Yo sé
que no existen los amores imposibles.
Sigo pensando
que es un oxímoron
igual que las oscuridades claras
o las tristes alegrías.
Son términos contradictorios,
y no debieran ser conjugados
en la misma frase.
Así que, emocionados y expectantes,
no sucumbamos al desaliento.
Ese es uno de los retos.
No hay por qué rendirse
aunque ciertos errores
parezcan ineludibles,
no hay por qué afrontar el paso del tiempo
renunciando a sueños y amores.
El amor nos ilumina,
nos arranca una sonrisa cuando todo se derrumba,
tiene un aroma incierto. Crecer y enamorarse
no debe conllevar esa renuncia.
Salgo entonces a la calle con la certeza de encontrarte
anterior a ti misma,
a ti que eres poesía.
Con todo y con eso,
pronto beberé del breve hueco de tus manos.
Más que nunca. Hoy es siempre todavía.
Y mañana no será lo que Dios quiera.
Siempre posibles. Siempre. Entre tus palabras. Un beso querido.
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