martes, 25 de enero de 2011

Bilbao- New York- Bilbao

Son las 10: 27. Por la ventanilla del tren puedo ver un sol incesante. Apenas llego, huyo a la cafetería buscando un poco de paz. Me dedico a mirar a la gente mientras pasa y a esperar a la vida que nunca se sienta conmigo. Conversación luego con José Luis Sevillano acerca de Pablo Anadón y el paso de los días. “Las casas se mueren si nadie las habita y también las personas”, dice Kirme Uribe en su apasionante novela Bilbao- New York- Bilbao. Comienzo a leerla —mi compañero de gremio ya se ha ido— y me atrapa desde la primera página. “Los peces y los árboles se parecen”. “Se parecen”, dice, “en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal en un árbol veríamos sus anillos en el tronco (…) Y como los anillos de los peces, los momentos más difíciles van marcando nuestras vidas, hasta convertirse en la medida de nuestro tiempo”. Y uno, fiel a sí mismo, regresa al aeropuerto de Bilbao repitiendo los gestos de la adolescencia: “El cielo está completamente azul. El viento sur ha templado bastante la temperatura, teniendo en cuenta que estamos en noviembre. El otoño es la época del viento sur en esta tierra”. Es la novela de Uribe un viaje íntimo y personal, como se nos advierte en la contraportada, un faro de luz y memoria.


2 comentarios:

  1. Buena conversación, sí, señor. Muchas gracias por los regalos.
    Un abrazo.

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  2. Gracias a ti, José Luis. No podré yo quejarme de compañero.
    Un abrazo.

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