jueves, 7 de abril de 2011

Una tregua

Para el escritor de diarios el aforismo es una sombra inextinguible.

Soy un efímero con vocación de eterno.

No hay aforismos sedentarios.

Uno no tiene mucha fortuna: tiene pocos enemigos.

En un diario los aforismos, si bien fugaces, se quedan envueltos en toallas de baño.

Esta mañana en el Rastro no compré ningún libro, pero me hice con un puñado de aforismos.

Los premios literarios no son un reconocimiento sino un dolor de muelas.

Quien más, quien menos, tiene un amor desolado.

La vida está repleta de novelas que no estamos escribiendo.

Un diario es lo que ocurre tras una tregua.

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