lunes, 23 de abril de 2012

La luna del British Bar

Hoy, Día del Libro, de nuevo el futuro apareciendo en un poema: Te llaman porvenir / porque no vienes nunca. Te llaman: porvenir, / y esperan que tú llegues / como un animal manso / a comer en su mano. Cierro el libro de Ángel González con la urgencia y ansiedad del que se ata a un mástil para escapar de los recuerdos, como un fugitivo. Aunque no haga ruido este olvido, y uno se tape los oídos como Ulises, no se puede escapar del ayer. El futuro es espacio. Pero también el pasado lo es. Me arden las manos imaginando libros venideros (el último, La luna del British bar, donde nunca estuve y aún las horas de mi corazón siguen pasando), deseoso de versos y miradas, de lo que los transeúntes quieran darme. Y en esas estoy. Trataré de manteneros informados de mis amores, tan pendientes como posibles, de mis nuevos escritos, de la belleza de mis fracasos. Es el amor que vuelve, se decía Claudio Rodríguez. Fue demasiado pronto pero ahora no es tarde. Diablos, ¡Nunca es tarde!.

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