martes, 6 de noviembre de 2012

Si estuvieras aquí

 
 
 Me levanto cambiando la escena. Ando, asustadizo y sentimental, de un lado para el otro. Atravieso prematuramente (apenas son las 8 y no hay casi transeúntes) la calle de la Paloma desde la Plaza de la Catedral, contemplo entonces en mi marcha el café Central y el España como un enjambre de luciérnagas. Burgos, aquí estamos y te miro, miro tus autobuses tan rojos como tus labios cargados de utopías. Sonreír, lo sabes bien, no es una excusa cuando la vida es tu perfume, gente hermosa caminando por las plazas. Amanece. Recorro toda la Avenida del Cid para familiarizarme con la ciudad que aún bosteza en este otoño difícil y febril. Hoy he sido un viajero sin tristeza, aunque pienso que todo te nombra, huérfano y borroso, tan sin ti. En tu ausencia te diré que si estuvieras aquí brindaríamos por las briznas de futuro, por la vida tan verdad que se encierra en tus ojos. Somos de la incertidumbre finalmente. Burgos, luminoso y escondido, es una estatua con espada y con pasado. Repaso viejas postales en mi mente. Si supieras lo que haríamos si estuvieras aquí. Te lo digo con rotundidad, nunca es tarde. Será un viaje fugaz pero me dará tiempo a escribir borradores, preparar alguna cita, leer nuestros nombres escritos en todos los árboles que tiemblan en el parque, comer como en casa sin estar en ella. Con la que está cayendo y yo me acuerdo de ti y de tu lápiz de labios. Reivindico el recuerdo de nuestros ratos y palabras. Somos lo que somos. Y arrastramos besos y mensajes mientras el mundo parece derrumbarse. Pero no es tarde. Aún otro mundo es posible, ése que soñaré a tu lado.

1 comentario:

  1. Leyendo tu post he recordado por qué amo tanto mi ciudad, y por qué la echo de menos.

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