miércoles, 15 de junio de 2011

La papisa de los gatos

"En vista de que todo está inhabitable, me voy tras de mi gato, que siempre me conduce a alguna parte, y, abriéndole la puerta de la  calle, le sigo por climas lluviosos y climas soleados, por todas las atmósferas de la ciudad, que él recorre en zig zag de gato, pero en secreta derechura".

"El gato es la única flecha que vuelve. Tiene orejas y velocidad de flecha, pero no se queda preso de hocico en la diana, sino que vuelve con toda la escritura del mundo escrita en su lomo ligero y en sus ojos de zarina".

"Mi gato, que había leído a Omar Kayam y a Oscar Wilde (aunque no a Lermontov, como creía o aconsejaba el antipsiquiatra), volvió a mi diciendo: yo soy cielo e infierno".

"Penúltimo camarada de mi vida, siempre un gato pasea con mis pies, el silencioso gato que se ha comido un búho pensativo".

"Gato recién llegado, inmenso gato, manos y pies de sigilo y blancura, bello".

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