miércoles, 8 de septiembre de 2010

Memorias de París

De repente el pensamiento vuela, por poco tiempo, y me trae sensaciones que no son de este mundo. Puedo sentir a los paseantes cruzar, muy calmadamente, la Rue d'Hauteville buscando nada o el bulevar Magenta, en La Bastilla; ver, casi saborear, sus cafés con terrazas, perderme entre aquellas abigarradas librerías de viejo o en el lento discurrir de las aguas del Sena y de las horas. Un poema de Saray Alonso -el que yo prefiero- me trae un perfume inagotable que no se desvanece, momentos que vuelvo a estrechar con el corazón. Qué no daría, así y todo, por poder ver el mundo con los ojos de Nerea una mañana de calma cierta de hace algunos años, yo, que aún conservo nuestro mapa. El poema en cuestión se titula "París". Y habla de la fugacidad del instante y del mundo.

PARÍS
Siento que algo me recorre por dentro,
Quiero creer que el fuerte viento
Provoca un incesante escalofrío en mí,
Pero no es así,
Es París.

Me gustaría poder cerrar los ojos,
Y no repetir una y mil veces
La misma escena.
Pero ¿qué queréis?
Es París.

Siento el vaivén del Sena bajo mis pies,
El frío en las mejillas,
Rizos indomables.
Pero qué importa.
Es París.

Llueve,
Y a penas puedo pensar con claridad,
Hace frío, y también calor.
No sé qué ocurre.
Sólo sé que esto,
Es París.

1 comentario:

  1. muy,muy bonito miguel!!!me a encantado y me hace volver en el tiempo a paris!!precioso.

    ResponderEliminar