sábado, 11 de febrero de 2012

El resto de mi vida empieza en ti

Tú que eres mi cómplice
que caminas a golpe de desierto,
de libertad y sol
donde buscar la piel de una marea.

Tú -pequeña y perfecta-
que reptas mis palabras vestida de certeza,
de fiel vocabulario, de una luz oportuna
en la ciudad sin nadie.

Tú que eres mi cómplice,
que no siempre te dejas
como un rumor de río que no cesa,
de tardes que son tardes
y flotan de memoria.

Tú que buscas un nombre
como un barco a solas
para sentirte cerca.

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