Mi cuerpo entre las verdes montañas de Ramales, el corazón en algún lugar de París, la mano derecha, lo sé, en Astillero (entre mañanas grises o luminosas); la izquierda en la playa de Los Locos en Torrevieja, la vista en el color dorado de la Plaza Cataluña en Barcelona; el olfato en el perfume de tiempos pasados y ciudades lejanas, el pensamiento quizás no muy lejos de aquí...
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