Me alumbra el olvido. De allí vengo.
Allá donde fuimos felices
regresamos a veces
abrazando en cualquier esquina,
impaciente y maravillosa,
la calma que vivimos
que dura lo que dura todo.
Está lloviendo sobre las palabras
que encharcan mis pulmones
y el recuerdo, sobre nosotros,
derrama su calor
mientras pasa su brazo
por nuestras dos cinturas.
Cuánta vida allá
donde habitó el deseo
y fuimos tan felices
-lo digo muy en serio-,
donde te dije buenas noches
preguntándote por tus sueños,
raudo como un relámpago.
Pudiera susurrarte esta noche
que te añoro
y jurar por tus caricias,
por tu jazmín que trepa cada verja
y araña mis pestañas,
que nada volverá a ser lo mismo.
Allá donde fuimos felices
me llega el olor de tu sombra
que me sé de memoria,
y tu nombre, y sonrío.
Se agolpa un rayo de nostalgia
en mi garganta y en mi alma.
Contigo vuelvo.
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