martes, 11 de enero de 2011

Papel

Siempre la misma cantinela, tras meses de lecturas intensas y de escritura tengo que hacer limpieza y poner orden. Es algo kafkiano, tormentoso, guardar lo necesario, lo que quiero que no falte a mi lado o tirar a la basura. Papel desnudo que llega a diario desde hace una década y habla de ti, de un día, de un año, de toda la eternidad entera que viene sin venir y aprisiona mi hogar, mi vida, toda la comodidad de mi existencia; “Yo estuve en el paraíso. Fue una tarde contigo en la habitación 26 del Hotel Balmes junto a la brisa veraniega”, dice uno de ellos. Viejos o nuevos papeles, sílabas que apuntan con la impaciencia de un recuerdo junto a mi cuello, frases que me visitan para hablar del abrazo. Ceniza y humo en la farola apagada y rota de la noche.

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