domingo, 26 de diciembre de 2010

Sensación

Aunque no lo sepamos, hay estados de ánimo que, como el mar, se abren y se cierran. Qué poco necesita uno (que te maltrate la tormenta, ver pasar un rostro de mujer desde el mismo rincón del café o simplemente la interrogación de la ciudad cuando amanece) para pasar de la derrota al optimismo o viceversa. Qué curiosa es ésta sensación. Hoy lecturas intensas. Diarios de Miguel Torga (1932-1987), Advenimientos de José Jiménez Lozano y El suplicio de las moscas de Elías Canetti. A quien menos entiendo es a mí mismo. Pero es que no quiero entenderme. Sólo utilizarme para comprender todo lo que existe aparte de mí, dice el escritor búlgaro. Al salir del café, cansado y pensativo, hago mil proyectos e imagino que mi conformismo es tan arraigado en mí que, sin prisa, me puedo acostumbrar a todo, hasta a la felicidad.

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