Te esperaba a la puerta de aquel bar, verdaderamente lejos. Por fin llegaste tú construyendo recuerdos inviolables, y me quedé mirándote, y en tu sonrisa de cisne sonrieron todas las mujeres del mundo. Nada temo. Nunca es tarde si me atrevo a soñar entre tus brazos, y tu amor cambia mi mundo y corre por mis arterias. Somos quienes somos. Todo empieza y acaba en ti.
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