miércoles, 7 de diciembre de 2011

La ráfaga en la que anido

Una ráfaga de futuro ha pasado por mi cuarto, y uno, ya, en cierto modo, vive de ráfagas. Sé que hay que creer en lo que uno va haciendo, tener fe en sí mismo, y en ese sentido creo que mis poemas (esos que no han visto aún la luz) cada vez se parecen más a mis poemas. Sigo con mis paraísos cotidianos, enfrentándome a lo vivido, o a nuevas ideas, historias, fantasmas que a uno le persiguen (no sé ya si son ocho o nueve). Continúo pensando en voz baja en el eco de tu piel, en tu sonrisa que trasciende, y no hace mal a nadie. Uno es tremendamente afortunado. La poesía eres tú. Escribo sobre todo lo que me emociona. Tengo alguna que otra inquietud y tu fragilidad que es tiempo ganado. No sé si se canta a lo que se ignora, yo canto, con mi equipaje abierto, a cuanto me rodea, a lo que me mira sin verme para que no se quede el sueño congelado. Empezamos nuevo libro y, faltaría más, está lleno de interrogantes. Os dejo uno de mis descartes, un boceto-homenaje a García Lorca, que se titula El crimen (espero que os guste).

EL CRIMEN
Duro crimen
letal y desvariante,
la inspiración.
Ha de cogerme trabajando
bajo el reloj de la mañana,
con esa luz que mata: Quieto ahí,
dice erguida e impasible.
Ha de asaltarme
de rodillas y por la espalda
como aquel escuadrón de sombras
al granadino
que fue valiente.
Duro crimen,
la inspiración.
Ha de nutrir mis ojos
y convocar al duende,
rapto que repta entre mis sienes.
Para vivir sin verme.


No hay comentarios:

Publicar un comentario