jueves, 5 de abril de 2012

Palabras, palabras

Empiezo los Articuentos completos, de JJ Millás mientras abandono su Primavera de luto, que he trabajado con provecho. "A usted le están pidiendo palabras todo el día, ¿verdad?", dice una periodista en "Palabras, palabras" (uno de los relatos que yo prefiero) "-Palabras para artículos, palabras para conferencias, palabras para novelas... ¿No se acaban nunca las palabras?", añade. A lo que el escritor, contradictorio y pensativo, acaba por responder: "-Es usted una pesada. Yo no sé de dónde salen las palabras, pero sí sé que tengo más cuanto más las consumo. Funcionan al revés del dinero: si uno invierte en valores seguros, no dan nada. Hay que gastarlas, incluso malgastarlas, para que su precio suba como la espuma. Hace diez años tenía menos palabras que ahora, a pesar de haberlas derrochado a millones, y dentro de otros diez espero haber multiplicado mi capital por mil". "-¿Y qué hará con ellas?" "-Lo mismo que ahora. Darlas en conferencias, en artículos, en libros. Darlas por teléfono. Darlas a grito. Darlas a través del fax y del telégrafo..." Las palabras, lo digo siempre, son decisivas. Pero más el saber qué hacer con ellas. Ya lo dice JJ Millás. Y tú, amado lector, dondequiera que estés -quizá en el metro o en alguna parada de autobús- estarás de acuerdo. Y eso me consuela.

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