martes, 21 de diciembre de 2010

Yo mismo

En el café La Corte, un tipo solitario, sin sentir casi su presencia. Me extraña que se encuentre leyendo a estas horas, apuntando alguna frase, haciendo un trabajo creativo. Tiene en su mesa la Poesía de Luis García Montero editada por Fábula Tusquets. Lo sé por el color de la portada. Yo sigo con Ribeyro. Miro la lluvia tras el cristal, la gente triste aquí o allá, los automóviles con prisas, la ciudad que abre sus sábanas y se esconde bajo los charcos con su reloj y su espejismo, y me digo: "Algo tiene que resultar de tanto mover las alas el mundo". Cierro mi libro y salgo de la cafetería a deambular por las calles heladas, intensas como Diciembre. Y el hombre solitario conmigo, por donde quiera que vaya.

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