miércoles, 9 de enero de 2013
Cartas desde el insomnio
Me entretengo leyendo, imagen
interior de mí, los diarios de
Andrés Trapiello. En esta ocasión,
temblorosa de fiebre y frío, le
toca el turno a
Apenas sensitivo (Pretextos,
2011). Me quedo lírico y preciso
en la carta futura recibida en 2003
desde el 2009 (que, digamos, es un
recurso muy literario) en la que
un amigo X le incita a que deje de
escribir su novela en marcha.
Apreciación (ganas de no hacerle
trabajar) con la que su mujer M.
está de acuerdo. Y le dice: "Estoy
de acuerdo con X, esos libros son
el proyecto de un romanticismo
suicida. Acabarás quedándote solo:
unos querrán irse de tu lado,
porque les dará miedo estar junto
a alguien que puede contarlo todo,
y no querrán compartir nada contigo,
unas veces por temor a ser
juzgados o simplemente narrados, y
otras, por el contrario, cansados
de que hables ya de todos menos de
ellos. Desde luego me apenaría que
esos libros dejaran de escribirse,
porque son nuestra vida, la tuya,
la de los chicos, la mía, y sabes
cuánto me gustan pero todas las
cosas tocan a su fin. Lo que hayas
escrito de la vida, vida será, y
nadie podrá quitárnosla ni a ti ni
a los que nos encontramos en ella".
A mí me recuerda, nada importa y
todo es repetición, a mi futura
mujer de 2019 que me llega ahora
en 2013, a mi Alicia particular.
Algo así. De momento le parece
genial y fascinante que escriba
sobre mis recuerdos o manías,
aunque haga exceso de sentimiento,
exceso de prosa, exceso de todo.
Para acabar el día escribo una "Carta
desde el insomnio", que nunca verá la
luz: "A veces en mi cuarto metafísico, /
ocupado en tachar alguna página, / he
sentido entrar por las ventanas / al
reloj de la noche. / ¿Es que nadie
conoce mi desorden, / quiero decir, que
soy / un animal nocturno? / Como odio
el lugar común, me pongo el abrigo, /
empiezo a caminar de este a oeste /
recibiendo una luna que es ajena. / Al
quedarme más solo que yo mismo /
toco el brazo / de las pequeñas lluvias
y los cielos salados, / tanta gente en
la calle que sale bien peinada / y
escribe sus historias / por crear un
autor / a la medida de su gusto. /
Hay tanta dignidad en los garitos. / La
escritura es un signo muy visible /
en estas horas frías. / Luego regreso
a casa, muy cautelosamente, / dibujo
al margen del papel, / espío en la
ventana. / Desde la habitación, a
tientas, / respiro el tornado de la
literatura".
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