sábado, 11 de diciembre de 2010

Aún hay tiempo

Conversación con el mar que anotaré algún día. Adelanto una frase: Adhuc tempus. Voy al café Don Pelayo. 14 mesas vacías y, una, repleta de libros. Me acompañan Juan Antonio Masoliver Ródenas y La memoria sin tregua; Doce anillos, de Yuri Andrujovich; Cómo viajar sin ver, de Andrés Neuman; Crónicas berlinesas, de Joseph Roth. Fuera el día es luminoso y azulado. Lo mismo que dentro. Anoto un aforismo: "La luz me ciega tanta ausencia, y me da felicidad". Lo convierto, sin embargo, en haiku: "La luz me ciega / toda esta soledad. / Completa dicha". Antes de volver me detengo en el Hotel Alcomar y mi mirada se vuelve radiante, porque allí fui feliz. Pero no te encuentro y tu ausencia me quema el pecho. Ya en el tren de cercanías recuerdo un poema de Ródenas: "Todas las noches / antes de dormir / vacío las palabras / para que no te persigan en el sueño. / Para que acudan / las imágenes / desnudas / de todo artificio". Vuelvo a casa lleno de sueños, tarareando una melodía, pues vivo. Queda todo por hacer. Aún hay tiempo...

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