Me acompañó, con ojos de batalla, al Titanic y tomamos algo. "No quedaremos más, haremos como en
Rayuela. Si coincidimos, coincidimos". "Te tomo la palabra", le dije. Y me marché de allí recordando unos viejos versos: "Ninguna era tan bella como tú / durante aquel fugaz momento en que te amaba: / mi vida / entera".
No hay comentarios:
Publicar un comentario