Tiempos difíciles, sin duda, pero todo nos irá bien
en nuestra ciudad de torreones altos.
A ti, con tu autenticidad de mármol,
resistiendo el embate de las heladas.
A mí, que persigo tu dulce sombra,
el fiero susurro de tu presencia.
Se trata de rescatar la cercanía
atravesando nieblas y tempestades con su barro,
lanzar una bengala si hay naufragio
porque allí estaré para nadar en tus certezas.
Yo solo sé hablarte, insomne,
prometerte lugares innombrados,
a menudo.
Sabes que estás a tiempo, aún con frío,
de buscar salidas de emergencia
o paraísos nuevos, de incendiar la mañana
con el perfume que tienes en el pecho.
Cuando viene la tristeza a buscarte
me visto de urgencia y de versos,
del modo que tienes de llamarme
y de la ciudad que siempre habitamos.
Te voy a echar de menos.
Esta semana volveremos a lo de antes.
No vivamos con miedo ni aterrados.
Todo nos irá bien, somos quienes somos,
simplemente eso, y no sé qué decirte,
solo que estoy aquí,
para darte el calor de mis días,
versos y pétalos de risa,
abrazos del recuerdo
y toda la luz renovada
de este mundo disparatado
que mece nuestras dudas. Qué ganas de verte.
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