lunes, 11 de junio de 2012

La mezcla mágica de Woody Allen

Sigo con Cela, y José Luis Sevillano me regala Los males sagrados, una joya de Francisco Umbral. Y ya son 24 los umbrales que tengo. Esto, por supuesto, es motivo de orgullo y satisfacción. "Todo novelista lírico vuelve siempre a sus vivencias adolescentes", parece decirme al principio. Paso el día escribiendo y revisando un capítulo de mi novela. Trato de ordenar papeles, miro por la ventana cómo llueve a cántaros. La Corte es como un gran estruendo de olas que me mecen y me paralizan aunque se me ocurren miles de ideas para mi libro en asturiano Axuste de cuentes. No olvidemos que la literatura a veces es un ajuste de cuentas con la vida. También le doy vueltas al tema del trabajo bien hecho aunque la realidad se empeñe en vestir de invierno en este futuro hipotecado. Recuerdo entonces unas palabras acertadas de mi amiga Ana: "Saber que lo estás haciendo bien, que estás poniendo lo mejor de ti, es un placer". Qué sé yo. Pienso que tiene razón. Para acabar el día, me hago con Pura anarquía, del viejo Woody Allen. Y me sonrío nada más abrirlo con "Mezcla Mágica", un libro que cubre, dice, "un amplio abanico de temas, desde el poder de los cristales hasta la sanación holística y las vibraciones psíquicas, e incluye consejos prácticos sobre cómo conseguir energía espiritual, sobre cómo vencer el estrés mediante el amor, y sobre exactamente adónde ir y qué formularios rellenar para reencarnarse". Es único escribiendo cuentos humorísticos y otras muchas cosas (un futuro Premio Nobel según Rafael Azcona). Aquí seguimos, en el viaje, desatándonos del mástil como Ulises, y embriagándonos con tu canto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario