sábado, 25 de diciembre de 2010

Tu regreso


Después de tantas calles con lluvia, después de tantos días de cicatrices desatendidas, es hermoso habitar una tarde soleada y caminar por la ciudad viendo respirar a los árboles eternos y sintiendo la lentitud del mundo y las personas. Todo parece fundirse en una ráfaga de silencio: me estarás esperando al borde de un café, para brindar a tu regreso. Viajaré sin tu ausencia, cruzaremos nuestras miradas sin dueño y sin excusas. Y entonces dormirá tu frío.

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