sábado, 18 de junio de 2011

París

Un tiovivo abandonado
por los años y el mundo
tras la visita al Sacré Coeur,
una tarde, en invierno.
Del tamaño del cielo nuestro amor,
aquel instante.
París, hoy, es un iceberg a punto
de alcanzarnos.
Sé que el segundo es una puñalada.
Sé también que el recuerdo es certidumbre.
Pero el poeta escribe,
ya, como aquel viejo vaivén,
ausente y sin amparo.

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