jueves, 23 de junio de 2011

En cada lealtad hay un rumor de transparencia

Yo he querido un respeto de cristal.

Que la lluvia viniese sobre mí
con sus alas de tarde,
que la noche difícil se moviera
como un vaso de agua en nuestra mano,
que las enamoradas
buscasen un espejo donde sentir los labios,
y que la historia
con su tacón injusto
no pisara mi vida,
porque  la lluvia y yo
y las enamoradas y el espejo
no somos partidarios de los cristales rotos.

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