Seré feliz pues tu sonrisa
me trae certezas.
Lo confieso: contigo
los días son azules
y como Bogart a Ingrid Bergman
nos queda aún París.
Bebamos juntos, yo te escribiré
retazos de mi alma,
versos abiertos y pendientes,
ese Astillero viejo y leal.
Haré caso omiso
al olvido que va vistiéndose.
Quiero susurrar mis deseos
donde aún viven tardes primerizas
que representan una dulce
forma de resistir.
Seré feliz, al fin y al cabo.
Tengo el consuelo de los sueños.
Me acostaré
a horas muy prudentes
para observar amaneceres.
Muchacha de mi vida,
habitante de cuerpos y rincones
únicos, por fin te encontré.
Sé que seré feliz.
Lo digo jodidamente en serio.
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