viernes, 30 de noviembre de 2012

Se va noviembre

Suerte de anhelo nuestros pasos, mi mirada

descalza, sobrevive por encima

del embate de kilómetros y de truenos

que nos separan a menudo. No he de quejarme.

Se va noviembre y te escribo, tan otoño,

de un lado para otro, porque Gijón

retrata en las olas de la playa de San Lorenzo

tu pelo de arena

donde la vida se resuelve, ése

en el que navego sin nada qué hacer o decir.



Las aguas fluyen en el Ébano, como los acertijos,

fluye la sangre de los corazones

partidos por esta crisis cruel

que trata de corromper nuestro carácter,

y recuerdo tu voz, que ahuyenta todos los miedos.

Todas las mañanas son las primeras

cuando persiguen tu perfume amable

que dibuja el lugar del espejismo

donde me siento a salvo.



El té está listo, y aquí estamos. Se va noviembre,

con su terca verdad,

soñando caballos azules como Lorca

o madrugadas eternas. Seguimos en el viaje

que es dulce y luminoso en tu sonrisa que centellea,

como un pequeño milagro de poder hipnótico.



Aún es noviembre, aunque ya termina,

y yo medito estas líneas que aún no te he escrito

tras esta tempestad, que me trae tu calma,

donde tú y yo nos encontramos.

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