Querida habitante:
nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la historia.
La historia del Universo es ancha y ajena.
Muchas veces
buceamos en ella con cuidado,
delicadamente,
pues está llena de aguas
hondas y profundas,
algunas inexploradas.
Las insatisfacciones rompen la tiniebla:
nos reacomodan en equilibrio;
hay estrellas guerrilleras y blancas novas
entre tu territorio y el mío,
en el túnel de la noche,
pero iluminan transidas de distancia.
Leo a Ernesto Sabato y creo la Vía Láctea,
el mundo está mágicamente hecho.
Soy Ícaro, con sus alas de Fénix.
Soy todos los Dioses explotando.
Abro los ojos apenas sin espacio,
y aquí estoy.
Yo soy Fernando Pessoa
y soy Mariano José de Larra,
con furia misteriosa,
y me lleno de huida.
Y tú eres Alicia en mi país,
Ariadna,
rápida golondrina.
Miro al mar, que es el morir,
y diría que está plagado
de sentimiento humano.
Ven a navegarme, íngrima y absorta,
que soy un río audaz / fugaz.
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