martes, 21 de septiembre de 2010

Tinta y papel


Leo la biografía Quemar los días del guionista norteamericano James Salter. Repleta de una prosa depurada a través de palabras certeras y silencios elocuentes, me detengo en uno de los pasajes en que dos contertulios charlan en una comida acerca de la literatura y de la vida. Uno de ellos -el distinguido anciano de pelo blanco- me resulta vagamente familiar:



"Años después, en una comida, me senté junto a una joven de ojos verdes, una poeta, que declaró con altanería que de los libros no se aprendía nada, que de lo que uno aprendía era de la vida, de la pasión y la experiencia. El anfitrión, un distinguido anciano de más de setenta años, lo oyó y discrepó. Tenía el pelo blanco. Su voz presentaba el tono ligeramente agudo de la vejez. "No; todo lo que he aprendido en la vida ha salido de los libros -dijo-. Sin ellos estaría a oscuras".



Y es que, en palabras de un amigo (también distinguido y que peina algunas canas) : El mundo entero está encerrado, tinta y papel, en las pocas páginas de un libro.





James Salter, Quemar los días, Ediciones Salamandra, 2o1o.

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