viernes, 13 de agosto de 2010

Sin camino

Tu rostro no es la luna,
pero ilumina mi corazón atravesando montañas y aguas.

Tan cortos son mis brazos que no alcanzan
a tocar tu pecho que está justo debajo de mis ojos.

Así como nada te impide acercarte a mí,
nada me impedirá llegar a ti.
Sin embargo, las montañas carecen de escaleras,
los ríos carecen de barcos.

¿Quién se ha llevado la escalera?
¿Quién ha destruido el barco?
Elevo una escalera de piedras preciosas y construyo
un barco de perlas.

Te echo de menos, a ti, que no encuentras camino para
venir a mí.



Han Yung Un, Su silencio, Editorial verbum, 2oo2.

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