martes, 5 de abril de 2011

Oportunidad

El día arranca tímidamente, aunque luce en lo alto un sol shakespeareano en celebración por la primavera que le hace a uno cerrar los ojos por un momento para hacer balance. Ayer y hoy he pensado mucho en mi relato sobre "la ventana". No avanza, no sé si lo voy o no a terminar. Demasiado amable, le faltan cosas. Yo espero que Ray Loriga me las aporte. Antes de salir cierro las melancolías en un cajón de mi cuarto. X se comporta como si fuera una cría de 10 años. Pero por otra parte me siento a gusto escribiendo este cuaderno, pienso: sobre la ciudad conocida o desconocida, sobre la confesión de un amor, sobre un hecho interesante o uno nimio, sobre  algún sueño realizado, sobre mi encuentro con X o con Z, sobre la lectura de un gran libro, sobre la visión de una hermosa muchacha que pasa y me mira,...uno, últimamente se muere de ganas por llegar al café habitual y escribir sobre todo esto, como si fuese un adolescente. Es la una del mediodía. Me encuentro en plena Calle General Elorza, que está bien bonita, meditando, y aflojo mis pasos para redactar todo en mi mente. Salen las frases solas. A última hora llego al Café Riego y continúo la lectura de Cuentos a la intemperie, de Juan José Millás. Quiero darle otra oportunidad a mi relato para tener la conciencia tranquila. Llego a casa ilusionado. Ha sido, con todo, un buen día. Será por eso que uno se siente, al fin y al cabo, íntimamente feliz.

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