre de cabello gris, sin afeitar, de ojos achinados, cuya postura me recordaba a la de un boxeador retirado. Me recordó al Hemingway que conocía de las fotografías, pero resultó que era Ezra Pound (me lo comentó lleno de orgullo el propietario del local). La persona adecuada en el lugar adecuado. El hombre impulsivo se habría encontrado perfectamente a gusto en compañía de los Baglioni".


Zbigniew Herbert, Un bárbaro en el jardín, Acantilado, 2o1o.

15

Tengo una certeza: ser feliz hasta en los días inciertos.

martes, 2 de noviembre de 2010

Urgencia de lo mejor

Si admiro tanto a John Cheever es por aseveraciones como ésta: "¿Qué debo evitar? Lo artificial, lo que carezca de vitalidad".

lunes, 1 de noviembre de 2010

La mosca

Me estaba molestando una mosca. Yo la espantaba, pero ella volvía, así que la volvía a espantar. Finalmente me dijo:
-Conque no, ¿eh? Vale, esperaré a que...
Se apartó un poco y se posó sobre un perro muerto.
-¿A qué?-pregunté.
No contestó. Y yo no insistí, temiendo conocer ya la respuesta.


Stawomir Mrozek, La mosca, Acantilado, 2oo5.

domingo, 31 de octubre de 2010

14

En este disparatado mundo de seis mil millones de seres, solo precisas uno para sentirte vivo.

Por mi lago de tedio

1
Tarde de fuego.
Briznas de nubes fluyen
dirección sur.


2
Desde que estás
los bosques y los árboles
me traen tu olor.


3
En el asilo
un hombre envejecido
es cosa triste.


4
Esparce el mar
las olas por la arena.
El sol ya pálido.


5
Ante mis ojos
algarabía y luz.
No, es París.


6
El árbol quiere
desesperadamente
salir corriendo.


7
Tiemblan las hojas
en murmullos de plata.
Voz agradable.


8
En la ventana
miro a mi alrededor.
Todo está lejos.


9
Sobre Astillero
el cielo es una loma
que nos abriga.


10
Cuento los días
que pasan y yo paso.
Vitalidad.

sábado, 30 de octubre de 2010

Utopía

Una mañana temprano, taciturna mirada del sol. La noche cenicienta había vuelto a dejar una alfombra amarilla como recuerdo. Más tarde vendría un empleado a barrerla y renovaría su olvido.
Yo deambulaba; en dirección a mí caminaba por casualidad una mujer. ¿Qué la perturbaba? La conocía hacía mucho, aunque de lejos. La había visto en un banco, en una plaza o en el tren. Pero quién sabe, quizá fuese la última posibilidad de que volviéramos a encontrarnos. Vestía con elegancia y caminaba pausadamente con los ojos muy abiertos; para bien o para mal paseaba los pies cansados entre la hojarasca. ¿Para oír el crujido de las hojas? Yo la seguía de lejos, pero lo sentía sin oírlo.
Ella caminaba en una dirección, yo en la contraria. Pasó por mi lado, yo pasé por su lado, los dos nos detuvimos ante un jardín en que había un café. La veía parada, siempre imponente. Entro, confuso. Ella entra profunda y melancólica.
Nos sentamos aunque separados en la misma mesa. No hablamos mucho ella y yo. Pero es como si tuviera que decirle una palabra, y me faltara esa palabra. Tomo un café. Ella sorbe un té con limón. Casi ninguna diferencia. Yo escucho voces y sonrisas entre el bullicio. Ella escucha también y son los mismos pensamientos lo que oye, quiero decir los mismos que yo, curioso. Estaba anocheciendo. —Debo irme—dije con cautela—. Salimos del café sin decir palabra. Su rostro es afligido como el mío. Entonces me alejo, ella se aleja. Con paso lento y la cabeza alta camina adelante como en un desierto. Y yo tras ella.


viernes, 29 de octubre de 2010

13

Los grandes acontecimientos de la vida no tienen asistencia.

Avenidas de la memoria

En la Avenida Mazarredo, donde está el Guggenheim, cuando los ruidos de la calle hablan alto y el tiempo es de un azul luminoso, cuídate de la dulzura de las cosas.

jueves, 28 de octubre de 2010

12

Confío en la Cruz del Sur y la Osa pequeña.

Relaciones y soledades


"Las personas que peor lo pasan son las que tienen más temperamento que valor".

"Mientras soñamos, ¿no seremos fantasmas en los sueños de los otros?".

"Cuando el odio se acobarda, sale a la calle enmascarado y se hace llamar justicia".

"¿Tu enemigo? El que habla mal de ti, aun sin creerse en el fondo lo que dice. ¿Tu amigo? El que le escucha atentamente y piensa: Algo de eso hay".

"Amar a una persona: por cada risa, siete lágrimas".


"El oído de la humanidad tiene una particularidad: no percibe las voces, solo los ecos".

"Cuando ya hayamos llegado a la meta, seguiremos creyendo que estamos de camino. El último error de la humanidad".

"Lo que llamamos personalidad de artista es la suma de los obstáculos que el artista debe superar para poder crear su obra".

"Si agitas un aforismo, caerá una mentira y quedará una banalidad".


Arthur Schnitzler, Relaciones y soledades (Edición de Joan Parra), Edhasa, 1998.

miércoles, 27 de octubre de 2010

11

La fiebre, el vértigo, la insidia, no me han convencido.

Saltar del tren

Comparto los pensamientos de Zbigniew Herbert en Un bárbaro en el jardín: "¿Qué es para mí este libro? Una colección de apuntes. El relato de mis viajes. En primer lugar, un viaje real por ciudades, museos y ruinas. En segundo lugar, un viaje a través de los libros que tratan sobre los lugares visitados. Dos visiones, o dos métodos, que se entrelazan".
Aunque si alguien me preguntase cómo compongo un libro, diría algo no muy distinto de lo que dejó dicho Lope de Vega en La Dorotea:
-Leyendo,
y lo que leo imitando,
y lo que imito escribiendo,
y lo que escribo borrando,
de lo borrado escogiendo.

Siempre intentando, exaltado y sereno, saltar del tren en el momento preciso.

martes, 26 de octubre de 2010

10

He tenido un privilegio: he andado entre utopía y realidad.

Lo bastante viejo

Emocionante en "¡Oh, esto parece el paraíso!" la descripción cargada de poesía que su autor hace del anciano protagonista, un tal Lemuel Sears: "Era lo bastante viejo como para recordar la época en que los horizontes de su país estaban dominados por los bellos olmos en forma de copa y la mayoría de las bañeras en que uno se metía tenían patas de león. Era lo bastante viejo para recordar la promesa de los viajes  en dirigible, y nunca olvidaría haber entrado a paso de marcha en una de las ciudades capitales del Sacro Imperio Romano".
Y uno que está y envejece, y trata de encontrar calma, sueña con que vuelvan los bellos olmos a cubrir la tierra, secos de sed por dentro y verdes de esperanza por fuera.


John Cheever, ¡Oh, esto parece el paraíso!, Ediciones Alfaguara, 1984.

domingo, 24 de octubre de 2010

Muerte, de Ryszard Kapuscinski

Está aquí al lado
anda por aquí
no para de dar vueltas
siempre en movimiento
con su propia lista de direcciones

tiene un corazón fuerte
no se queja del cansancio
no se deprime
no tiene tiempo para la hipocondría

un dechado de salud

tiene una vista perfecta
no se puede contar con que no sé dé cuenta
tiene una memoria formidable
no hay que esperar que puede que se olvide

es aplicada
se concentra
es muy precisa

la perfección desde todos los puntos de vista


Ryszard Kapuscinski, Poesía completa, Bartlevy Editores, 2oo8.