lunes, 9 de agosto de 2010

La cuchara en la tierra

En La cuchara de la tierra, hace Hyun Ki-Young, su autor, un largo recorrido sin rebozo ni vergüenza por toda su infancia y su juventud, en forma de memorias. Así ocurre en relatos como “Mi padre” (“Mi padre, que en vida no fue afortunado, consiguió lo menos entenderse con su muerte. De repente un día, sin que ninguna enfermedad concreta lo aquejara, perdió el apetito. En otros quince ya había dejado de comer, y los tres últimos los pasó en coma”); en él afirma: “Para mí el pasado solo tiene sentido durante la infancia y la adolescencia: el resto parece un transcurrir cotidiano sin sentido”; pero también en “El chico en el arroyo de Biongmun” (“Superada la tristeza y la soledad, me volví un niño del pueblo. Pasaba todo el tiempo con mis nuevos amigos. Lo cierto es que me llenaban el corazón de alegría. Cuando estaba con ellos no me daba cuenta del paso del tiempo”); en “El noticiero cinematográfico”, donde hace mención a lo cercano y extraño (“Poco más tarde, en la plaza Kwandokchong, se empezaron a proyectar los noticieros cinematográficos. Éstos mostraban cómo era la guerra realmente: algo alarmante. Aquellos monstruos –que vimos por primera vez en la pantalla- aparecían en forma de aviones de bombardeo, buques de guerra, tanques, cañones desplegados en desorden junto al humo negro que subía hasta las nubes con un reluciente fulgor”); o el que yo prefiero, “El árbol del Mokcusul”, donde es la voz de un vacío la que habla (“Trataré de ordenar mis pensamientos y recordar cómo era el mokcusul que había a la entrada del pueblo. El árbol, que desapareció hace mucho por la ampliación de la calle, solo vive ahora en mi recuerdo”). Pero también muestra –vivo de impresiones- y pone de relieve Ki-Young, a cada paso y a cada relato, los últimos cinco años de la ocupación japonesa, la Guerra de Corea o el alzamiento popular de abril de 1948 en la isla de Jeju, entre otros acontecimientos.
Autor éste de varias novelas históricas, es esta maravilla, no obstante, por lo que consiguió aunar el reconocimiento tanto de lectores, como de crítica.
Hyun Ki-Young, La cuchara en la tierra, KRK, 2oo9.

5 comentarios:

  1. No paro con lo coreano, tiene su aquel.
    Mil y subiendo (quién lo iba a decir...)
    Un abrazo.

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  2. A mí de un tiempo acá también me da por lo coreano, hoy buscando información sobre obras traducidas al español, me encontré con esta descripción sobre "la cuchara en la tierra" no necesito más para lanzarme de lleno a su lectura. Gracias

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