sábado, 26 de marzo de 2011

Dulce y feroz

“Es malo sufrir, pero es bueno haber sufrido”, decía San Agustín. Pero uno nunca aprende.

La libertad es un trayecto de tren.

Al viajero le mueve la nostalgia. Al turista, el aburrimiento.

Cada día salto la barrera de la palabra.

Cuando pienso en los elogios, me mareo.

Llueve y ni tan siquiera es la lluvia de París, de Barcelona o de Astillero.

No te fíes de nadie, y menos de ti mismo.

Se tropezaba por las tardes con el silencio y se emborrachaba de él.

Motivos: la conversación tranquila en la barra, la supernova de tu pecho, el faro de una mirada encontrada.

En el café La Corte la pasión de los nombres: Café Cires, Café D’Hauteville, Café Central…

Pensamiento nuevo, poema cercano.

Todos tenemos nuestro hospicio dulce y feroz: el recuerdo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario