jueves, 9 de diciembre de 2010

Siempre nos quedará París

Los días van pasando como recados ansiosos y las palabras van mostrándose tras salir de sus espejismos, porque la realidad no acaba en ellos. Palabras que me ofrecerán algo más que impaciencia, quizás el brillo de tus pupilas, o la imagen del sol de la infancia que ilumina nuestros rostros incólumes. Palabras que me ofrecerán algo más que despedidas, algo más que horizontes nocturnos o viejas cicatrices tras un largo viaje.

Los días van pasando como huellas de transeúntes. Y uno se levanta con una gran esperanza, a sabiendas de que una vida más humana está al alcance de nuestros brazos, si algo nos agarra de las solapas y nos incita a pensar y valorar la vida, es decir el futuro, de otra manera. La vida está en todo: en el sofá de la casa que aguanta el brindis con amigos, en algunos atardeceres, en el calor de los objetos que se deshacen, en el mensaje del contestador. Durante algún instante haces planes sobre algún viaje futuro. Escribes algún borrador pendiente. Acabas de un trago el café. Llamas a casa. Vives.

Los días van pasando como el rugido de un relámpago. Y, ¿sabes? Uno empieza y acaba por conformarse con algunas pocas cosas: el perfume del día, seguir el recordatorio de sueños pendientes, encontrar la calma, intuir el color de tu risa, emborracharme de aire y luz, recorrer las calles y observar sus pétalos brillantes, soñar despierto minuto tras minuto, viajar por tus labios al pasado, sentarme ileso en un café, la melodía de la felicidad tarareada en voz baja, esperarte tejiendo como Penélope—pues no importa—para decirte, como Bogart, que siempre nos quedará París.

2 comentarios:

  1. Aún lo estoy asimilando, y trendé que volver a leer esto en más de una ocasión.

    Acabas de escribir aquello que llevo viviendo y pensando desde hace bastante pero nunca supe cómo convertirlo en palabras.
    Tú lo has hecho.

    Me encanta ;)

    "Soñar despierto minuto tras minuto"

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  2. Gracias. De verdad. Volverán los días luminosos como aquellos. París nos espera, y vivir es no renunciar a los sueños...

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