domingo, 1 de abril de 2012

Del qué hacer con los amores imposibles

Yo sé

que no existen los amores imposibles.

Sigo pensando

que es un oxímoron

igual que las oscuridades claras

o las tristes alegrías.

Son términos contradictorios,

y no debieran ser conjugados

en la misma frase.



Así que, emocionados y expectantes,

no sucumbamos al desaliento.

Ese es uno de los retos.

No hay por qué rendirse

aunque ciertos errores

parezcan ineludibles,

no hay por qué afrontar el paso del tiempo

renunciando a sueños y amores.



El amor nos ilumina,

nos arranca una sonrisa cuando todo se derrumba,

tiene un aroma incierto. Crecer y enamorarse

no debe conllevar esa renuncia.

Salgo entonces a la calle con la certeza de encontrarte

anterior a ti misma,

a ti que eres poesía.




Con todo y con eso,

pronto beberé del breve hueco de tus manos.

Más que nunca. Hoy es siempre todavía.

Y mañana no será lo que Dios quiera.

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