martes, 21 de junio de 2011

Edén soñado

Por la mañana, en cuanto uno se levanta, se despide de la primavera pero se siente malhumorado y no sabe a qué se debe. Tras reflexionar perseguido por las dudas se da cuenta de que su sola preocupación es terminar el nuevo libro de poemas en asturiano, el elaborarlo como quisiera. ¿Dónde hacerlo? El viejo y leal café La Corte ha cerrado por reformas que durarán un mes (el plazo que tengo para entregarlo), y era la tierra del poeta, como quien dice. Solo soy cuando estoy en La Corte o entre tus brazos. Con esto está dicho todo. Pero para torturarme recuerdo aún algunos de mis versos: "Día dichoso. / En el café La Corte, / solo rutina". Bendita rutina mía. No sé quién aseguraba que la poesía solo se siente feliz cuando encuentra a alguien que sabe escuchar. Y La Corte, lo hacía bien. Ahora el futuro perfecto pasa por buscar otras opciones que no maltraten a mis poemas, aunque sea de noche y haya tormenta. Espero camuflarme pronto en algún sitio, hundido e irreparable con el olor de tu sombra, retazos de un Edén soñado.


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