jueves, 15 de septiembre de 2011

Supe

Supe, al entregar mi libro esta mañana, que todo saldría bien. Se abre una ventana que trae perfume con sabor a prólogo y a victoria. Tanto la esperé. Es el mejor libro que yo he podido mandar. Siempre uno tiende a enviar el mejor libro posible, inigualable. Y es cierto. Este libro me permite salir al trajín de las calles aunque apriete el viento caprichoso y arañe mi espalda, aunque parezca que es invierno y todos tengan prisas urgentes (bendita literatura, mi musa con la noche encerrada en sus pupilas, encantado de conocerte y gracias por todo, por las emociones que compartimos, por descifrar conmigo el mapa del tesoro, después de tantos años aún soñamos...) Aún estoy vivo, con una media sonrisa, aún sigo haciendo planes, escribiendo versos, con la mirada puesta en el horizonte, no es tarde. Como decía el cantautor: "El futuro, geografía oculta de la memoria, es resultado de nuestras renuncias y nuestras victorias". Me encontraré con viejos amigos y brindaré en voz alta con vino compartido, pues como dice la radiante N, ya has ganado. Sigue siendo hermoso mirar a una muchacha que manda besos por el celular y ver que habitas en cualquier verso. Cada día es un milagro que nos reconcilia con el mundo, que intenta permanecer ileso mientras gira como un torbellino. Supe que todo iría bien. No nos rendimos con nuestra terquedad y seguimos buscando un trozo de cielo, supernovas que iluminen nuestros rostros y tiriten en nuestro pecho. Queda todo por vivir, y te espero.

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