lunes, 18 de abril de 2011

La fe

Me levanto más bien tarde. Ha echado uno una ojeada a El porqué de las cosas, con su dosis de cotidianidad y en cierto sentido la mirada se desliza con agrado entre sus páginas. Me ha gustado mucho, y me hace rentabilizar la mañana. Uno de sus relatos, "La fe", es especialmente gracioso: "-Quizá es que no me quieres. -Te quiero -¿Cómo lo sabes? -No lo sé. Lo siento. Lo noto. -¿Cómo puedes estar seguro de que lo que notas es que me quieres y no otra cosa?" (...) Y continúa: "-Te quiero. ¿Me oyes bien? Te quie ro. -Oh, te quiero, te quiero... Es muy fácil decir te quiero. -¿Qué quieres que haga? ¿Que me mate para demostrártelo?" (...) Y concluye finalmente: "¿Y si te equivocas? ¿Y si lo que sientes por mí no es amor sino afecto, o algo parecido? ¿Cómo sabes que es amor de verdad? -Me aturdes. -Perdona. -Yo lo único que sé es que te quiero y tú me desconciertas con preguntas. Me hartas. -Quizá es que no me quieres". Al cerrar el libro me rondan en la cabeza algunas ideas para un futuro relato sobre un inesperado encuentro entre sueños. Siento entonces una gran nostalgia de las ciudades en las que nunca he estado. Después hablo con M. y selecciono los poemas de S., que he de enviar a Valdedios. Hay mucho desorden pero tengo la imprecisable certeza de que quedarán bien. A última hora de la tarde paseamos C. y yo, bajo la tormenta, con la mirada perdida entre los transeúntes. Llego a casa y recuerdo unos versos de Gabriel Celaya, cuando se cumplen 20 años de su fallecimiento: "Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo; / pasar por un camino que huele a madreselvas; / beber con un amigo; charlar o bien callarse; / sentir que el sentimiento de los otros es nuestro; / mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha, / ¿no es esto ser feliz pese a la muerte? / Vencido y traicionado, ver casi con cinismo / que no pueden quitarme nada más y que aún vivo, / ¿no es la felicidad que no se vende?".

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