domingo, 18 de julio de 2010

Nunca duermen

"Si le gusta a usted -susurra Wilde- tener un fantasma en casa, mejor que mejor, acuérdese únicamente de que yo le previne". Cierro El fantasma de Canterville. Me acuesto tranquilo, aunque sé de sobra que los fantasmas nunca duermen. En un cansancio de sentidos, unos viejos versos me dan vueltas: "¿A dónde quieres huir? /El fantasma está en tu corazón".

Oscar Wilde, El fantasma de Canterville, Tokio: Editorial Funambulista.

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