miércoles, 13 de junio de 2012

Una luz propia

Mi ánimo va recuperando su estado habitual, pequeño y vulnerable, ahora que queda todo por hacer. Falta el de Astillero, es una experiencia terrible y le duele al universo. Más allá de ti hay fusiles y espadas. Más allá de tus palabras. Tu voz es alivio y me arropa. Es tiempo de soplar a las heridas, de buscar tiempos de paz en que encontrarnos. Pienso en la gente que tanto me da y me importa, en tu recuerdo que me acompaña mientras las dudas rumian su hastío. La tarde va cayendo e improviso unas palabras para un capítulo sobre el Asón: "Ningún río es igual a otro río por mucho que digan. Hay que decir -aunque yo no sea Jorge Manrique- que hay ríos que tienen vida, que son apropiados para la nostalgia, que despiertan y nos dicen algo ciertas noches, como el del sabio hijo de brahmán Siddharta. O no tan apropiados: algunos son solo olvido y penumbra pero, así y todo, son ríos al fin y al cabo".  Algunos son penumbra y, después de ella, llega la luz que esperemos no nos ciegue, pareces decirme. Y te lo agradezco en el alma.

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