lunes, 17 de enero de 2011

Escribir

Escribir a pesar de todo pese a la desesperación. Qué desesperación. No: con la desesperación. Qué desesperación, no sé su nombre. Escribir junto a lo que precede al escrito es siempre estropearlo. Y sin embargo hay que aceptarlo: estropear el fallo es volver sobre otro libro, un posible otro de ese mismo libro. Marguerite Duras, al escribir estas palabras, piensa en la soledad de su casa: “Se está solo en una casa. Y no fuera, sino dentro. En el jardín hay pájaros, gatos. Pero también, en una ocasión, una ardilla, un hurón. En un jardín no se está solo. Pero, en una casa, se está tan solo que a veces se está perdido”. En una casa, al igual que en cualquier ciudad equívoca, piensa uno, a veces se está solamente con la vida entre los brazos. Y con tu risa del pasado, a salvo en mi felicidad.

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