La lluvia no deja de golpear implacable en los cristales de mi ventana, el llanto que anida en este nuevo año en que enero te nombra. “Hace falta ser lluvia, / caer en los tejados y en las calles”, decía García Montero. Salgo a la calle, y el viento clama y me susurra. Salto los charcos con el olor a tierra mojada, miro reflejado el rostro de quien seré. Vendrán tiempos mejores y la vida será un abrazo.
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